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Operarios preparan los exteriores del centro antes de su apertura aquel 26 de febrero de 1988. EL NORTE

El Corte Inglés de Zorrilla cumple 30 años

La apertura del centro de Zorrilla el 26 de febrero de 1988 contribuyó al desarrollo de la capital hacia el sur y a la evolución del sector comercial

J. Asua

VALLADOLID

Sábado, 24 de febrero 2018, 09:07

‘Ya es primavera en El Corte Inglés’. ¿Primavera? Aquel gélido 26 de febrero de 1988 –un día antes había nevado– los vallisoletanos se toparon con este lema en los carteles colocados en las fachadas del enorme edificio. Unos anuncios inéditos hasta entonces ... en la ciudad y que cogieron a contrapié a los primeros clientes y curiosos que se acercaron al flamante inmueble en el número 130 del Paseo de Zorrilla. Gasas, tonos pastel y vestidos de tirantes en las fotografías de reclamo no casaban, en absoluto, con el intenso frío, que atería a los que, a las diez de la mañana, esperaban la apertura de puertas de aquel gigante, según rememora José Antonio Lobato, director de comunicación de la empresa en Castilla y León.

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La capital del Pisuerga pasaba a ser una ciudad con más caché. Que la cadena de grandes almacenes, fundada por Ramón Areces, se asentara en un enclave urbano daba categoría. Un municipio con Corte Inglés ganaba puntos. Aquí y en el resto de España. Tras cuatro años de trámites burocráticos y catorce meses de obras en los terrenos que habían ocupado los campos de entrenamiento del Real Valladolid, en la arteria que comunicaba el centro y sur de la ciudad, los 41.814 metros cuadrados, distribuidos en el ocho plantas, reunían la mayor oferta de comercio integral que jamás habían visto los vecinos de la localidad. Y de la región. La inversión: 6.860 millones de pesetas en obras y otros dos mil en mercancías.

El próximo lunes, la compañía celebra los treinta años de este complejo. Ojo, porque no fue la primera incursión de la firma. En 1979, en la calle General Ruiz, ya abrió camino con una oficina de su División Empresas, dedicada a suministrar bienes y servicios. Un lustro después, en la Acera de Recoletos, levantaba la persiana una de sus agencias de viajes.

Bolaños, Isidoro Álvarez y José María Aznar, en la inauguración con autoridades un día antes. El Norte

Pero volvamos a Zorrilla. Un millar de empleados, ‘chavales’ de 25 años en su gran mayoría, se afanaron durante un mes en vestir aquel bloque para la ocasión. Todos habían recibido formación en almacenes de la casa Madrid. En aquellos tiempos, el centro de Continente, en Parquesol, era la referencia, mientras que Galerías Preciados ya iba a la baja. La figura del exalcalde socialista Tomás Rodríguez Bolaños fue clave para que el proyecto prosperara y la ciudad ganara protagonismo más allá de la Plaza de Toros. Porque la llegada de El Corte Inglés actuó como una zanja urbanística para que Valladolid creciera hacia el sur. Hubo algunas reticencias. Y El Norte de Castilla las recogió. El comercio local miraba de reojo el aterrizaje del monstruo de la distribución, que se ha convertido, tres décadas después, en un nudo primordial, en un nuevo centro neurálgico, entre el cogollo del municipio y los nuevos desarrollos de viviendas situados en la cola del Paseo de Zorrilla. No tardó el centro comercial en ser aceptado como uno más, aunque innovase frente a unas tiendas tradicionales que, en un alto porcentaje, aún no se habían subido al tren de la modernidad. La atención al público, la calidad y variedad de la oferta, y las políticas de devoluciones y garantías de los productos fueron toda una novedad para los clientes ochenteros.

Un motor económico de primer orden

La influencia socioecomómica de El Corte Inglés en la provincia y en la región se recoge en un estudio realizado por la consultora KPGM para la compañía. Según el informe, su impacto en el PIBde Castilla y León es del 0,8%, con una contribución de 401,7 millones de euros a la riqueza de la comunidad en 2016 y 10.765 empleos vinculados, que incluyen los directos, indirectos e inducidos. La empresa compra a proveedores de la región 74,4 millones de euros y aporta en impuestos y tasas 80. De ellos, 26,6 en Valladolid.

Un día antes de la apertura al público, las autoridades, con el entonces presidente de la comunidad, José María Aznar, a la cabeza asistieron a la fiesta de inauguración. Era la bendición de las instituciones al nuevo vecino, que, desde entonces, se ha hecho fuerte en la provincia con catorce unidades de negocio que dan trabajo a 1.686 personas. En 1995 compró el edificio de Galerías Preciados en la calle Constitución y en 2001 adquirió a Carrefour su complejo de Arroyo para instalar el Hipercor. Y así ha seguido: plantando su sello con tiendas de sus diferentes divisiones e implicándose en la vida de la ciudad con patrocinios deportivos, culturales y benéficos de toda índole. Porque desde aquel 26 de febrero El Corte Inglés se convirtió en un vallisoletano más.

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La apertura de los grandes almacenes tuvo su reflejo en las páginas de El Norte de Castilla.

En el Corte inglés desde su apertura

«Entrar en El Corte Inglés era lo más»

María Teresa Pérez

Tenía 20 años cuando fue fichada. «Para los que nos dedicábamos al comercio era lo más», dice María Teresa, que hasta entonces había trabajado en las tiendas Escorpión. Tres décadas después, esta experta en moda mujer y corsetería muestra su orgullo por mantener «el alma de la casa», que le insuflaron en su formación en el centro de Goya, en Madrid. «Que te eligieran significaba que valoraban tu profesionalidad», afirma ufana esta dependienta, quien recuerda los nervios y la alegría de la apertura y ensalza, en especial, el personal que tiene su empresa.

«Fue un cambio total respecto al comercio local»

Modesto Gail

Se formó en el centro de la calle Preciados, «la cuna donde comenzó don Ramón Areces». Modesto Gail, hermano del jugador del Real Valladolid, aprendió mucho allí. «El cliente tiene poco tiempo y lo quiere aprovechar al máximo», recuerda. Y esa filosofía de atender con profesionalidad y atinar en el trato y en la venta la ha aplicado desde que entró en la compañía con 21 años. «El comercio de Valladolid estaba un poco obsoleto y la llegada de El Corte Inglés supuso un cambio total», subraya este dependiente, que evolucionó de la decoración a la moda de caballero.

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«Cuando me contrataron, no me lo creía»

mANUELA CRESPO

Un responsable de El Corte Inglés entró en la tienda de moda Ana, en Portugalete, donde trabajaba, haciéndose pasar por cliente. La vio atender y ahí comenzó su aventura. Tenía 26 años. «Cuando me contrataron, no me lo creía; suponía una gran seguridad», relata Manuela Crespo, en la planta de mujer, donde ha aprendido todo. «Psicología para atender al cliente, respeto, paciencia...», enumera esta dependienta, que ha hecho familia en el trabajo con «ese chocolate con churros muy de mañana con los maridos y las compañeras después de colocar rebajas o hacer inventario».

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