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El centro de Valladolid languidece con cada cierre de pequeño comercio, de esos negocios familiares que atienden de tú a tú y aconsejan de forma ... personal a cada cliente que cruza su puerta. La pandemia fue un zarpazo para un sector que ya luchaba por resistir desde hace años en la gran manzana comercial vallisoletana, pero los últimos datos revelan además, que la tendencia de bajar la reja de forma permanente sigue en aumento.
«Desde 2020 hasta este 2023 se ha incrementado el 20% el número de locales que han quedado vacíos en importantes zonas comerciales de Valladolid, y ya se sitúa la cifra en el 24% de locales sin actividad», señala María Balsa, secretaria general de la Agrupación Vallisoletana de Comercio (Avadeco). Son las cifras más actualizados de las que disponen, pues llevan haciendo un rastreo de una veintena de calles del casco histórico desde el año 2009 para realizar un diagnóstico de la situación real del comercio en la ciudad y poder así elaborar propuestas que contribuyan a la defensa del sector.
Las zonas que más locales han perdido en actividad en los últimos tres años corresponden a calles como Panaderos, Labradores, Nicolás Salmerón y Mantería. «Aunque también estamos notando pérdida de comercio en la calle Bajada de la Libertad, Héroes de Alcántara, Pasión o Santa María», explican desde Avadeco. De los negocios que cierran no llegan al 2% las aperturas de pequeños comercios y son sustituidos por locales de hostelería o servicios ligados al cuidado personal (estética, clínicas de fisioterapia y bucodentales).
«Este cambio se debe a múltiples factores que nos muestran una modificación en los criterios de demanda y de consumo de los clientes. Ahora se destina mucho más al pago de vivienda, ocio y vacaciones», explica el presidente de Avadeco, Rafael Monedero.
Asimismo, el comercio de proximidad cuenta con varios obstáculos que le cuesta superar. «El intercambio generacional es uno de ellos; se están produciendo muchas jubilaciones de esos negocios que lo han resistido todo, pero ya no existe ese relevo como ha pasado en Cubero, en Joyería Ambrosio o en Deportes Chema, un pequeño ejemplo de los más recientes», explica la exconcejala de Comercio, Charo Chávez, quien alude además «al precio de los locales de la zona centro, en manos de grandes tenedores o rentistas que resulta inasumible para muchos».
Coincide Chávez con el planteamiento de factores que hacen tanto desde Avadeco como desde la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid (Fecosva) al explicar que el hábito de la compra online que aceleró y potenció la pandemia se ha quedado en el colectivo. La oferta comercial de Valladolid se sitúa en 3.541 negocios tal y como señala el último Plan de Apoyo al Comercio de Proximidad. «Los clientes echan en falta más información y la presencia de páginas web de los comercios de proximidad», puntualiza Chávez. Seis de cada diez cuentan con portal propio en Internet, pero solo el 39% tiene opción de comercio online, eso sí, el porcentaje aumenta al 83% en el caso de aquellos que usan las redes sociales como escaparate.
El acceso en vehículo al centro es un lastre para los negocios de a pie «un elemento más cuando la gente que compra prefiere hacerlo por Internet o en centros comerciales con aparcamiento gratuito y todo tipo de tiendas y servicios unificados en un mismo espacio», argumenta el presidente de Fecosva, Jesús Herreras. Echan de menos a clientes del alfoz de la capital y de ciudades cercanas, que antes iban de tiendas por el centro pero que ahora prefieren destinar esa experiencia de compra a Río Shopping o Vallsur.
Expertos del sector inmobiliario de Valladolid han notado además que «el traspaso ha dejado de existir en la ciudad, la gente no tiene la capacidad económica que requiere o carecen de la financiación necesaria», apunta Gonzalo Jolín, de Engel&Völkers. Ante esta radiografía de locales vacíos que tardarán tiempo en acoger nuevos negocios y temor a que el centro pierda su identidad y se convierta en un desierto comercial lleno de hostelería y franquicias, desde Fecosva están a la expectativa de la próxima apertura de Zara en la calle Constitución. «Algo que supone una locomotora para el sector en el centro y que supondrá un cambio importante, porque el hecho de que grandes multinacionales apuesten por esta zona hace pensar en el optimismo de cara a futuro y en un posible cambio de tendencia. Eso sí, va a ser fundamental contar con la nueva concejalía para ir trabajando en políticas que permitan reactivar la actividad comercial», finalizan desde Avadeco.
Uno de los muchos factores que influyen en la decisión del cierre definitivo y la desaparición de un negocio «de los de toda la vida» son los precios del alquiler. En la cifra de la factura mensual pesan elementos en los que no solo interviene la amplitud o la ubicación y entra en juego si tiene acceso o no por dos calles, si hace esquina, la afluencia, la iluminación o la fachada de esa zona, entre otros elementos a tener en cuenta. La calle de Santiago es la gran arteria comercial de la ciudad y centro neurálgico de las compras en el centro. «Allí los locales alcanzan un precio de alquiler que puede superar los 40 euros por metros cuadrado al mes», estima Gonzalo Jolín, responsable de la agencia inmobiliaria Engel&Völkers.
«La calle Miguel Íscar se ha convertido en un eje financiero de la ciudad y los precios oscilan entre los 10 y los 20 euros por metros cuadrado al mes. Los mismo sucede en zonas como la calle Zúñiga o la segunda mitad de la Acera de Recoletos», señala.
Un precio similar, entre 10 y 15 euros el metros cuadrado, tendrían los negocios de calles como Cebaderías o Duque de la Victoria, «en esta última un local de 200 metros puede costar unos 3.000 euros de alquiler y se ha convertido en una zona de moda con restaurantes tipo franquicia, dando cierta vida a esa calle», puntualiza Jolín.
«El traspaso ha dejado de existir, la gente no tiene la capacidad económica que requiere o carece de la financiación necesaria y la tendencia es que la actividad se vaya concentrando por sectores como sucede en la zona de la calle Perú, Galatea, Gamazo que tiene muchas tiendas de diseño, interiorismo y decoración o como ha pasado en Martín y Monsó o en las calles San Lorenzo, Cebadería y Platerías con el ejemplo del auge de los negocios de hostelería», finaliza.
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