Denuncian a una vecina por arrojar orines a los clientes de un bar de Valladolid

La inquilina del tercero de este inmueble ubicado en la calle Los Moros, una profesora de instituto jubilada, vive sola y ha tenido problemas también con camareros y clientes de otros bares y cafeterías colindantes, incluida la zona de Cantarranas. El otro local que está junto a la taberna y justo debajo de la ventana de la mujer fue el primero en denunciar su incivismo. Ambos establecimientos, indica Emiliano García, están empezando a verse perjudicados, porque las terrazas de que disponen son pequeñas y la gente ya no quiere sentarse en algunas de las mesas por miedo a que le caiga en la cabeza cualquier cosa desagradable. «Los otros vecinos nunca se han quejado de nosotros y de hecho le han increpado a ella por arrojar basura a la calle.

La primera denuncia que puso este hostelero fue el pasado 23 de agosto. La segunda, el pasado lunes en el juzgado de guardia, porque la mujer arrojó orina a la terraza del bar, salpicando a los clientes. Al parecer, la denunciada ya no vive en el piso desde hace unos 15 días y duerme en otro inmueble que ha alquilado en el centro, pero no termina de marcharse y cada vez que va al piso de la calle Los Moros, tira algo por la ventana. «Primero dijo que se iba a marchar en febrero, pero ahí sigue y les ha dicho a algunos clientes que la íbamos a tener que aguantar un poco más. Cada vez va a peor». Los vecinos creen que puede estar sufriendo algún tipo de trastorno mental y reclaman la intervención de los Servicios Sociales porque sospechan que la señora puede tener «algo parecido al síndrome de Diógenes».

El lunes de marras, en torno a las nueve de la noche, después de arrojar los orines por la ventana, la señora bajó del piso con una silla y, en la terraza, camareras y clientes le afearon su conducta. Tuvo que intervenir la policía, que fue recibida con una andanada de insultos por parte de la mujer, que estaba muy alterada y no dejaba de proferir malas palabras y amenazas. «Se la llevaron en ambulancia, pero a las once de la noche ya estaba otra vez aquí», cuenta el hostelero, que cuando ocurrió el enfrentamiento de la vecina con los agentes y las camareras él se encontraba en Comisaría poniendo la denuncia.