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Mercedes Cantalapiedra (PP) y Óscar Puente (PSOE), como concejales rasos sin dedicación exclusiva ni área, harán en breve sus primeros viajes a Madrid, una vez recogidas las credenciales de diputado del Congreso, porque aunque no haya Gobierno sí hay gestiones previas, constitución de comisiones, reuniones ... de los grupos parlamentarios y demás. Sin contar que los días 26 y 27 se vivirá la primera sesión de investidura en el parlamento nacional, con Alberto Núñez Feijóo como aspirante. Jesús Julio Carnero (PP), alcalde y senador, está en el mismo trance. Mientras se resuelve la plaza de director de políticas públicas que ha convocado, polémica incluida, Carnero tendrá que atender sus primeros compromisos fuera de la política municipal, en ese afán que ha proclamado de «redoblar» su trabajo para poder cumplir en todos los ámbitos.
Es el primer signo de un mandato peculiar que comienza en diferido, porque los primeros meses, desde mediados de junio, han sido casi de aterrizaje y asentamiento, con dos partidos en nueva coalición que sustituyen a los dos anteriores: del PSOE-VTLP a PP-Vox. Las fiestas de septiembre, además, permiten una tregua que desemboca en el Pleno de este lunes, el primero con cierta enjundia política, que permitirá ver por dónde van a ir las líneas maestras de cada uno.
Por parte de PP y Vox, la estrategia parece clara. Jesús Julio Carnero trata de demostrar que el soterramiento es más que un lema electoral y de junio para acá ha enviado una carta a la ministra del ramo, ha solicitado un informe sobre la ejecución de la integración ferroviaria y ha pedido a Adif, Renfe y Junta replantear todo el proceso y eliminar el convenio de 2017. Ha reunido a los agentes sociales, un elenco bastante amplio, para decirles que está dispuesto a conseguir que se cumpla ese «derecho irrenunciable». Y ha anunciado que no se ejecutarán aquellas obras de integración incompatibles con el soterramiento. Objetivo: mantener viva la operación que ya se había dado por fallecida. La primera dificultad está en el Gobierno central. No parece que Feijóo vaya a lograr ser investido presidente y eso puede enquistar los pretendidos avances y dejarlo todo en una declaración de intenciones.
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En paralelo, detalles como recuperar el pago en efectivo en los autobuses se entremezclan con las obras de eliminación de los carriles bici, que serán más lentas de lo que quizá habría esperado el nuevo equipo de Gobierno. Sobre todo porque hay dinero europeo en juego, como ha podido comprobar ya Logroño, donde se ha producido una reversión similar, y hay que tener previstas actuaciones como la construcción de otro carril bici, caso que se ha propuesto en Isabel la Católica.
La segunda fase del nuevo equipo de Gobierno debería llegar a partir de enero o febrero, cuando se haya celebrado la gala de los Goya, se haya superado el primer momento de desembarco en los diferentes puestos y empiece la labor de «construir» el proyecto propio, más allá de desmontar los planes de los equipos anteriores con los que no se está de acuerdo.
Enfrente, el equipo de Jesús Julio Carnero tendrá una oposición que se antoja dura. Aún en proceso de digerir la derrota, el PSOE mantiene en primera línea de vanguardia a los mismos que hace solo tres meses gobernaban las diferentes áreas. Pedro Herrero, ex concejal de Hacienda, será el ariete en el que se basará Óscar Puente para recordar una y otra vez la herencia que han dejado en forma de proyectos, los fondos pendientes de ejecutar y hasta el más mínimo error burocrático en las tramitaciones, como ya han tenido ocasión de comprobar cuando se decidió desligar la Seminci de la Concejalía de Cultura (Vox) y ubicarla bajo el ala de la Concejalía de Marca Ciudad. A Herrero le acompañan Luis Vélez, Charo Chávez, Alberto Palomino y Juan Carlos Hernández, de momento como los más visibles en el día a día.
La labor de Puente, mientras, será la de mantener las opciones de retorno al poder vivas. Pero puede que no se quede en eso. Si Pedro Sánchez revalida su puesto como presidente del Gobierno, una nueva llamada para ocupar un ministerio podría tener una respuesta muy diferente a la que se produjo la última vez. Entonces, Puente declinó la oferta.
Faltan los dos actores complementarios y diferentes: Vox y Valladolid Toma la Palabra. En el caso del partido de cogobierno, Irene Carvajal, Alberto Cuadrado y Víctor Martín se han mantenido de momento en un plano discreto, ocupados en coger el aire a cada área y a las rutinas municipales, que no siempre resultan sencillas para los recién llegados a la política. En el lado opuesto, Rocío Anguita y Jonathan Racionero están en la misma fase mientras intentan defender la labor realizada por Manuel Saravia, María Sánchez y Alberto Bustos en los dos últimos mandatos, especialmente en lo tocante a Medio Ambiente y Urbanismo, donde han planteado ya las primeras batallas.
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