El coronel asesinado por los Grapo en Valladolid ya da nombre a la plaza del edificio Puente Colgante

La placa, en la que se puede leer 'plaza del coronel López Muñoz (víctima del terrorismo)' se ha destapado hoy en un emotivo acto

Marco Alonso

Valladolid

Jueves, 13 de marzo 2025, 21:24

Han pasado más de 34 años de aquel 15 de junio de 1990. En concreto han sido 12.690 días, con sus 12.690 noches, ... las que han transcurrido de aquella mañana en la que el coronel Manuel López Muñoz fue asesinado en un atentado terrorista perpetrado en la calle Turina del barrio vallisoletano del Cuatro de Marzo. Y, pese a todo ese tiempo, fueron muchas las lágrimas que regaron la nueva plaza que lleva el nombre del militar abulense durante el acto en el que se destapó la placa de este nuevo espacio, que reza 'plaza del coronel López Muñoz (víctima del terrorismo)'.

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Hasta este nuevo ágora del Cuatro de Marzo –delimitada por las calles Puente Colgante, Juan Sebastián el Cano, la avenida Reyes Católicos y el paseo del Cid– se desplazaron familiares y amigos del asesinado, así como diferentes representantes de la corporación municipal, de la Policía Local, de la Policía Nacional, de la Guardia Civil y del Ejército. En el acto, además de destaparse la placa y de que el alcalde obsequiara a los familiares con una réplica, tomaron la palabra Manuel López, hijo de la víctima; Nicanor Sen, delegado del Gobierno en Castilla y León, Jesús Julio Carnero, alcalde de Valladolid, y Sonsoles Sánchez-Reyes, comisionada para las víctimas del terrorismo en Castilla y León.

Tanto el hijo de Manuel López, que se llama igual que su padre, como Sonsoles Sánchez-Reyes agradecieron el homenaje para reclamar posteriormente «recuerdo, justicia y dignidad». Por su parte, Nicanor Sen, expresó que «desde hoy, su recuerdo y su legado permanecerán aquí para siempre, de una manera tangible, para que las nuevas generaciones conozcan el sacrificio de las víctimas del terrorismo».

Mientras, Jesús Julio Carnero cerró el acto con unas emotivas palabras de recuerdo. «El perdón en relación al terrorismo es algo que pertenece, o así lo entiendo yo, en este caso a Manuel, a Teresa, a Carmen y a Isabel –hijas del asesinado– y al resto de la familia, y muy especialmente a su madre, que ya no les acompaña. El olvido corresponde a la sociedad en general, pero sobre todo y ante todo lo que nos corresponde como sociedad es saber que aquello dolió, y los más pequeños, algunos nos están acompañando, no saben que aquello aconteció y tienen necesariamente que saber que aquello aconteció y dolió mucho», recalca el alcalde.

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Manuel López Muñoz tenía 61 años cuando fue asesinado, era abulense de nacimiento pero estaba afincado desde hacía muchos años en Valladolid, donde desarrolló buena parte de su carrera militar. López Muñoz fue víctima de los llamados Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (Grapo). Le dispararon dos veces en la cabeza y una en la cadera, por lo que resultó muerto en el acto. Cinco días después del atentado, la citada organización terrorista asumió la autoría en un comunicado publicado en el diario Egin. Decían haber actuado en represalia por el fallecimiento, veinte días antes y por huelga de hambre, de su compañero José Manuel Sevillano.

López Muñoz ingresó en el Ejército como soldado en 1949 para iniciar su carrera militar en la Academia de Zaragoza dos años después. Toda su vida castrense, sin embargo, transcurrió en Valladolid: primero en el Regimiento de Infantería de San Quintín y luego en la Capitanía de la VII Región Militar. También ejerció como ayudante de varios generales. En 1986 ascendió a coronel del Ejército de Tierra y un año después pasó a la reserva activa como secretario particular del gobernador militar de Valladolid, con sede en la antigua Capitanía General.

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Casado con María Teresa Represa del Prado –fallecida en 2009– y padre de cuatro hijos era también secretario de la Real Sociedad Hípica. A López Muñoz se le concedió el 19 de julio de 2000 la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo, y cinco años después, el ascenso de empleo con carácter honorífico y a título póstumo. Ahora, la ciudad que le vio morir le ha rendido un nuevo homenaje poniendo su nombre a esta nueva plaza abierta al público de casi tres mil metros cuadrados –2.883, tal y como concreta el Ayuntamiento de Valladolid–.

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