Puede que se trate de un solo ladrón o de un grupo de delincuentes con el denominador común de que no son demasiado habilidosos a la hora de forzar cerraduras. Eso, al menos, es lo que se desprende de la singular ruta de intentos ... de robos registrados en la madrugada del pasado domingo al lunes en tres pueblos de los valles del Esgueva y del Cuco separados por apenas veinte kilómetros de distancia.Los ladrones comenzaron la ruta en la iglesia de Canillas, continuaron en el templo de San Llorente y concluyeron la noche en el Ayuntamiento de Valdearcos de la Vega. Y solo en este último consiguieron entrar después de forzar la cerradura de la entrada. En las iglesias, sin embargo, solo consiguieron «partir los bombines» sin abrir sus puertas.
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El resultado del recorrido nocturno en los tres pueblos fue un botín inexistente (en la casa consistorial de la tercera localidad solo revolvieron los cajones sin que hayan echado nada en falta) y un reguero de daños menores que obligaron a las víctimas a reponer las tres cerraduras.
Los asaltos del lunes tuvieron una réplica dos días después en otra localidad próxima, Fombellida, situada también en el valle del Esgueva, donde los ladrones reventaron la cerradura de la cochera de una vivienda sin llegar a entrar a la estancia, al parecer, «por la presencia de una perra bastante grande que pudo hacerles desistir», según confirmó ayer el alcalde del pueblo, Víctor Alonso.
Los autores, al menos, sí lograron sacar en Fombellida la cerradura y abrir la puerta, aunque después se fueran con las manos vacías. La víctima se encontró el miércoles por la mañana con el bombín en el suelo.
Solo cuarenta y ocho horas antes habían vivido la misma escena los vecinos de Canillas y San Llorente. «Aquí simplemente nos encontramos con el bombín de la cerradura partido, con una parte caída en la calle y otra dentro de la iglesia, pero se ve que los autores no consiguieron después abrir la puerta y ni siquieron llegaron a entrar», explica el alcalde de Canillas de Esgueva, Santiago Bartolomé. Horas después tuvieron que reponer la cerradura e interpusieron la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil. Y así lo hizo también ese mismo lunes por la mañana el párroco de San Llorente, José Dalmacio, quien se encontró con la misma escena en la iglesia: «Forzaron la cerradura de la puerta e intentaron, sin conseguirlo, girar el bombillo para entrar». De manera que de este municipio, situado a 13 kilómetros de Canillas, al inicio del Valle del Cuco, también se fueron los ladrones sin botín alguno.
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Tan solo recorrieron siete kilómetros más, valle abajo, para llegar a Valdearcos de la Vega, donde por fin consiguieron forzar la cerradura, en este caso del Ayuntamiento, y acceder al edificio. Pero fue un esfuerzo baldío. «La verdad es que ha sido una cosa un poco rara, ya que entraron, revolvieron los cajones del escritorio del secretario y no se llevaron nada», resume el regidor de Valdearcos, Anselmo Aparicio.
El alcalde de Valdearcos también interpuso la correspondiente denuncia y coincidió en el cuartel con el vecino que sufrió el intento de asalto en su cochera. Los agentes investigan ahora los cuatro robos de esta inexperta banda de cerrajeros frustrados.
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