Valladolid

La Cruz de Mayo recupera el pulso procesional de la capital en primavera

Numerosas personas, muchísimos habituales, pero también curiosos, acudieron a la llamada a la iglesia penitencia de la calle de la Platería a partir de las 20.00 horas creando mucha expectación en ese entorno. Minutos después, con más de un cuarto de hora de retraso, la cofradía titular acompañada por representantes de otras hermandades de la capital salía a las calles con los acordes de la Banda de la Cofradía de la Preciosísima Sangre que abría el cortejo. Dentro, en el templo, se vislumbraba a la Virgen Coronada de la Vera Cruz que, desde su camarín y con el pesar de no haber podido salir en los días grandes de la Semana Santa, permitió la salida de la verdadera reliquia de la Cruz que esta cofradía custodia desde hace más de cinco siglos procedente del Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria).

Y las miradas al cielo se repitieron ayer ante el cielo desapacible que incluso en algunos momentos de la tarde trajo algunas gotas de agua. Pese a esta amenaza meteorológica la procesión se desarrolló con normalidad encabezada por la cruz guía del abrazo franciscano que recuerda los orígenes de la penitencial que estuvo arropada a su vez por hermanos de la Cofradía de la Pasión y la Orden Tercera Seglar-La Santa Cruz Desnuda. Con su hábito verde, los titulares conformaron una planta de procesión de gloria para acoger al paso conocido como el LIgnum Crucis. Se trata de un ostensorio que alberga la reliquia de la Cruz de Cristo cuyo modelo artístico corresponde con la escuela de orfebrería vallisoletana del siglo XVII.

Es una cruz de plata bastante llamativa así como de bronce dorado con piedras preciosas con un basamento octogonal en cuyo interior se reproduce la escena de Adán y Eva junto al árbol de Paraíso. El paso portado a hombros por los hermanos de la penitencial transcurrió desde el Atrio de la Vera Cruz hacia las plazas de los Arces y San Miguel para hacer parada penitencial en la Parroquia de San Miguel y continuar hacia San Benito, la Rinconada y el Ochavo. Un discurrir de la reliquia por un histórico entramado de la capital vallisoletana donde también destacaron los bailes y los sonidos de los tradicionales paloteos a la Santa Cruz por el Grupo de Coros y Danzas Zagalejo acompañados de la dulzaina y tamboril.

Esta centenaria tradición de la Cruz de Mayo recuperó el pulso procesional de la capital vallisoletana que, además, al coincidir en viernes, sorprendió a muchas personas de compras por las tiendas del entorno, de vuelta de la jornada laboral y de terraceo en los diferentes establecimientos de hostelería en cuya conversación estuvo precisamente la tan adversa Semana Santa pasada por el mal tiempo registrado. En definitiva, una celebración que da comienzo a una intensa primavera procesional destacando con la Virgen de la Encarnación el 12 de mayo de la Cofradía de las Angustias; la de San Pedro Regalado el día 13 con la cofradía del patrón de Valladolid o el Corpus Christi el 1 de junio desde la Catedral.