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Es difícil no conocer al menos una persona que no se haya realizado un test rápido de antígenos durante este último año. La subida de su precio y la posterior regularización son prueba de la demanda de un producto que llegó a estar agotado en ... fechas previas a la Navidad de 2021. En uno de esos cambios legales, el BOE incluyó el pasado 20 de julio una modificación del Real Decreto 1662/2000 sobre los productos sanitarios para diagnóstico «in vitro», que incluía que no sería necesaria prescripción para comprar este test.
Además, en este cambio, se especificaban el resto de pruebas que se venden en boticas y que tampoco precisan de receta para su adquisición. Pero estos exámenes rápidos van más allá. Bajo prescripción médica, también nos podemos realizar una serie de autodiagnósticos en casa que van desde la detección de infecciones en el tracto urinario o en la vagina.
Cómo hacerte un test de antígenos
«Digamos que hay un catálogo de productos definidos como sanitarios, de venta exclusiva en farmacia, que se diferencian entre aquellos que precisan de una receta médica para su compra y los que no», explica Rafael Martínez, secretario del Colegio de Oficial de Farmacéuticos de Valladolid. Los que no necesitan esta prescripción son cinco. «Para diagnosticar el VIH, el embarazo, la fertilidad masculina y femenina y, desde julio de 2021, para detectar la covid-19», especifica.
En 2018 se comenzó a comercializar un nuevo test de fertilidad masculina que aumentó su fiabilidad hasta un 90%. Desde casa, y en apenas siete minutos, te permite conocer la cantidad de espermatozoides móviles y saber si está por encima o por debajo de la media, situada en los cinco millones por mililitro según la OMS. La organización también especifica que esta enfermedad se confirma después de doce meses o más de relaciones sexuales habituales y sin protección. «Son de fácil acceso y aportan más intimidad», explica el secretario.
Además, agilizan un proceso que antes se desarrollaba durante semanas. La manera de conseguir la muestra es obvia y la forma de comprobarla guarda ciertas similitudes con los test de antígenos. Debemos recoger el semen en un vaso, incluido en la prueba, para después agitarlo. Después, con una jeringa también incluida, se debe dejar caer sobre el dispositivo un pequeña gota. El resultado es positivo si aparecen las dos líneas de la prueba, sobre las letras -T y C- y negativo si solo aparece sobre esta última. De misma manera que en las pruebas para detectar el coronavirus, si solo se colorea la T o, en su defecto, ninguna, el resutlado no es válido.
Junto a estas pruebas que no precisan de una receta médica también encontramos otros que sí la necesitan. Aquí encontramos una serie de test para detectar clamidia, deficiencia de hierro, infección del tracto urinario, intolerancia al gluten, prevención estomacal, intestinal o de tiroides. «Su publicidad está prohibida y eso también conlleva que no se conozcan demasiado», asevera Martínez.
Si con la sexta ola de coronavirus, y con vistas a Navidad, conseguir un test de antígenos era casi una tarea imposible, con el resto no ha ocurrido lo mismo. Algunos, ni siquiera se encuentran de forma habitual en farmacias. «La pandemia podía haber sido un buen momento para implementar estas pruebas de autodiagnóstico con receta», explica el secretario. En unos meses donde la saturación de la atención primaria y los hospitales ha provocado el retraso de algunas pruebas, su uso podría haber dado cierto aire en la situación. «No sé si esto se debe al desconocimiento, pero habría sido más sencillo servirse de estas pruebas para conocer resultados en una época donde también se evitaba llevar pacientes al hospital», comenta Martínez.
Los test de antígenos de saliva o nasales que nos hemos realizado en casa para detectar si teníamos coronavirus tampoco han hecho que el resto de pruebas que no precisan receta hayan incrementado sus ventas. «En general ya se comercializaban previamente y la gente no se ha lanzado a realizarse más pruebas en casa. En mi caso no he notado un incremento de la demanda», explica el farmacéutico.
Martínez incide en la idea de que estas pruebas no se deben tomar como definitivas. «Una vez visto el resultado, si es positivo, lo suyo es confirmar el diagnóstico en un hospital», expresa. Esta idea acompaña la situación que se vivía en un primer momento con las pruebas de antígenos, cuando era necesario realizar una PCR para corroborar el resultado. Un procedimiento que no es necesario con las pruebas que se venden sin receta en las boticas. «No es obligatorio pero sí muy recomendable, también porque si das positivo en una prueba de autodiagnóstico es lógico ponerse en contacto con nuestro médico», precisa.
En referencia al test para detectar el VIH, Martínez concreta que es recomendable hacer una nueva prueba ya que este virus, al ser una enfermedad de transmisión sexual, puede significar la presencia de otros trastornos. «Lo mejor en este supuesto es hacer un análisis de sangre ya que puede estar presente de forma colateral a otras afecciones», culmina el secretario.
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