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La Radiología es una de las especialidades en realidad menos conocidas socialmente. En particular en el rol que va más allá del diagnóstico y resuelve ... patologías. Placas, ecografías, TAC y Resonancias Magnéticas... y sus informes son habituales entre los pacientes; pero esta especialidad es mucho más compleja y va mucho más allá.
En el Hospital Clínico de Valladolid creó la Unidad de Musculoesquelético en 2013, especializada en la valoración de pacietes con trastornos que afectan al sistema locomotor. Abarcan desde patología menor y de corta duración como fracturas, esguinces y distensiones a enfermedades crónicas que causan limitaciones funcionales o graves como el cáncer, entre otros. Y atiende tanto a adultos, con miles de pacientes que pasan al año por sus instalaciones, como a niños, que suponen un 15% de sus pacientes.
Pero esta unidad, creada al amparo y dentro del Servicio de Radiología del complejo asistencial de la zona Este, también realiza intervencionismo en algunos tipos de procesos óseos que es lo que, de forma más habitual, lleva a los pequeños hasta el servicio. «La unidad diagnostica y trata y lo hace con una visión multidisciplinar, en coordinación con otras muchas especialidades como la traumatología, la oncología o el neurointervencionismo. El centro es el paciente», destaca el jefe del servicio, Israel Sánchez Lite.«Nos reunimos varios profesionales una vez a la semana para estudiar los casos. Un comité de tumores óseos que analiza cada paciente», explica el jefe de la Unidad, Borja Toribio. «Somos un equipo de tres personas, también está la doctora Nuria Andrés García, y contamos en la plantilla con el apoyo de Ignacio Eiros y Sara Parrado», añade.
«Trabajamos con una avanzadísima tecnología y grandes estándares de calidad (certificado AENOR en ISO 9001:2008) con equipamiento y personal de primer nivel y con un extensísima cartera de servicio», añade el doctor Sánchez Leite. Repasan así ambos especialistas que las lesiones articulares en el niño son causa muy frecuente de estudios ecográficos y resonancias por lesiones deportivas y otros traumatismos.
El equipo también tiene una poco conocida labor en los casos de maltrato infantil. «Las sospechas, sobre todo, de los pediatras de AtenciónPrimaria o de Urgencias si un niño ha podido ser golpeado o zarandeado... de forma intencionada debemos investigarlas. Hay que buscar signos radiológicos que lo determinen, que esclarezcan que ha ocurrido y discernir entre un accidente y los malos tratos. Son casos terribles. Fracturas a nivel costal y de huesos largos, hemorragias internas sobre todo cerebrales o que hayan afectado a la retina, que son habituales cuando se zarandea a un bebé de forma violenta, hematomas....», describen estos radiólogos. Son auténticos forenses de estos casos porque su análisis e informe no sólo tiene un importante peso en la salud, en diagnóstico y tratamiento, sino repercusión en medidas de protección al menor y judiciales.
El maltrato infantil que llega al hospital es de muchos tipos: físico, abuso sexual, negligencia –abandono físico o emocional), maltrato emocional– y el Síndrome de Münchhausen por poderes. De todos ellos, el daño físico supone aproximadamente un 20%.
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La incidencia real es desconocida, apuntan las mismas fuentes hospitalaras. En España, se estima que hay 7,16 casos por diez mil menores de 18 años y, en Castilla y León, similar a la media, un 7,5. «El maltrato infantil podría ser la segunda causa de muerte en los cinco primeros años de vida, si excluimos el periodo neonatal. Algunos politraumatismos, intoxicaciones o quemaduras no son accidentes, sino lesiones provocadas y tres cuartas partes son intrafamiliares».
Otro de los aspectos fundamentales de esta especialidad cuando de niños se trata son los tumores óseos y de partes blandas. Muchos son benignos o menos agresivos pero producen muchos dolores, síntomas importantes que afectan a la calidad de vida. Tenemos niños que no duermen por ello o que el problema les impide moverse bien, hacer deporte... otros como los sarcomas son menos frecuentes pero graves. En algunos, hay causa genética pero en otros se desconoce. Lo más habitual es que se diagnostiquen hacia los siete u ocho años y el pronóstico es muy variable, depende de casos y sobre todo de que se detecte de forma temprana, que no se haya extendido», apuntan.
«En cáncer infantil en Castilla y León, según datos del registro entre 2013 a 2020, los tumores más frecuentes son los del sistema nervioso central, seguidos de las leucemias y linfomas. En cuarto y quinto lugar ya vienen los que nos conciernen que son los tumores óseos malignos –unos cinco casos anuales en Castilla y León y algo más de cuatro de media, sarcomas de partes blandas–. Y los benignos óseos y de partes blandas son mucho más frecuentes, algunos asintomáticos pero otros producen diferentes síntomas en niños».
Y es en estos casos donde el papel del intervencionismo, con ecografías o con TAC es fundamental porque permite tomar muestras para biopsias para poder caracterizar el tipo de tumor o realizar ablaciones. «El intervencionismo radiológico emplea técnicas percutáneas guiadas por imagen que nos permiten llevar a cabo múltiples procedimientos, desde coger una muestra en una infección para analizar el germen hasta procedimientos mayores como tratamientos de tumores con técnicas de termoablación o procedimientos endovasculares. De forma precisa, con una aguja guiada por este equipamiento, podemos llegar al tumor y realizar una termoablación, por frío o calor, y eliminar el cáncer. Hasta el punto de que el paciente llega con dolores importantes y, muy habitualmente, se va al día siguiente del hospital curado y sin dolores. Es de los más agradecido. Es muy preciso, mucho menos invasivo que una cirugía y hasta rápido y sin efectos secundarios...», describen ambos especialistas.
Los malignos «ya implican a todo un equipo multidisciplinar, tienen más morbilidad, requieren quimio o radioterapia o nuevas terapias, cirugía... Esto ya es una maratón que dura meses, o años», apunta Sánchez Leite.
Y la Inteligencia Artificial hace ya tiempo que atravesó las puertas de este servicio, de formas «muy útiles a corto y medio plazo, ya veremos en el futuro, porque es una gran ayuda. Hace el trabajo tedioso, de forma más rápida para informar o estructurar... es una gran herramienta a la que no hay que temer. Además aquí dependemos mucho de la tecnología; pero el lado humano, el de tratar al paciente, conectar y tranquilizar a unos padres... eso solamente lo puede hacer un equipo humano», añade Israel Sánchez.
«Han aparecido softwares nuevos que permiten analizar automáticamente fracturas, telemetría, numerosas medidas que se utilizan en estudios pediátricos), cálculos de edades óseas.... con muy buenos resultados, herramientas necesarias como apoyo en el trabajo diario», añade Toribio.
Y este amplio mundo de la Rediología es el que abordará este congreso que acoge por primera vez Castilla y León, y Valladolid por lo tanto, en su XXV edición para el SERME (Sociedad Española de Radiología de Musculoesquelético) y en la primera para el SERPE (Sociedad Española de Radiología Pediátrica) que, este año, se une en las jornadas.
El Palacio de Congresos Conde Ansúrez acoge estas jornadas los días 15 y 16 de febrero organizadas por la Unidad de Musculoesquelético del Servicio de Radiología del Hospital Clínico de Valladolid. Trescientos participantes acuden al evento y 37 ponencias y sesiones de debate configuran el programa que también analizará patologías complejas como la reumatológica, metabólica y de la médula ósea.
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