El 80% de los casos de violencia de género que llegan a juicio ocurren a través de la Red

El magistrado titular del Juzgado de Violencia de Género de Valladolid, Emilio Vega, que compatibiliza sus funciones con las de decano de los jueces vallisoletanos, corrobora esta «cierta explosión en el número de denuncias respecto del primer año covid y el confinamiento». Explica esta tendencia al alza en que «ahora se denuncia más por la mayor sensibilización, de manera que se mezclan asuntos graves con otros de poca intensidad». Así, conviven desde procedimientos de jurado por homicidio (dos se tramitan este año) hasta denuncias de «si te han rozado con el hombro o me has mirado mal», ejemplifica el magistrado sobre el tipo de denuncias de maltrato que llegan al juzgado.

Muchos de los casos que llegan a su mesa están relacionados con procedimientos de divorcio muy ásperos en los que los cónyuges no se ponen de acuerdo y se interpone una denuncia de violencia de género para conseguir que una parte acceda a las pretensiones de la otra. Esas denuncias «instrumentales» existen aunque el Observatorio de Violencia de Género no las discrimine.

El procedimiento de Familia que se sigue en España, opina Vega, contribuye a intensificar esta violencia. «Es desastroso, lento y con pocos recursos. Además, está hecho para desplumar al contrario, es un procedimiento de vencidos y vencedores». Entiende el magistrado que «con unas medidas provisionales inmediatas en el momento en el que el Juzgado pusiera las medidas de protección (yo las pongo en 72 horas), la mayoría de los casos de violencia no se producirían ni se favorecerían las denuncias instrumentales».

A ello se suman las custodias compartidas, que el Tribunal Supremo ha normalizado por el interés del menor pero que se han convertido en un arma arrojadiza entre las parejas en crisis que está incidiendo también en la violencia de género porque «al denunciarse el maltrato, automáticamente se supenden las visitas a los hijos mientras siga el procedimiento, con lo que se echa más leña al fuego».

Otro denominador común en los casos que llegan al juzgado específico es que gran parte de ese maltrato (amenazas, insultos) se produce a través de las herramientas informáticas y el teléfono móvil. Según la estadística del juzgado específico, en el 80% de las denuncias (unas 500) está Internet por medio y las redes sociales son un campo abonado para estas conductas delictivas de violencia de género que suelen estar vinculadas a los delitos contra la libertad sexual. Amenazas en audios y mensajes de texto por Whatsapp y el 'sexting', que está a la orden del día y no solo entre los más jóvenes. El chantaje de «si no haces lo que quiero difundo tus fotografías o vídeos» íntimos está ocurriendo también entre interlocutores de entre 50 y 60 años. «La gente se olvida de que si mandas material comprometido a otro dispositivo se pierde el control y cuando las cosas van mal, ¿cómo lo paras? », reflexiona el magistrado Emilio Vega.

Aunque el grueso de los casos tienen que ver con la violencia psicológica y las lesiones, en el Juzgado de Violencia contra la Mujer 1 de Valladolid también se están tramitando este año dos casos de homicidio por el procedimiento de la Ley del Jurado. Uno de ellos, que se investiga desde el pasado febrero, por la muerte de una indigente de 41 años en la habitación de una pensión de la calle Montero Calvo, supuestamente a manos de J. A. S, de 45 años y con numerosos antecedentes policiales, el hombre con el que convivía desde apenas un mes antes de su muerte y que, desde su detención en Tudela (Navarra) en abril, está en prisión preventiva a la espera de juicio.

El otro caso de muerte por violencia de género saltó el 21 de junio. José Javier C. F., de 58 años, fue detenido por la muerte a cuchilladas de su mujer. África Cuadrado, de 55, en el domicilio de la urbanización Santa Ana. La pareja, en trámites de separación, estaba confinada con el coronavirus y discutieron, al parecer, por los términos de su divorcio. Una de las dos hijas presenció la mortal agresión.

En grave peligro físico están las mujeres que atiende el Centro de Emergencia de Cruz Roja en Valladolid, que es el primer paso para que las víctimas de violencia de género den el salto a una segunda vida. Según los datos facilitados por la responsable de este alojamiento provisional, Rosa Esteban, hasta el 31 de octubre se ha atendido a 62 mujeres y 35 personas dependientes de ellas, la mayoría, hijos menores. Desde agosto de 1999, por este recurso de la Red de Asistencia a la Mujer de la Junta de Castilla y León han pasado 3.017 personas. También ha estado en servicio durante el año del confinamiento y acogió a 109 víctimas, 77 mujeres y 42 menores.

Durante un mes, mientras deciden qué hacer con su vida, disponen de este servicio de emergencia. Este año, la edad media de estas personas está en la franja de 26 a 45 años. «Son mujeres con dificultades económicas, que no pueden permanecer en su domicilio y que, si tienen familia, no pueden recurrir a ella por miedo a que sus maltratadores las localicen». explica Esteban. Se ha detectado un descenso en la edad media respecto de otros años. «Quiero pensar que es porque lo detectan antes, las jóvenes se reconocen antes como víctimas y también porque el maltrato se visibiliza más», subraya.