De ser un perdido descampado más allá del Pisuerga a convertirse en uno de los terrenos que mayor rendimiento económico ha generado a las arcas públicas por su atractivo inmobiliario. Y en un plazo de dos décadas. Villa de Prado está muy cerca de completar ... su trama residencial. Ocho promociones en marcha y una nueva parcela a subasta constatan la vitalidad de un barrio, que ha contribuido, y mucho, al desarrollo del resto de la provincia. Se podría decir que ha sido un plan parcial solidario con unos pueblos que, con este respaldo económico, han podido mantener las inversiones para la mejora de sus servicios.
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Desde las primeras enajenaciones de solares en 2002, la Diputación ha ingresado por estos espacios 209.970.154 euros (en la cantidad se incluyen ya los 2,7 millones previstos por la casi garantizada venta de este 2023), un montante que se ha destinado a infraestructuras y por ende a la mejora de las prestaciones a los vecinos de los municipios rurales. Según los datos facilitados por la institución que preside Conrado Íscar, de las 45 parcelas para hogares con las que cuenta la zona, 41 ya están construidas o en proceso. Este mes se abrirá la licitación para enajenar otro terreno para casas unifamiliares y ya solo quedan en la recámara tres suelos –18.473 metros en total– para bloques de pisos en altura.
El vicepresidente de la Administración provincial, Víctor Alonso, confirma que este paquete inmobiliario ha sido fundamental para financiar cientos de intervenciones municipales, así como para la adquisición del Teatro Zorrilla en la capital o para la mejora de la red de carreteras en la provincia, entre otras iniciativas.
Las inyecciones de dinero más fuertes llegaron en 2002 y 2003, cuando se enajenó el grueso de la zona: 31 terrenos por valor de 189 millones. A partir de entonces, el ritmo de ventas ha sido de una parcela cada año o cada dos ejercicios.
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¿Y cuando se acabe? Alonso matiza que estos ingresos suponen ahora menos el 2% del presupuesto de la Diputación, que alcanza los 114 millones de euros «sin acudir prácticamente al endeudamiento». «Es un apoyo, pero no el gran apoyo para acometer inversiones en la provincia», explica Alonso. Además, el vicepresidente destaca otras acciones de la Diputación en la zona que han contribuido a revitalizarla, como es el caso de la apertura del espacio de La Granja y El Cubo, dos instalaciones que acogen mercados y ferias de agroalimentación y que llevan público al barrio. Su atractivo lo constata el precio del metro cuadrado tanto en venta como en alquiler. En ambos casos, se sitúa por encima de la media en la capital: 2.054 euros para comprar y 8 euros si se quiere vivir como inquilino, según recogen los portales inmobiliarios que ofrecen datos por zonas.
Villa de Prado ya está consolidando poco a poco su oferta de servicios y comercio, aunque, como siempre, quedan algunos temas pendientes. Entre ellos, Jesús Revenga, presidente de la asociación vecinal, destaca la necesidad de «mejorar la permeabilización con Huerta del Rey». Allí está el ambulatorio que atiende a los residentes y otras dotaciones públicas, como el centro cívico o la Escuela de Música. «Es necesario habilitar el camino natural del lateral de La Olma, ahora está en tierra y no está iluminado, a pesar de que lo utilizan a diario muchos vecinos; con un suelo drenante y una farolas se solucionaría, creemos que es una inversión pequeña que hay que acometer», reclama. A este 'debe', suma también la necesaria intervención en la parcela del lateral de las Cortes, que contaba con un proyecto para acabar con su abandono y del que nunca más se supo, así como la mejora de las pistas deportivas junto a la escuela infantil.
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Revenga reclama también mayor control sobre el despliegue de algunas terrazas fijas que roban mucho espacio al peatón y considera que la ubicación de un aparcabicis, que es «un mastodonte», afea el aspecto de la plaza principal, la de Juan Pablo II. «No entendemos ni la ubicación ni su gran tamaño, más cuando aquí todas las viviendas cuentan con trastero», argumenta.
Los vecinos sí agradecen la reciente mejora de la iluminación, que ha acabado con las zonas oscuras, y aprovechan para exigir la construcción de un centro de salud propio, ya que «la población estimada alcanza las 9.000 personas», suficiente, recalca Revenga, para que la Consejería de Sanidad se plantee levantar un consultorio en la parcela reservada para este fin.
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