

Destrozan a pedradas todas las ventanas del piso de unos octogenarios en Arco de Ladrillo
Los vecinos del edificio militar exigen vigilancia en los viejos cuarteles ante los «constantes» actos vandálicos
«Si en ese momento se asoman Antonio o Teresa, tenemos una desgracia», protesta contundente Juan Lorenzo. Dos jóvenes de «entre 16 y 20 años» ... reventaron el sábado a pedradas las ventanas del piso de un matrimonio de octogenarios, situado en el número 49 del Paseo de Arco de Ladrillo. El ataque tuvo lugar sobre las 20:00 horas y se produjo desde los cuarteles abandonados situados tras este edificio –antigua sede del Regimiento de Caballería Farnesio 12–, un espacio en el que «un día sí y otro también» se registran actos vandálicos, según denuncian los vecinos. Hasta ahora, habían sido espectadores de incendios, botellones o del saqueo de los elementos aprovechables de las naves castrenses, sin uso desde abril del año 2000. Pero este último suceso les ha puesto en guardia, porque va más allá al ponerse en juego la integridad de los residentes.
Durante un buen rato, ambos chavales se dedicaron a probar su puntería contra el segundo piso de este inmueble castrense en el que residen 14 familias de militares en la reserva. El aspecto del patio trasero de este pabellón, con 118 años de historia, deja constancia de la violenta ofensiva, con decenas de proyectiles en forma de ladrillos, cachos de tejas, trozos de escayola y cantos rodados, algunos de ellos con un tamaño y peso muy considerable. Esta franja de la parcela se asemejaba este domingo al escenario de una batalla campal de una de esas manifestaciones de radicales.

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«El matrimonio pensaba que los ruidos venían del tercer piso, porque están preparando la mudanza, menos mal que no abrieron las ventanas para ver qué ocurría, porque un impacto les podía haber dejado en el sitio», relata Julio Negro, otro vecino indignado, quien asegura que la pareja, que hoy ha pasado el día con sus hijos, está «muy asustada» después de ver las consecuencias del ataque.
El incidente no quedó ahí. Tras el chaparrón de piedras, los dos autores fueron sorprendidos intentando rasgar la tela que cubre la puerta de la zona de aparcamiento del edificio. «Les dije que íbamos a avisar a la Policía y salieron corriendo», continúa Lorenzo. Los vecinos también están molestos por la actitud de las fuerzas de seguridad. «Llamamos a las dos policías –Nacional y Local– y no le debieron dar importancia, porque por aquí ni han aparecido, a pesar de que es un hecho grave», lamentan. Sospechan que las autoridades no saben que el inmueble donde viven está habitado. «Igual piensan que está abandonado como el resto», afirman. «Se juntan unos chavales en una casa con esto de la pandemia y aparecen decenas de patrullas, llamamos nosotros y ni caso», critica Lorenzo. Solo miembros del mando de Defensa se han personado en el inmueble para valorar los daños y preparar la reposición de los vidrios, que se llevará a cabo este lunes.
La solución la tienen clara: «¡vigilancia ya!». Saben de la facilidad que hay para acceder ahora a los cuarteles abandonados desde una puerta trasera, situada junto al parque de la Paz, en Delicias. Además, reclaman una limpieza de los pabellones militares y la eliminación de la maleza acumulada en estos suelos «porque un día vamos a tener una desgracia como se prepare un fuego».
El pasado mes de diciembre el Ayuntamiento, también con terreno en esta zona, aprobó el proyecto de actuación para levantar 839 pisos (164 de VPO) en las 11,7 hectáreas de las antiguas instalaciones militares. Las empresas Coral Homes, Árqura (Sareb), Sabadell Real Estate Developmet e Inversiones Inmobiliarias Canvives son las propietarias actuales de esta superficie por la que el Ministerio de Defensa ingresó 91 millones de euros en una subasta en 2003. Está prevista una inversión de 9,5 millones para la urbanización de este futuro desarrollo residencial.
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