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Valladolid
Martes, 23 de febrero 2021, 07:22
En Valladolid, seis multas en todo el año. En Segovia, una. En Zamora, cero. Dejar el excremento de la mascota en plena calle sale «prácticamente ... gratis» en España, de acuerdo con los datos recopilados por Pablo Muñoz para el perfil @pipperontour. En todo el país, a lo largo de 2019 (año analizado para el estudio) apenas se impusieron 992 sanciones en las capitales de provincia. Ni siquiera llegaron a mil. Y además, hay que tener en cuenta que un número muy importante (245) se refieren exclusivamente a una ciudad, Málaga, que se ha tomado más en serio la lucha contra estos comportamientos incívicos y analiza el ADN de las cacas para cazar a los dueños infractores.
«Dejas los excrementos prácticamente no tiene consecuencias para los infractores, ya que los ayuntamientos apenas imponen multas a quienes infringen las normativas municipales», aseguran los autores del estudio, que recuerdan que la mayoría de ciudades (31) no puso más de diez sanciones en todo el año y que en ocho ayuntamientos no hubo ni una sola denuncia (Albacete, Cuenca, Jaén, Lugo, Pontevedra, Teruel y Zamora).
«Esta laxitud municipal en el control de los excrementos genera descontento entre los vecinos que tienen perro, ya que la mayoría cumple con la recogida y ve que la suciedad da una imagen errónea de las mascotas», añaden. Un reciente informe de la OCU (Organziación de Consumidores y Usuarios) concluye que los ayuntamientos suspenden respecto a los rastros de cacas de perro, con una nota de 3,6 sobre 10. En ese estudio, se refleja que los excrementos caninos son el factor más influyente en la impresión que los ciudadanos tienen sobre el grado de suciedad de las calles.
Los responsables de Pipper on tour recopilaron información de los ayuntamientos de las 50 capitales por las multas impuestas as lo largo de 2019 (no se tuvo en cuenta 2020 por se un año «excepcional»). Hubo tres municipios (Cáceres, Alicante y Guadalajara) que no respondieron.
«Las únicas ciudades que destacan por haber realizado un esfuerzo sancionador son Málaga, con 262 multas, y Huelva, con 245. En el primero de los casos, Málaga es la única capital de provincia que tiene un sistema que le permite sancionar sin necesidad de sorprender al sujeto en el momento en el que vulnera la normal (tambíen lo tienen activo otras 26 pequeñas localidades españolas). Allí, todos los vecinos están obligados a registrar el ADN de su perro en el veterinario, lo que permite al Ayuntamiento recogeir muestras de las heces, analizar su huella genética y multar a los responsables. «Esta vía ayuda a acabar con la impunidad de los olvidadizos y les disuade de ensuciar», aseguran. De las 262 multas impuestas por Málaga, 74 se tramitaron gracias a ese censo de ADN. Zaragoza también está creando este sistema, aunque aún no ha comenzado a usarlo para sancionar. Tarragona lo ha regulado, pero aún no lo ha desarrollado.
La mayor parte de las ordenanzas municipales contemplan sanciones leves para quienes se saltan la norma de recoger los excrementos, con multas que oscilan entre los 60 y los 600 euros. La mayoría de los Consistorios justifican el bajo número de multas en la dificultad para cazar 'in fraganti' al autor de la infracción. «No podemos poner un agente de policía en cada esquina», defienden. En el caso de Valladolid, no solo se sancionan las heces no recogidas, sino que el reglamento de Protección Animal insta también a lavar las esquinas o faroles donde el perro levante la patita para miccionar. «Si la micción llegase a producirse en esos lugares, la persona que conduzca el animal mitigará su efecto mediante el empleo de agua jabonosa o de otros procedimientos que garanticen la limpieza del lugar», se lee. No hacerlo está considerado como falta leve y puede ser sancionado, en el caso de que un agente de la Policía Local lo detecte, algo complicado como ya ocurre con las cacas que no se recogen, con una multa de 150 euros.
Los autores del estudio han lanzado la campaña #yocumplo y #niunacacasinmulta para concienciar sobre esta situación y reclamar a los dueños que recojan las heces de sus perros. «La mala conducta de una minoría, que se sabe impune, empaña la imagen de las mascotas y entorpece los esfuerzos para que los animales de compañía sean aceptados cada vez en más lugares públicos (transportes, restaurantes, alojamientos...), destacan desde los perfiles en redes de @pipperontour, impulsores del estudio y la campaña.
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