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Mientras las aguas del Pisuerga regresaban por fin a su cauce habitual, aunque mantiene anegados sus paseos inferiores entre el puente de Poniente y la playa, pero muy lejos ya de su nivel de alerta, eran las estaciones de medición del Duero las que entraban ... este miércoles por la mañana en alerta a lo largo de toda la provincia fruto de una crecida súbita de su caudal (presumiblemente por un desembalse controlado en la cabecera) que anegó aún más el parque situado a los pies de la nueva pasarela peatonal de Tudela de Duero y la chopera situada agua abajo del paso de piedra de Puente Duero. Nada grave, en principio, toda vez que el caudal del río fue disminuyendo a medida que avanzaba la jornada, aunque de noche superan aún sus niveles de alerta en Quintanilla de Onésimo, donde alcanzó una punta de 189 metros cúbicos por segundo; Herrera de Duero (213) y San Miguel del Pino (769), según la información facilitada por la Confederación Hidrográfica del Duero.
También las aguas del Esgueva comenzaron a volver lentamente a su cauce, si bien el afluente mantiene un caudal estable por encima de los ocho metros cúbicos por segundo (el lunes alcanzó los 10,67) y continúa anegando sus paseos inferiores a su paso por la capital. Su nivel de alerta, eso sí, se sitúa en catorce.
Mucho más notable fue el descenso del caudal del Pisuerga, que el domingo marcó su sexta mayor punta de los últimos veinte años, con 1.220 metros cúbicos por segundo, y que este miércoles prácticamente ha vuelto a una relativa normalidad después de reducirse su caudal a la mitad en 24 horas y arrastrar 340 metros cúbicos por segundo, muy lejos ya de su nivel de alerta (619). Los efectos de la crecida en el entorno de Las Moreras son ahora más que visibles con un lodazal en los paseos, campos y aparcamientos situados en el entorno de Las Moreras, donde las marcas de los árboles mostraban que el nivel del agua superó en este punto el metro de altura (superando el muro de la ribera). El río aún mantiene anegados sus paseos inferiores, y las tres casetas situadas entre la playa y el puente de Poniente, y su fuerza ha volcado o lanzado directamente contra el arbolado de la margen derecha algunas de las barcas utilizadas habitualmente por Los Amigos del Pisuerga o de las más antiguas que permanecían amarradas en torno al antiguo embarcadero (un proyecto prevé recuperarlo para primavera).
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Los troncos arrastrados por la corriente, además, se acumulan ahora sobre los pilares del Puente Mayor. Aguas abajo, en el paso medieval de Simancas, tuvieron que ser retirados el martes por una docena de operarios con maquinaria pesada, que sacaron ochenta toneladas de sus pilares para garantizar su integridad, informa Jota de la Fuente.
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