El dueño de Vinos Merino ante un posible brote: «Al dejar consumir en barra, el descontrol ha sido total»

Las acusaciones en las redes sociales sobre varios contagios surgidos presuntamente en el establecimiento hostelero Vinos Merino de Valladolid han llevado a sus propietarios a tomar una decisión drástica: retroceder en las medidas e imponer las antiguas restricciones de aforo y consumo. Por ello, los clientes que accedan este fin de semana al establecimiento deberán consumir sentados en las mesas colocadas para tal fin, sin la posibilidad de permanecer de pie o en la barra. Su propietario, Roberto Prieto, asegura que «el descontrol del fin de semana pasado ha sido total porque se ha dejado a los clientes consumir en la barra en grupos de 25, lo que ha hecho imposible controlar que los grupos no se moviesen y mezclasen». De ahí que adoptaran estas medidas para «evitar» que vuelva a suceder.

Este jueves los propietarios del establecimiento tomaron la decisión de no abrir por la noche y esperar a que las autoridades sanitarias o los rastreadores se pusieran en contacto con ellos. «De momento nadie nos ha confirmado que haya surgido un brote de aquí, porque los rastreadores no nos han llamado y no sabemos ni nosotros lo que está pasando. Nos estamos guiando por lo que se dice en las redes sociales y, pese a ello, preferimos prevenir antes de poner a la gente en peligro», destaca. Su intención es, según precisan, «abrir el fin de semana y seguir respetando las medidas, obligando a la gente a llevar mascarilla y echando del bar a aquellos que no cumplan las normas». Un factor a tener en cuenta es que la media de edad de los clientes de Vinos Merino oscila entre los 18 y los 22 años, franja de población que todavía no está vacunada. «La situación se ha descontrolado al dejar a la gente consumir de pie y en la barra porque son jóvenes y, por muy pesados que nos pongamos con la mascarilla, no siempre nos hacen caso», asegura Prieto.

Entre los trabajadores en plantilla no se ha detectado ningún positivo «por el momento», pero para «evitar poner en riesgo a los clientes», durante este fin de semana no trabajarán los mismos camareros y se ha contratado a una persona nueva. «Preferimos no acudir al establecimiento los que estuvimos en contacto con los supuestos positivos que están surgiendo del fin de semana pasado, por lo que hemos decidido contratar a una camarera que no estuvo trabajando», precisa su propietario. Su contínua preocupación durante toda la pandemia era «poder abrir con la seguridad de que los clientes no corrieran riesgos», pero este giro del guion les ha obligado a retroceder tras la decisión de la Junta de aumentar el aforo en interiores. «No queremos que salvar el verano suponga un aumento de los contagios y que en septiembre volvamos a tener que cerrar como nos ha tocado hacer durante varios meses», destaca.

Ya durante el fin de semana pasado registraron «problemas con algunos clientes jóvenes que no entendían las normas porque querían salir y entrar del establecimiento sin control, cuando se les avisaba de que si salían tendrían que volver a esperar la cola para entrar de nuevo», manifiesta Prieto.

Desde la Asociación Provincial de Hosteleros desconocen si esta medida se ha adoptado por otros bares o discotecas de Valladolid, ni tampoco tienen constancia de un posible brote entre varios jóvenes que se dieron cita en el interior de bares de la zona de Cantarranas.

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