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Jesús María Sanz Serna cumple hoy 69 años (Valladolid, 1953) y lo celebra con la reciente concesión del Premio Jaume I en Investigación Básica, que recogerá en noviembre. Un galardón que se une a otros de gran prestigio para uno de los matemáticos que ayudó ... al cambio de paso y al ascenso en España de una ciencia clave para explicar el mundo algorítmico en el que navegamos hoy. El también exrector de la Universidad de Valladolid dedica la etapa final de su carrera a entender mejor el peso creciente de la Inteligencia Artificial.
– Lleva ocho años en la Cátedra de Excelencia de la Universidad Carlos III, ¿En qué está investigando ahora?
– Cada vez tengo menos tiempo. Llevo cuatro años de presidente de la Academia de Ciencias; además, este año soy presidente del Instituto de España (cargo que rota entre las diez Reales Academias)... Todo esto me lleva mucho tiempo. Y cada vez me cuesta más porque los años no pasan en balde. Ahora me estoy moviendo más hacia cosas de Inteligencia Artificial y entenderla.
– Las Matemáticas están de moda (las plazas de los grados y dobles grados se agotan). Y hay gran demanda de profesionales. Ha habido una revolución silenciosa. Algunos de los científicos españoles más conocidos fuera no eran biólogos o médicos, sino matemáticos...
– Sí. Ha habido un cambio copernicano, de la noche al día. Hay dos razones. Por un lado, a finales de los 80, unas 20 o 30 personas en España nos pusimos a nivel internacional y logramos atraer el Congreso Internacional de Matemáticas a España (Madrid, 2006). Es el más importante del mundo, se celebra cada cuatro años y arrancó en el siglo XIX. Al hilo de esto, se hizo una campaña muy eficaz. Y admito que ahí tuve un poco de influencia, ya que formé parte del comité que lo preparó. Desde ese momento mejoró la imagen que daban los medios. Empezaron a salir matemáticos.
Y, en los últimos años y a nivel mundial, la presencia de las Matemáticas en la Inteligencia Artificial, el diseño de algoritmos, el aprendizaje profundo... han hecho que las oportunidades profesionales se hayan multiplicado.
– La clave de ese éxito ¿puede estar en el uso de esta ciencia para ayudar a dar respuestas a otras disciplinas? ¿La complementariedad?
– No tanto porque esto siempre ha estado ahí. Lo nuevo son todas estas aplicaciones que estamos viendo: Google, las redes, la seguridad de las comunicaciones, los algoritmos... una nueva dimensión que no estaba hace 20 años.
– ¿Qué papel juegan las Matemáticas en el fenómeno del Bigdata/ Ciencia de Datos?
– Es una aceleración tremenda. Combinado con la Inteligencia Artificial (el Aprendizaje de Máquina) está transformando el mundo. No es solo por la Matemática, intervienen todas las otras ciencias. Pero es una revolución.
– Usted es una referencia en el Análisis Numérico. Esto ha ayudado a medir lo más pequeño, lo nanomolecular, y lo más grande, el Universo. ¿Qué grandes retos podría ayudar a resolver en los próximos años?
– Las leyes de la Física o la Química se plasman en ecuaciones. Algo que se escribe en un papel y con signos que pueden parecer 'raros'. Esas ecuaciones hay que plasmarlas en un ordenador. El Análisis Numérico es ver cómo se escriben esas ecuaciones que rigen el mundo. Se convierten en un algoritmo que dar al ordenador para que resuelva el problema.
– ¿Qué papel ha jugado la Sociedad Española de Matemática Aplicada que ayudó a crear y que ahora cumple 30 años?
– Carecíamos de tradición. Hoy estamos equiparados a otros países. Nos hemos normalizado. Al primer congreso que fui en 1978 me acompañaba un compañero de Ceylán y nos entrevistamos con un destacado matemático. Nos preguntó ¿de qué país sois? Cuando dije España y el otro Ceylán nos contestó ¿De qué países más raros sois? Éramos exóticos . Eso ya no ocurre.
– En Valladolid daba clase a los de Primero de Telecomunicaciones porque estaban por modelar.
– Las clases que he dado en la Carlos III también eran a los de Primero de 'Teleco'. Creo que es donde puedes ser más eficaz y dejar más tu impronta que en la gente que ya está encarrilada.
–¿En la Matemática también se da el debate ético sobre los peligros hacia los que nos lleva tanto avance técnico?
– Hay un debate cada vez más creciente, sobre todo con la Inteligencia Artificial. Con las redes neuronales profundas que ya tenemos y que acaban tomando decisiones que no sabemos el mecanismo por el cual las toma. Mañana igual vas a la Seguridad Social a operarte y un sistema decide que a ti no te operan y a tu cuñado sí. Y no sabremos explicar qué parámetro ha hecho que la maquina decida. Son problemas enormes. La máquina que derrotó al campeón de ajedrez no sabemos porqué decidió mover un alfil y no un caballo.
– ¿Y la Matemática puede dar una respuesta?
– No. Claramente a esto debe responderse desde la propia Ética. Las matemáticas solo puede hablar del funcionamiento, no de los fines del uso. Y este debate se va a agudizar, porque se aplicará cada vez a cosas más trascendentes. Pero cada vez más difíciles de saber qué y por qué la máquina decide. Ya se está investigando que, si un ordenador delinque, ¿quién se hace responsable del daño? De hecho es una de las cosas que nos han pedido que estudiemos en la Academia: la ética del aprendizaje profundo.
– Hay algún reto de este siglo XXI del que ya estemos cerca?
– Desde hace mucho estamos con el ordenador cuántico que, cuando se construya, será un cambio radical y de una potencia insospechada. Pero está pasando como con la fusión fría, que pasan los años y nos prometen que va a ser en cinco años y nunca llega. Todavía hay un cierto escepticismo con ello.
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