La oferta de empleo de la Universidad de Valladolid en 2019, aprobada ayer en su primera fase, permitirá a la institución empezar a desatascar una situación enquistada desde que comenzaron los recortes con la crisis y se instauraron la tasa de reposición del 10% ... y el techo de gasto en personal. Condicionantes que hicieron que se redujera de forma drástica el número de profesores titulares y catedráticos –solo se podía reponer uno por cada diez jubilaciones o bajas–, al tiempo que los docentes de escalas inferiores iban acreditando méritos para acceder a las plazas superiores.
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En la universidad pública, las investigaciones, la docencia, las labores de gestión y la publicación de artículos científicos o libros computan para que los docentes asciendan en su carrera profesional hasta alcanzar la cota máxima, catedrático. Contar con catedráticos no es solo relevante por el bagaje investigador que se les presupone una vez alcanzado ese nivel, sino que es clave para poder renovar la acreditación de los títulos de grado y másteres oficiales. Así, Enfermería o Arquitectura padecieron dificultades recientemente para validar sus títulos por la escasez de profesores con esa capacitación.
Ahora, la Universidad de Valladolid ha empezado por desatascar algunas de esas cuestiones que han minado la política de profesorado de la institución. El vicerrector Javier de Frutos informó ayer en Consejo de Gobierno que en la primera oferta de empleo público de la UVA en 2019 integrará «la promoción interna de 45 profesores titulares a catedráticos y 35 plazas de nuevo ingreso de profesores contratados doctores básicos y otras 45 plazas de profesores titulares de Universidad».
No serán las únicas plazas de este tipo convocadas para 2019. De Frutos anunció que en una segunda fase se sacarán a concurso otras cincuenta plazas, aunque estas con un uso algo diferente. «De esas habrá que reservar el 15% para profesores con acreditación I3, lo que supone 20 plazas», explicó en unprimer momneto. El programa I3 de acreditación lo lanzó el Gobierno a finales de 2018 para intentar rejuvenecer las plantillas de titulares y catedráticos en las universidades públicas. En un principio están destinadas a personal investigador doctor que haya finalizado el programa Ramón y Cajal con esa certificación I3. Si no hubiera suficientes candidatos que cumplieran ese requisito, se podría abrir a otros investigadores que, por haber participado en programas de excelencia nacionales e internacionales, pudieran obtener dicha acreditación I3.
A partir de ahí, quedarían por adjudicar otras 30 plazas con un reparto que tiene en cuenta necesidades como las de Ciencias de la Salud, donde se pretende incorporar la figura de contratados doctores vinculados para que médicos en ejerciciopuedan actuar como docentes sin perder derechos ni remuneraciones. «Nos quedan 30 que serán las reservadas para contratados doctores vinculados, para empezar a implementar esta política de utilizar los contratados laborales para las plazas vinculadas y las 10 plazas, 5 de titular de universidad y 5 de catedrático que no son de promoción sino de plazas nuevas, de dotación, de las llamadas plazas estratégicas. Más ese margen de otras 10 plazas que deberemos asignar en la comisión de Profesorado para completar esta oferta pública de empleo de 2019», desgranó el vicerrector de Profesorado.
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Esta oferta se suma a la de profesores ayudantes doctores, otra figura en la que se ha producido un atasco importante en los últimos años. Al no haber otra forma de ingresar en la carrera académica, muchos aspirantes a profesor lo han hecho por la vía del profesor asociado.Esto es, contratos a tiempo parcial que en principio están destinados a que profesionales de un sector,«de reconocido prestigio», impartan docencia en la universidad.
En realidad, muchos de los que entraron como asociados, especialmente en algunas áreas con dificultades para encontrar profesores, han realizado el doctorado, han publicado investigaciones y han obtenido la acreditación para figuras superiores de profesroado, como ayudantes doctores o contratados doctores. Plazas que, sin embargo, no se han convocado por las limitaciones impuestas a nivel estatal. La UVA ha sacado un concurso en el mes de junio con una oferta de 30 plazas de ayudante doctor.La gran demanda ha obligado incluso a demorar un día la publicación de la lista provisional de admitidos y excluidos.
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Este concurso debería resolverse en el mes de septiembre y tendría que propiciar que muchos de los asociados que han construido sus méritos durante estos años de la crisis y la postcrisis puedan acceder al fin a una figura que permite ejercer la docencia a tiempo completo y acceder a ciertas labores de gestión y de investigación que no se pueden realizar si se está contratado a tiempo parcial.
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