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La causalidad quiso que los agentes de una patrulla de la Policía Local se toparan con un coche que tenía una orden de precinto en vigor cuando sus dos ocupantes accedían a Barrio España, junto a un segundo vehículo, y decidieron seguirles. Fueron detectados y el coche acaba huyendo rumbo a Santovenia de Pisuerga con tan mal suerte que en su huida se toparon con control preventivo de la Guardia Civil. Así que los agentes pararon el vehículo y, aunque uno de sus ocupantes logró huir atravesando la vía férrea, el otro sí pudo ser detenido después de que comprobaran que en el interior del vehículo transportaba cuatro kilos de marihuana.
Esto ocurrió una semana antes de la macrorredada contra el clan de los Varela, muchos de cuyos miembros están asentados a caballo entre Barrio España y Santovenia de Pisuerga, escenarios ambos de aquella persecución de sendos correos, que están vinculados precisamente a este grupo, y escenario de nuevo el pasado martes de algunos de los registros llevados a cabo por la Policía Nacional contra dicho clan. La operación se saldó con treinta detenidos y diez investigados más por los delitos de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal y blanqueo de dinero.
Diez de los sospechosos quedaron directamente en libertad el mismo día de la redada (en calidad de investigados) y otros tantos fueron puestos también en libertad al día siguiente después de prestar declaración en la Comisaría de Delicias. El resto, otra veintena de arrestados, fueron pasando a disposición judicial en dos tandas de diez, unos por la mañana y otros por la tarde, para prestar declaración ante el titular del Juzgado de Instrucción número 1, que coordinó la operación, en una comparecencia que concluyó sobre las diez de la noche. Solo tres de los veinte investigados quedaron en libertad con cargos, la Fiscalía pidió prisión preventiva para otros siete y del resto, diez ingresaron anoche en la prisión provincial de Valladolid, en la localidad de Villanubla.
Allí, por la entrada al garaje de Torrecilla, fueron llegando en furgonetas de la Policía Nacional a lo largo del día mientras una veintena de familiares esperaban noticias sobre su futuro inmediato. Fuentes de la investigación confirmaron que durante la redada se intervinieron pequeñas cantidades de drogas, fundamentalmente marihuana (más de tres kilos y algunas plantas); además de, al menos, una pistola y de un sinfín de bienes de los investigados –incluidos diecisiete coches, algunos de ellos de lujo– durante los treinta registros llevados a cabo entre el martes y el miércoles en la capital (en dos calles de Barrio España o en el camino de Palomares) y en ocho pueblos de la provincia (Santovenia, La Cistérniga, Tudela, Laguna, Aldeamayor de San Martín, Cigales, Sardón de Duero o Villabáñez).
La macrorredada policial contra el clan de Los Varela llegó a uno de los caminos más recónditos de la capital, como es el Palomares, que prolonga el paseo de Juan Carlos I, más allá de la ronda norte, junto a la vía y las tapias del cementerio de El Carmen. Allí, en un conglomerado de viviendas y explotaciones ganaderas, entre calles sin asfaltar –sus vecinos llevan años reclamando la urbanización del pequeño barrio–, localizaron los agentes una pequeña parcela, custodiada por dos perros, en la que un pequeño merendero y una caravana ocultaban un laboratorio para el cultivo de marihuan. No había plantas, como sí pudieron localizar en un espacio similar en La Cistérniga, aunque sí focos y el material preparado para acelerar el crecimiento de las plantas. Su dueño, que adquirió el terreno hace menos de dos años, figura entre los cuarenta investigados.
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