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«Ha sido más el susto que otra cosa y estamos todos bien», han confirmado este mediodía los docentes del colegio público Francisco de Quevedo, situado en el barrio del Cuatro de Marzo, después de que un pequeño incendio junto al cuarto de calderas del ... edificio (tiene dos) situado en la calle Granados generara una densa humareda a las once de la mañana que obligó a evacuar a los ochenta niños, junto al personal del centro. Todos ellos salieron de «manera ordenada» para ser trasladados al segundo edificio del colegio, situado junto a la iglesia, en la calle Caballero, a trescientos metros escasos. «Todos han llegado bien y, además, los que tienen comedor se quedan aquí y el resto están siendo recogidos con normalidad por los profesores».
El incendio, de escasa magnitud, comenzó en torno a las once de la mañana, cuando los trabajadores del edificio del colegio público situado en la calle Granados detectaron el humo, que se coló en las instalaciones. Allí cursan estudios niños de entre 3 y 7 años (los tres cursos de Infantil y los dos primeros de Primaria). «Sacamos a todos los alumnos enseguida y les llevamos al otro edificio».
En pleno traslado llegaron al escenario los primeros bomberos y policías locales para colaborar, por un lado, en la evacuación del centro y, por otro, en la localización y extinción del incendio, que enseguida fue localizado y controlado cerca de la sala de calderas del inmueble, que no se vio afectada. «Parece ser que ha sido al lado de la caldera y que ha sido más el humo que otra cosa, así que confiamos en que los daños sean mínimos», han explicado desde el centro.
Fuentes del Servicio de Extinción explicaron que el origen del incendio, en efecto, se encontraba en una estancia situada junto al cuarto de calderas y utilizado para guardar material deportivo. Las llamas afectaron al mobiliario. La intervención obligó a cortar provisionalmente tanto la electricidad como el gas.
Los Bomberos apenas tardaron una hora en localizar y extinguir el incendio. Unos minutos antes de las doce y media abandonaban el lugar después de ventilar las instalaciones por el fuerte olor a humo, perceptible desde la calle.
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