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Se estimaba, en la madrugada del 12 de abril, que alrededor de treinta personas entorpecieron la detención de uno de los delincuentes más prolíficos de Valladolid, Alejandro G. E., conocido como Rini y uno de los miembros más reconocidos de la banda del BMW, ... sobre el que pesaban varias reclamaciones judiciales vigentes. Una ardua intervención en la que el arrestado, sobre el que se había preparado un operativo especial, así como sus allegados intentaron escabullirse ante la presencial policial.
Fueron momentos tensos tras la resistencia, que contó también con el intento de Rini de esconderse en su domicilio. Todo eso fue infructuoso y Alejandro fue arrestado, para pasar a disposición judicial y decretar, de esta forma, su ingreso en prisión.
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Después de una noche tensa, agentes de la Policía Nacional, con la intención de no dejar sin respuesta los altercados, analizó la intervención policial, así como grabaciones realizadas esa madrugada para esclarecer la implicación de familiares y vecinos. Y así fue. A la mañana siguiente, uno de los sobrinos del Rini fue detenido. Se le buscaba al participar en el lanzamiento de mobiliario a los agentes, entre los que se encontraban sillas, pues según detalló la Nacional al menos cinco policías fueron heridos de carácter leve.
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Las pesquisas de los agentes continuaron durante días, y tres jornadas después se identificó y detuvo a otro sobrino de Rini (mellizo del arrestado al día siguiente), mientras que a los diez días, a finales de abril, la intervención policial se abrió a la hermana del Rini, a la par madre de los mellizos. Sobre ellos, aunque quedaron en libertad con cargos, se les arrestó por un posible delito de atentado contra la autoridad por unos disturbios que obligaron a la Nacional y Local a reforzar la zona ante la resistencia vecinal, con vuelco de contenedores incluidos.
Unas detenciones que llegan después de que Rini también denunciara a los policías que participaron en su arresto. De hecho, su letrado, al pasar a disposición judicial, solicitó la elaboración de un informe forense tras calificar de «brutalidad policial» los hechos.
Sobre Rini existían ese 12 de abril varias requisitorias para su entrada en prisión. Estaba en busca y captura, entre otros motivos, por no acudir a juicio en la Audiencia de Valladolid por el que se le pedía una pena de siete años y ocho meses de cárcel por una persecución policial de 2019. Pero Rini, en plena enésima ola de la pandemia, no se presentó al alegar ser sospechoso de padecer covid con una citación médica que indicaba que una hora más tarde del inicio de la vista oral le tocaba acudir al centro de salud de La Pilarica para someterse a un test de antígenos.
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