El derribo del instituto Santa Teresa despeja el camino para la Escuela de Arte de Valladolid

Los vecinos del entorno volvieron a mostrar ayer su «indignación» por el destino de un centro educativo que fue construido en 1979 y que cerró sus puertas solo treinta años después, en 2009, cuando la Consejería de Educación anunció su «rehabilitación» para abrir allí a corto la Escuela de Arte. Ayer, diez años después, la máquina puso fin a un instituto que dio cobijo a miles de estudiantes hasta que fue condenado a muerte antes, incluso, de su clausura. «Es una auténtica pena haber asistido a su declive y comprobar ahora, durante la demolición, que la estructura estaba perfecta, al igual que la cubierta, a pesar de haber estado diez años abandonado –un periodo en el que fue desvalijado, quemado y destrozado–», lamentó un testigo involuntario del proceso.

Los trabajos de demolición, en los que se han invertido 380.023 euros, comenzaron en abril con el vaciado de lo que quedaba en el interior del instituto y la máquina de 70 toneladas comenzó a dar dentelladas a sus «sólidos muros», según inciden los residentes del entorno, hace tres semanas exactas. Veintiún días han bastado para que el 'demoledor hidráulico' redujera a una montaña de escombros cuarenta años de historia de La Rondilla. «Una pena».

Los operarios aún tardarán un mes, al menos, en dejar libre los vastos terrenos del malogrado instituto, que ocupa una manzana entera desde la Rondilla de Santa Teresa hasta la calle Tirso de Molina, para dar paso a la construcción de la Escuela de Arte. Sus alumnos, en teoría, estrenarán el centro en 2021.