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La cuenta está clara. El examen de Historia, con un 9,6, fue lo que le privó de sacar un 10 sobre 10. O un 14 sobre 14. Porque a Antonio Ruiz Suárez, del IES Parquesol, los números le cuadran casi a la perfección. ... Es la nota más alta de Selectividad en el distrito UVA, y una de las más altas de España seguro: 9,96 sobre 10 y, sumadas las específicas, 13,96 sobre 14. «En el examen de Historia de España no pude tener el 10 y me quedé con un 9,6», dice, mientras responde que no, que no va a recurrir, y como tampoco puede ver el examen no sabe dónde se han quedado esas cuatro décimas que al final, hecha la media, se quedan en 4 centésimas miserables.
El caso es que, a efectos prácticos, le da igual, pero eso no quita para que se ponga un poco reivindicativo. Porque lo que más le costó, como a tantos por estos lares, fue precisamente la prueba de Historia. «Lo que más, no porque sea difícil sino porque había mucho que estudiar, fue Historia. Creo que en Castilla y León tenemos muchísimo temario y todos hemos estado estudiando mucho Historia, más que otras asignaturas. Y lo que menos me costó fueron las asignaturas de Ciencias, quizás, las Matemáticas, Física, Química». Y esto tiene una justificación: «Realmente me gusta todo, pero eso, que es menos memorizar y más hacer problemas, quizá sea más sencillo».
Lo que más le va a costar, sin embargo, va a ser decidirse en pocos días por qué futuro elegir. No será en Valladolid porque aquí no existen los estudios que le interesan. «De momento no lo sé, me toca decidir. Tengo algunas opciones, que son totalmente distintas entre sí, no tienen nada que ver. Estoy entre un doble grado de Química y Bioquímica (en la Complutense) o un doble grado de Económicas y Relaciones Internacionales (en la Carlos III)».
Salidas profesionales no le faltarán, seguro. «Tengo un problema para decidirme, porque me gusta todo y lo tengo muy complicado. En el caso de Química y Bioquímica me gustaría hacer un máster en el extranjero para dedicarme a la investigación, porque es un campo que en España no está muy bien, y en el otro caso, no lo tengo tan claro. A lo mejor meterte en la escuela diplomática o hacer oposiciones para organismos internacionales, ya no está tan claro».
Esa indecisión de áreas igual tiene algo de genética, porque explica que su padre hizo primero de Física antes de inclinarse por la Filosofía. Ni él ni su madre, graduada en Sociología y máster en periodismo, tienen nada que ver con esos mundos que ahora analiza. Ni los estudios de su hermana, que cursa Ciencias Medioambientales. «Está muy orgullosa de mí, claro, muy contenta. Me dice que haga lo que quiera», cuenta Anronio. El mismo mensaje que le llega por parte de su padre, se ríe. «Mis padres están contentos, mi padre siempre me dijo que hiciera lo que quisiera, que no me ayuda en nada para decidir, pero entiendo que me lo diga. Me van a apoyar en lo que quiera hacer».
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