La cuarentena eleva el 12% el servicio municipal de comida a domicilio en Valladolid

A los enfermos por el Covid-19 se suman también personas mayores tras el cierre de los centros de día, y que reciben la comida en sus hogares. «Pero no solo estos mayores, también vecinos que normalmente tienen una persona que les asiste en sus casas, y que estos días con el confinamiento no pueden acudir a las viviendas de los asistidos», añade la concejala, quien señala que también «es una buena oportunidad para destacar el servicio público de asistencia social y a sus trabajadores».

El programa de cáterin, que desarrolla el Grupo Lince, se divide en tres rutas y se abastece a un total de 257 usuarios, treinta más desde el inicio de la crisis del coronavirus. El servicio de reparto funciona, por un lado, los lunes y viernes; y, por otro, los martes y jueves.

«Es un trabajo con el que te marchas a casa satisfecho. Sabes que estás ayudando a mucha gente», explica Juan Manuel Martínez, repartidor del cáterin, que ayer, junto a Emilio Gutiérrez, se ocupó de la ruta 2, con el barrio de Arturo Eyries, el Paseo de Zorrilla o La Rubia, como destinos.

Su labor, además del reparto, también está en entregar «los suministros» sin error, ya que se trata de un destinatario en el que en muchas ocasiones está condicionado por enfermedades u otros problemas. Pan sin sal, sin grasas, pan especial... 'C3 basal, sin sal añadida', se puede leer en una de las cajas que entregan en una vivienda de la calle Bolivia, en Arturo Eyries. «Estos días hay gente de todo. Unos te reciben con los brazos abiertos, otros te dejan una caja en la puerta para evitar contactos y otros apenas te abren la puerta, pero es reconfortante», concluye Juan Manuel.