Valladolid

Los detectores de humo, obligatorios en todas las casas desde final de marzo

La historia de esta obligatoriedad arrancó hace más de cuatro años, cuando el Servicio de Extinción de Incendios dispuso al Ayuntamiento algunas medidas en el PGOU con el objetivo de salvaguardar la seguridad de las personas ante el riesgo de incendio. Y tras escuchar a los profesionales, esa recomendación se transformó en imperativo que verá la luz, concretamente, el 31 de marzo del próximo año.

En 2021 se daba un plazo de cuatro años para colocar esta nueva herramienta preventiva, de escasas dimensiones, en las casas ya construidas. Y ese tiempo llega a su fin. Precisamente, desde la Concejalía de Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento ya trabajan en transmitir toda esa información a los propietarios de los inmuebles. Se enfatizará, sobre todo, cuando se acerque la fecha, si bien, tienen claro que no harán ninguna campaña de persecución para todo aquel que decida no colocarlo en algunas de sus habitaciones. «La administración municipal no tiene forma de comprobar si esta medida se cumple. Solo podemos en las viviendas de obra nueva y en las que se reformen a través de licencias de obras o de las declaraciones responsables de obras. Si los propietarios no realizan ninguna obra no existe un modo de controlar esta medida que por otra parte resulta muy aconsejable y bastante adecuada para evitar siniestros que muchas veces generan daños sobre personas», incide el concejal de Vivienda, Ignacio Zarandona, sobre los sustos que podría ahorrar este tipo de aparatos.

«Esta semana hemos tenido un incendio en un piso en la calle Bajada de la Libertad. Tal vez, este suceso se podría haber evitado. Es la finalidad que buscamos tras escuchar a los Bomberos», continúa Zarandona, que recomienda, si la vivienda es grande, colocar más de un detector. «Se puede instalar en la entrada de la vivienda y también es recomendable en la cocina», agrega el edil.

Para cumplir con esta futura normativa, el ciudadano tan solo se tendrá que acercar a una ferretería, desembolsar entre 10 y 30 euros y atornillarlo en la ubicación elegida. Funcionan con pilas o baterías y es el propio aparato el que avisa cuando éstas están a punto de agotarse. Existe alguno con conexión wifi que lanzará una alerta en el móvil. «Van a ser muy útiles para las personas mayores que tal vez no se percaten del humo o que no lo huelan. El ruido que emiten va a ser indicativo de que algo está pasando», apunta el comerciante Víctor García.

En su establecimiento de la calle Abierta, en el barrio de Las Delicias, vende desde hace años este tipo de artilugios, pero reconoce que de momento no existe un 'boom' a la hora de comprar los detectores «porque ni siquiera yo lo sabía».

A partir de ahí, García habla de que se trata de un producto «'casero'». «Esto es para lo que es. Para un aviso, un aviso casero. Porque esto realmente no es profesional, es un aparato casero que viene bien, pero hasta ahí. Es igual que el detector de monóxido de carbono. Para la gente mayor que utiliza estufas catalíticas, yo siempre lo recomiendo. Porque la gente mayor se queda dormida, se apaga la estufa...», describe el experto.

Estos detectores de humo, por lo menos los que tiene Víctor García en su establecimiento, supera los 85 decibelios y su aviso alcanzaría para «escucharse en gran parte del inmueble», apunta el concejal de Vivienda.

Ese dato lo confirma el propio gerente, que incide en que ese ruido es «bastante escandaloso». «Como es un aparato rudimentario puede ser que salte en más de una ocasión. Eso puede traer algún contratiempo. Si estás a una distancia alrededor de los dos o tres metros puede llegar a ser muy molesto. Imagínate eso a las 5 de la mañana. Si lo tienes en el primero, lo va a escuchar el del quinto. Pero de eso se trata, claro, para emergencias. El problema surgirá si no existe esa emergencia», explica Víctor García.

En lo que va de año, la capital vallisoletana ha tenido que lamentar dos fallecidos por incendios declarados en sus hogares. El primero de ellos tuvo lugar el 3 de febrero en la calle Cisne. El hombre de 48 años fue hallado con vida, pero murió minutos más tarde al presentar quemaduras de extrema gravedad en la cara y el tórax. Se tuvo que desalojar todo el inmueble (número 3 de la calle Cisne) y atendieron a ocho afectados (cinco menores) por las llamas y el humo del fuego. «Los daños se reducen a una vivienda, el problema más grave ha sido el humo. Los residentes han actuado rápido y han colocado toallas en el resto de viviendas para aislar las casas, ya que el mayor problema en este tipo de incendios no son tanto las llamas, sino la inhalación del humo. Lo más prudente es quedarse hasta la llegada de los Bomberos», apuntaba ese mismo día el concejal de Seguridad Ciudadana, Alberto Cuadrado.

El segundo de los fallecidos del año tuvo lugar en un bloque de dos alturas en la calle Presentación, en el barrio Belén, el pasado 17 de mayo. Murió un hombre después de que se originara un fuego en el interior de su casa. Según apuntaban las primeras hipótesis, el fuego se inició a causa de un cigarrillo que la víctima había dejado encendido cuando se quedó dormido y las llamas prendieron el colchón.