«Yo no me voy a quitar la vida como ella», alegó el detenido en Pajarillos, Valladolid

Los gritos de la pareja sacaron de la cama a los vecinos de las casas de enfrente de un bloque situado en la esquina de las calles Aguanieves y Alcotán, en la parte alta de Pajarillos, donde perdió la vida en la madrugada de ayer una mujer de 56 años, Laura, al caer al vacío desde la ventana del tercer piso de su vivienda. Su novio, de 44 años, fue detenido por un presunto delito de violencia machista, si bien el caso está en investigación al no poder descartarse que la mujer se suicidara. Todo parece apuntar en ese sentido, aunque es cierto que los testimonios de los vecinos sí apuntan a que pudo haber, como mínimo, alguna agresión previa por parte del varón, al que también vieron cómo intentaba evitar posteriormente la caída antes de que la mujer se precipitara desde la ventana.

«Escuchamos la discusión y cuando salimos vimos cómo ella estaba suspendida en el aire y él la estaba sujetando de las muñecas pidiendo ayuda porque se le caía», relatan los testigos antes de lamentar que la mujer finalmente se le resbaló de las manos y cayó desde una altura de más de doce metros. Falleció en el acto. «Se nos murió a los pies sin que pudiéramos hacer nada por ella», lamentaban los testigos, que no dudaron en correr a sus viviendas (una hilera de casas molineras situadas justo enfrente del bloque de la pareja) para sacar «colchones, mantas y almohadas», que colocaron bajo la ventana cuando el hombre aún sujetaba a la víctima. «Hicimos lo que pudimos en el poco tiempo que tuvimos, pero cayó justo al lado y no pudimos frenar el golpe», recordaron los residentes.

La pareja, según coincidieron en señalar fuentes policiales y los propios vecinos, había protagonizado numerosos incidentes con anterioridad, si bien es cierto que no constaban denuncias formales por malos tratos entre ellos. Ella sí había presentado una denuncia contra él por malos tratos sobre su hijo (un menor fruto de una relación anterior), si bien la causa fue sobreseída por el juez. Sobre la mujer, al parecer, también hubo abierta una investigación por violencia doméstica (al margen de su actual relación).

Los dos, Francisco Javier C., de 44 años, y Laura, de 56 (ella era de origen argentino), vivían solos en el piso de la tercera planta del bloque de viviendas de cuatro alturas situado en la esquina de las calles Aguanieves (una perpendicular a Villabáñez) y Alcotán, con entrada por esta última vía. Ella tenía una hija mayor de edad y un hijo menor, aunque en el momento de los hechos estaban solos en dicho domicilio, cuya ventana da al lateral de Aguanieves (frente a los números 43 y 45).

El detenido alegó en un primer momento que se había tratado de un suicidio y lo cierto es que los testimonios de los testigos apuntan a que, al menos, intentó evitar la caída. Ellos, eso sí, no vieron cómo llegó la pareja a esa situación (él la sujetaba de las muñecas y ella estaba suspendida en el aire). El resultado preliminar de la autopsia, realizada en la mañana de ayer, descartó la presencia de lesiones previas en la víctima y simplemente confirmó que la mujer de 56 años falleció fruto de un traumatismo craneoencefálico al caer desde una altura de más de doce metros, según confirmaron fuentes de la Subdelegación del ­Gobierno.

«Todas las hipótesis están abiertas y el hombre permanece detenido al entender los agentes que sí existían indicios de violencia machista», incidió el subdelegado, Emilio Álvarez. Dichos indicios, de entrada, se ­sustentan sobre la base de los testimonios aportados por los vecinos que escucharon la discusión entre la pareja y que después presenciaron la escena final con la caída de la víctima desde la ventana.

Antes de ver dicha escena con sus propios ojos, los testigos coinciden en señalar que escucharon cómo «él la gritaba que se metiera dentro y ella le respondía que dejara de pegarle». Antes habían sido los gritos de la mujer pidiendo socorro los que habían despertado a «medio vecindario». «Ella le decía continuamente: ¡No me pegues, suéltame del cuello que me ahogas!», relató otra testigo. Los vecinos también escucharon como él la insistía en que «se metiera para dentro y la amenaza con matarla». Esto ocurrió a las 2:20 horas. Un minuto después llegó el primer aviso de los vecinos al 112 (a las 2:21) alertando del incidente y «apenas unos segundos después» la mujer se precipitó sobre la acera.

Los testigos, que tuvieron el tiempo suficiente para intentar amortiguar su caída colocando colchones, mantas y almohadas bajo la ventana, sí vieron esta última secuencia completa. «Él pedía ayuda porque se le estaba resbalando de las manos y le decía a ella que no se soltara», apuntaron antes de coincidir también en que la mujer en ese instante «no decía nada y parecía que estaba como inconsciente». «Fueron unos pocos segundos, ella no se movía y acabó cayendo sin que pudiéramos hacer nada», lamentan.

Después llegaron las primeras patrullas y los agentes detuvieron al sospechoso: «Estaba muy alterado y le acabaron ­reduciendo después de que hiciera amago de salir corriendo hacia el portal cuando estaban con él en la ­calle». Los agentes, según relatan los testigos, llegaron a preguntarle si «se quería suicidar también él» y Francisco Javier respondió literalmente: «Yo no me voy a quitar la vida como ella». Así lo escucharon los vecinos presentes en la escena.

La investigación deberá determinar si fue un suicidio o un homicidio y, en cualquier caso, si existieron malos tratos previos a la muerte de la mujer. «Todas las hipótesis están abiertas», ­reiteraron las fuentes policiales consultadas.