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Miguel ángel conde
Valladolid
Domingo, 31 de julio 2022, 19:39
Las bicicletas se están convirtiendo poco a poco en la opción elegida como vehículo de movilidad personal (VMP) por los ciudadanos. No en vano, sus ventas crecieron más del 10% el año pasado, según recoge el informe anual de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), cuyas proyecciones, como es lógico, no tuvieron en cuenta la posibilidad de que estallara una guerra en Ucrania o que la inflación y la subida de los precios de las materias primas, combustibles y suministros en general hicieran que conseguir una bicicleta a día de hoy sea una tarea casi imposible.
El problema derivado del aumento de los precios más temido por el sector de las dos ruedas es el desabastecimiento. A raíz de la pandemia, la gran mayoría de usuarios comenzaron a comprar bicicletas para aprovechar una de las pocas actividades que se podía realizar al aire libre tras el confinamiento y, en algunos momentos, muchas tiendas tenían listas de espera de varios meses. Actualmente se está empezando a repetir la misma problemática y la falta de 'stock', tanto de componentes como de bicicletas, es una realidad para muchos negocios de la capital, que llegan a tener hasta un año de espera.
En algunas tiendas, como Apedales, situada en la calle Veinte Metros, prefieren dejar de lado la idea de hacer listas de espera debido a que, según explica su dueño, Raúl Alonso, «nunca sabemos fechas exactas, los pedidos se cancelan o se retrasan, y por eso no hacemos reservas de ningún tipo». El desabastecimiento es tal, añade, que en este comercio se van juntando plazos de pedidos, pero se sigue sin saber nada de algunas piezas: «Hay componentes que se pidieron en 2021 y que se estima que pueden llegar en 2024».
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En Carril Bici, otra tienda especializada en ciclismo, situada en San Quirce, también tienen problema con el 'stock' y ellos, al ser un centro de mantenimiento y distribución de Shimano, lo notan, sobre todo, en los componentes.
Hay varias opiniones en el sector sobre el origen del problema, pero todo apunta a un cúmulo de circunstancias, encabezadas por la guerra en Ucrania, que ha hecho que las materias primas y los combustibles suban como la espuma, como ocurre con el aluminio, uno de los materiales principales en la fabricación de bicicletas de gama baja y media, que alcanzó un precio máximo absoluto de casi 4.000 euros la tonelada.
Valladolid cuenta con una red de cien kilómetros de carril bici que no para de crecer, además de unos veinte adicionales de ciclocarriles y ciclovías, y dispone desde 2013 de un servicio de alquiler de bicicletas, VallaBici, que cuenta en la actualidad con más de dos mil usuarios. Este sistema tiene unas 260 bicicletas dispuestas para el uso en 34 emplazamientos distribuidos por distintos puntos del callejero que el Ayuntamiento pretende ampliar cifras en un futuro.
La otra razón es la virulencia de la pandemia en China, que también tuvo su parte de culpa en el problema. Según considera Juan Carlos López, de Carril Bici, multitud de fábricas se vieron obligadas a cerrar por acumular casos y casos de positivos en los trabajadores. «En Asia han cerrado varias fábricas, han parado la producción por la covid y ha habido tantos parones que algunas han cerrado indefinidamente», resume. Además, el transporte también se ha encarecido terriblemente. «Si una bici viene de Asia se encarece. Si un contenedor antes valía 1.500 euros, ahora te vale de 16.000 a 20.000 euros, y ese precio se ve reflejado en las bicicletas», lamenta. En este caso, el que los contenedores hayan subido de precio, está relacionado a su vez con el encarecimiento de los combustibles.
El transporte ha subido, las materias también y muchas fábricas han cerrado. Se crea la tormenta perfecta para que surja el desabastecimiento. Sin embargo, la demanda de bicis tampoco se ha disparado en los últimos meses. La hipótesis de Juan Carlos es que la gente renuncia a buscar: «La gente está un poco cansada de preguntar y ver que sigue sin haber». Es por ello que muchos consumidores buscan alternativas asequibles que no les suponga una lista de espera de varios meses. Una de ellas podrían ser las bicicletas eléctricas, que han experimentado un crecimiento de ventas exponencial, si bien su precio ronda los 1.500 o 2.000 euros y la demanda supera también el 'stock' disponible, como ocurre en Carril Bici. «Te vienen unidades y te quedas sin ellas rápido, las pocas que nos llegan se venden muy rápido», reconoce su responsable.
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También los patinetes eléctricos, otro de los medios de movilidad en claro auge, adquieren un protagonismo y roban mercado a las bicicletas eléctricas y tradicionales. En Valladolid existe una tienda especializada en la venta, alquiler y mantenimiento de estos aparatos, DXP Urban Mobility, situada junto a La Antigua. Ya no hay un perfil de comprador fijo, explica allí Randy Martínez, quien añade que ha llegado «a ver personas de 50 años montadas en un patinete». Además, aclara, «en el caso de los patinetes eléctricos, la gente los compra por el tema de la subida de los combustibles» y añade que «se ven cada vez más» y que «han llegado para quedarse». El desabastecimiento de patinetes no es tan notable como el de las bicicletas, lo que hace que las ventas se disparen, tanto en las gamas altas como en las bajas.
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