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Patricia González
Viernes, 9 de octubre 2020, 06:58
El 19 de marzo el Ministerio de Sanidad dictó una orden en la que se declaraba la suspensión de apertura al público de los establecimientos de alojamiento turístico debido a la crisis sanitaria provocada por la covid-19. Ese mismo día, y en pleno estado ... de alarma, la directora y jefa de recepción del céntrico hotel vallisoletano Nexus, Gladys Rodríguez Balseiro, cerró una a una las puertas de las 27 suites de este establecimiento boutique inaugurado hace nueve años. Hoy, 203 días después, las camas siguen intactas. «No hemos abierto de nuevo y no lo haremos hasta febrero del próximo año de cara a Semana Santa, puesto que la previsión de ocupación es tan baja que ahora mismo es imposible mantener el hotel abierto».
Sin reservas y sin posibilidad de mantener con vida el establecimiento, los ocho trabajadores que conforman la plantilla se marcharon a sus casas a la espera de poder retomar su día a día en los pasillos y zonas comunes del establecimiento. «Está siendo muy duro, ya que vamos a tener un parón de un año, pero no podemos hacer nada más. Con la escasa ocupación que hay en la ciudad es imposible abrir», lamenta Rodríguez Balseiro, que reclama un plan de actuación con ayudas directas y específicas para el sector, «muy afectado por esta crisis provocada por la pandemia, y que si no tiene un apoyo de las instituciones costará mucho levantar».
Y es que a pesar de no contar con ingresos durante estos seis meses, las facturas habituales de suministros y otros gastos fijos «se tienen que pagar. Reconozco que los ERTE nos han ayudado, pero no queremos mantenernos de ellos, queremos recibir clientes y trabajar».
El «insólito» panorama de pocas reservas en vísperas del puente del Pilar no es exclusivo de los hoteles. El turismo rurral también acusa una descenso «drástico y desproporcionado», señala el presidente de la Asociación de Empresarios de Turismo de Rural de Valladolid, Luis Chico. «Hay muchas casas que no tienen reservas cogidas para estos días, es decir, que están a cero y que no van a contar con clientes, por lo que las reservas han caído en picado».
Chico augura un «auténtico crack» si la Junta de Castilla y León «no pone en marcha de manera inmediata una batería de ayudas directas para levantar este sector tan importante para la comunidad». Al igual que en los hoteles, el negocio de casas rurales ya se está resintiendo y «algunas han decidido cerrar». Al frente de Las Rosas, de Pollos, Rosa Pastor asegura que nunca se hubiera imaginado que durante un puente «no contaría con reservas». A pesar de que la temporada de verano ha sido buena –»incluso tuvimos alojado un grupo de holandeses»–, la realidad es que para estos días no tiene clientes. «Y más teniendo en cuenta que los principales visitantes suelen ser de Madrid; jamás había vivido una situación como esta, y encima ya me han cancelado reservas para la concentración de Motos de Tordesillas».
Tampoco suena el teléfono en la casa rural Bellosillo, de Villafuerte. «Ni entran llamadas ni correos electrónicos, nunca antes había visto algo así en vísperas de un puente», se queja la promotora de este establecimiento, Ana María Llorente García. «Por el momento no me veo abocada al cierre y puedo aguantar, pero somos un sector que ha sufrido mucho la crisis provocada por la pandemia».
La que también se quedará sin residentes estos días en La Centralita y el Pajar de Tasio es María Ángeles Tapia, en la localidad de San Miguel del Pino. «No tengo reservas desde agosto, y no creo que a última hora entre nada, pues con los confinamientos y la pandemia es muy complicado». Tapia no recuerda una situación similar desde la crisis económica de 2008. «Cuando empiezas en este negocio, al principio cuesta un poco despegar, ya que tienen que conocerte. Los inicios no son fáciles, pero enfrentarte a esta situación, sin visitantes en días tan señalados como los del Pilar no lo había vivido desde la crisis del ladrillo», relata la empresaria rural, que, como tantas promotoras de su sector, reclama más ayudas directas para poder resistir.
Esta situación y la decisión de no abrir el hotel «por el momento», no es una excepción en el sector en la ciudad y en la provincia. Según los datos facilitados por la Asociación de Empresarios de Alojamientos Turísticos de Valladolid, entidad que aglutina a unos 40 asociados de la capital y diversos municipios de la provincia, al menos diez establecimientos permanecen cerrados y sin previsión de abrir sus puertas debido a la falta de reservas. «Estamos viviendo una situación dramática; tal es así que si no llegan ayudas directas al sector esto será una catástrofe», alerta el presidente de la asociación de Hoteles de Valladolid, Francisco Posada, que hoy mismo mantendrá una reunión con la Junta de Castilla y León en la que «pondremos sobre la mesa que si el Gobierno regional no apuesta por el sector e implementa una serie de ayudas directas esto será un auténtico drama».
Según avanzó Posadas, en la actualidad entre 1.500 y 2.000 personas trabajan de manera directa e indirecta en empresas vinculadas al sector hotelero, como pueden ser lavanderías industriales, repartidores, empresas de suministros de alimentos y bebidas, personal de planta y recepción, mantenimiento y otras categorías profesionales que conforman toda una cadena que «está atravesando momentos muy complicados, por lo que se tienen que tomar medidas decididas ya».
La ocupación hotelera en Valladolid capital para el puente del Pilar, que arranca hoy y se prolonga hasta el lunes, se situará entre el 20% y el 25% de la capacidad total de plazas (unas 6.000, según posadas). Este «ínfimo» porcentaje apenas llegará a ocupar entre 1.200 y 1.500 plazas, dato «insostenible» teniendo en cuenta que el año pasado durante el puente del Pilar los hoteles de la capital rozaron el 90%-95% de ocupación. «Hemos sufrido un descenso brutal», lamenta Posadas, ápuntando que en Valladolid un tercio de sus turistas proceden de Madrid. «Suelen elegirnos para viajes cortos y en fechas como el puente del Pilar, pero ahora con el confinamiento todos los viajeros de esta comunidad no vendrán».
La falta de madrileños se notará también en el hotel AC Santa Ana de Valladolid. Según concretan desde el área de recepción la demanda de alojamiento rondaría entre el 16% y el 17%, porcentaje muy inferior al registrado el pasado año en la misma festividad cuando tuvo ocupadas el 60% de las habitaciones. Además, la falta de celebraciones nupciales, acentúa mucho más la bajada. Las reservas en este establecimiento comenzaron a llegar hace unos diez días y los futuros huéspedes proceden en su mayor parte de la Comunidad Valenciana, que cuenta con más días de fiesta en estas fechas.
Si el negro es el color predominante en la capital, la provincia no se queda atrás, pues el porcentaje de ocupación desciende hasta el 10%-15% sin tener en cuenta los confinamientos de municipios como Medina del Campo. En esta localidad los pocos hoteles que contaban con estancias de clientes para los próximos días han visto cómo «se cancelaban pues al permanecer confinados en el municipio no pueden venir turistas ni visitantes», explican desde el área de reservas del Hotel Villa de Ferias, que concretan que la diferencia con el pasado año por estas mismas fechas «es enorme; entonces hubo un día en el puente que estábamos completos gracias a los grupos del Imserso. Octubre solía ser un mes bueno en temas de ocupación, pero este año lo damos por perdido con el confinamiento».
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