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En una comunidad donde la tasa de trabajadores extranjeros es de algo más del 7% sobre el total –cuatro puntos por debajo de lo que marca el conjunto del país–, el aumento de ocupados foráneos que se produjo el año pasado cobra carácter de noticia ... tan novedosa como llamativa. De los 25.700 ocupados que ganó Castilla y León en 2022 según la última EPA, 15.600 fueron españoles y 10.100, extranjeros. Tanto la cifra como la proporción, del 40%, es algo que nunca se había producido y que pone de manifiesto que las actividades que más contratos están generando en los últimos tiempos son mayoritariamente las que requieren baja cualificación.
El incremento anual que se produjo en la ocupación en 2022 fue ocho veces mayor entre los extranjeros (13,5%) que el que se produjo en total (1,7%). Castilla y León tiene 10.400 ocupados más que antes de la pandemia (cuarto trimestre de 2019) y en el caso de los extranjeros el aumento es de 10.900, mientras que españoles hay 600 menos.
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Para bajar al detalle provincial es preciso recurrir a los datos de afiliación que ofrece la Seguridad Social. El cotejo con los resultados de la Encuesta de Población Activa que realiza el INE ofrece la primera pista sobre la clase de empleos que se están creando desde el punto de vista de la cualificación de los puestos.
Cuando se pregunta a la gente si tiene trabajo, entre los extranjeros dicen que sí 84.600 personas. Pero si se acude a los registros de afiliación, el resultado es que en diciembre del año pasado la cifra era de 69.679. Esta discrepancia es, en buena parte, atribuible al empleo sumergido, no declarado o ilegal. Mientras en el total de trabajadores hay un 7,8% más ocupados que afiliados, en el colectivo de extranjeros el porcentaje es del 20%.
Castilla y León batió en 2022 el récord de 2007 de extranjeros en alta laboral y en Valladolid sucedió lo mismo. Los 14.475 inscritos en la Seguridad Social suponen 939 más que un año antes, una tasa de incremento del 6,9% que se quedó algo por debajo de la autonómica y la nacional, ambas ligeramente por encima del 8%. En provincias como Soria y Palencia superó el 12% y en Salamanca, el 11%.
Según se refleja en el último Informe del Mercado de Trabajo de Valladolid elaborado por el SEPE para analizar las ocupaciones con mayor actividad, el 36% de los contratos se formalizan para trabajar en ocupaciones elementales, entre las que destacan las de peón de industria, de limpieza, agrícola o del transporte. Otro 25% corresponde a personal de restauración, protección o venta: camareros, vendedores y operadores de telemárketing en su mayoría.Entre ambas categorías suman casi dos tercios del total de contratos.
Todas estas ocupaciones coinciden con las más demandadas por los desempleados extranjeros. Pero ello no quita para que los inmigrantes sufran una de las clásicas lacras del mercado laboral español en mayor medida que los demandantes de empleo nacionales: la sobrecualificación.
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En un análisis que en esta ocasión tiene carácter nacional, el Servicio Estatal de Empleo constata que la mitad de los extranjeros con titulación superior desempeñan una labor en la que existe una adecuación entre su nivel formativo y el requerimiento teórico del puesto de trabajo. La otra mitad son profesionales que están trabajando en ocupaciones que exigen un nivel formativo inferior al que poseen.Abundan entre los trabajadores de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores (15%); entre las ocupaciones elementales (15%); los empleados contables, administrativos y de oficina (13%) y en menor medida entre los artesanos y trabajadores cualificados de las industrias (2,9%), operadores de instalaciones y maquinaria (2,2%) y trabajadores cualificados del sector agrícola y ganadero (0,18%).
Cualificación aparte, las actividades que más mano de obra extranjera emplean en Castilla y León, en el caso del Régimen General de asalariados, son la hostelería con 9.168 afiliados, es decir el 15,2% del total; la industria manufacturera con 7.622, equivalente al 12,6%; y el comercio con 5.628, el 9,3%. A continuación se sitúan las labores del hogar (5.345), la construcción (5.183), el trabajo agrario (4.864), las actividades administrativas y servicios auxiliares (4.898) y las sociosanitarias (4.791).
Un aspecto laboral que pone sobre la mesa la gran capacidad de adaptación y voluntad de salir adelante de los trabajadores foráneos, incluso en un entorno si no adverso, no del todo propio son los datos que refleja la Seguridad Social en lo que respecta a trabajadores por cuenta propia. En un año, 2022, en el que Castilla y León perdió 2.487 afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, el 1,1% del total, y en el que el conjunto de España se quedó como estaba (0% de variación), el RETA de extranjeros tuvo un incremento de integrantes más que significativo: de los 8.622 inscritos en diciembre de 2021 se pasó a 9.089 un año después, un aumento de 467 personas, o el 5,4%.
Los extranjeros que trabajan por cuenta propia se concentran en el comercio y reparación de vehículos (24,2%), la hostelería (17,8%), la construcción (17,5%) y el transporte y almacenamiento (9,2%).
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