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Corpus Christi de tú a tú. La eucaristía y procesión de la festividad del Cuerpo de Cristo congrega a una multitud desde primera hora de la mañana con una Catedral abarrotada pero también durante todo el recorrido para contemplar el cortejo y disfrutar de la ... veintena de altares montados desde Fuente Dorada, Plaza Mayor, Santa Ana, Santiago y Regalado en un acontecimiento donde los niños de Primera Comunión fueron los verdaderos protagonistas ante la atenta mirada de familias, de abuelos, padres, hermanos… Y todo en un soleado domingo, con agradables temperaturas y en horario matinal lo que motivó un llenazo de las terrazas de los negocios de hostelería por donde discurría la procesión y del centro en general en un ambiente que también sorprendió a los visitantes de la Feria del Libro.
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Y fue de tú a tú porque el arzobispo de Valladolid, Luis Arguello, quiso comulgar más que nunca en esta solemnidad religiosa «con la Iglesia de Valladolid, con la sociedad vallisoletana y con sus hermanos presbíteros» haciendo especialmente participativa sus palabras de la misa en un diálogo en torno al Año Jubilar del Sagrado Corazón de Jesús haciendo repetir a toda la asamblea los tres hitos de estos meses que vienen de siglos atrás alrededor de esta devoción: «Venga tu reino», «venid a mí» y «Reinaré», que invitó a corear Argüello en varios momentos de su homilía donde también animó a conseguir la comunión real «en las casas, en la sociedad, en los colegios… ¡Sigamos el testimonio del reinado de Cristo!», exclamó el arzobispo a los niños que llenaban los bancos y sillas y que escuchaban con especial atención dándoles la bienvenida a la vez y agradeciéndoles su visita a la Iglesia Mayor de Valladolid en lo que significó una de sus primeras ocasiones en recibir la comunión.
Fue una homilía convertida en catequesis de ciudad donde Argüello con un lenguaje cercano se acercó a todos, en especial a los niños, donde les exhortó todos los domingos «a escuchar la Palabra de Dios y comulgar ya en la eucaristía». Fue una misa y una jornada «de encuentro de familias que venís desde vuestra Iglesia doméstica», se enorgulleció junto al obispo emérito de Santander, el deán de la Catedral y sacerdotes del Colegio de San Albano-Los Ingleses y del Opus Dei.
La Catedral registró este domingo solemne uno de esos grandes días, un llenazo de los de las grandes ocasiones con la nave central y laterales abarrotados de gente sentada y de pie, bancos y sillas, que significó la mejor entrada en la Iglesia para cientos de niños que durante este mes de mayo han tomado su primera comunión. Una celebración donde el prelado incidió en los mensajes jubilares para señalar a los recién comulgados que «el Corazón de Cristo y la Comunión están especialmente unidos porque Jesús se hace presente». Y en este sentido quiso llegar a los fieles más infantiles pidiéndoles «verdad y justicia» en sus vidas para alcanzarlo al tiempo en la sociedad que habitan: «¡Celebremos la Comunión en este mundo donde vivimos con desunión!», demandó el prelado.
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Unas entrañables palabras de Argüello que precedieron al encuentro con ellos que mantuvo al comienzo de la procesión del Corpus Christi que comenzó al mediodía en la Seo Metropolitana con una procesión encabezada por la Cofradía Sacramental de la Sagrada Cena que alumbraba su paso titular. Un gran conjunto monumental que también saca a las calles durante la Semana Santa, en especial em la celebración del día de la institución de la Eucaristía del Jueves Santo, como recordó el propio arzobispo.
Poco antes del mediodía las campanas del templo catedralicio anunciaban la salida de la Custodia de Juan de Arfe de finales del siglo XVI convirtiendo a esta procesión del Corpus Christi en una de las más enraizada de la capital. Un desfile que desde hace varios años es jalonado por altares de las cofradías penitenciales y de gloria que también integraban las filas de la comitiva. Exactamente han estado expuestos durante toda la mañana del domingo un total de 22 altares que mayoritariamente estaban dedicados al Sagrado Corazón de Jesús con imágenes, banderas o ilustraciones en torno a esta devoción que ultima estos días la celebración del año jubilar extraordinario que el Papa Francisco decretó para la capital vallisoletana en abril del pasado año.
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Pero también hubo muchos detalles en los mismos, por ejemplo, recordando a los patrones de Valladolid, San Pedro Regalado o la Virgen de San Lorenzo -de pequeño tamaño-, además de Santa Teresa de Lisieux, convirtiendo a la Plaza Mayor, donde estaban instalados éstos altares, en espacio franciscano y carmelita a cuyo acceso por la calle Ferrari, en la histórica Acera de San Francisco, la Orden Franciscana Seglar también exponía el abrazo de San Francisco de Asís a Cristo en la Cruz. En Fuente Dorada destacaron los colores vaticanos de la Exaltación de la Cruz o Cristo Rey de la Preciosísima Sangre.
La colocación de los altares significan una muestra pública del patrimonio devocional de las cofradías vallisoletanas, además del esfuerzo que significa la propia instalación de este arte efímero para la mañana de Corpus de Valladolid que empezó a las 8,00 horas, porque además cada año adquiere mayor interés dado que desde media mañana del domingo eran cientos de personas las que hacían la ruta de estos monumentos y preguntaban sobre los mismos antes de la celebración de la procesión. Un desfile que discurrió e hizo parada por cada uno de ellos dejando entrever la numerosa participación de niños en lo que significa el baby-boom de 2014 dado que en la actualidad la Primera Comunión la suelen celebrar niños que en este año cumplen 10 años.
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Pablo, Paula, Beatriz, Iría, Sofía, Diego, Nicolás, Fernando, Alessia, Teresa, Diego o Fran de la Unión Parroquial de Santiago-El Salvador acompañados por la Cofradía de las Siete Palabras fueron algunos de los niños que disfrutaron del sagrado paseo que iba jalonado por las diferentes banderas y enseñas de las iglesias y hermandades vallisoletanas además de otras asociaciones religiosas. Y, abriendo paso la curiosa presencia del pertiguero, uno de los monaguillos de la Catedral, recreando esta figura histórica que avisaba a los espectadores de la llegada de la procesión.
A partir de él los niños que intentaban cruzarse la mirada con sus familias a la vez que admiraban desde su particular punto de vista los altares como, por ejemplo, uno de los más llamativos, la recreación de cuerpo superior de campanas de la torre de la Catedral de Valladolid con una imagen del Sagrado Corazón de la penitencial realizado por la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y rodeado por numerosos claveles rojos y amarillos que conformaban la bandera y con la leyenda: «Reinaré en España», la Gran Promesa de Valladolid hecha al Padre Bernardo de Hoyos en el Colegio de San Ambrosio en el año 1733. En todos, como elemento común y especialmente propio de la tierra y de la solemnidad, el pan -lechuguino y cantero- y el vino con sus espigas y sus racimos de uvas.
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Cerraban la procesión el clero diocesano de manera simbólica, una veintena de sacerdotes, además de los incensarios y acólitos con mitra y el báculo arzobispal para dar paso al Cabildo Catedralicio escoltando la Sagrada Custodia. Los prelados Luis Argüello y Manuel Sánchez Monge discurrían a continuación además del palio en una última parte de la planta procesional donde la nota de música corrió a cargo de la Banda Sinfónica Municipal de Cigales.
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