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El veredicto del jurado fue contundente a la hora de declarar a Carlos Rueda, de 19 años, culpable de asesinato y el tribunal londinense que le juzgó durante los últimos diez días ha acordado este viernes condenarle a cadena perpetua (similar a la prisión permanente ... revisable española) por el crimen de David Martínez, el joven cocinero de Huerta del Rey que murió acuchillado en la tarde del 6 de marzo de 2019 a manos del hijo de la casera de la vivienda en la que residía desde hacía apenas unos días en el barrio londinense de Leyton. La sentencia aplica al asesino una atenuante leve por un trastorno de la personalidad que no le impedía ser consciente de sus actos y que tampoco le impedirá cumplir un mínimo de quince años entre rejas antes de que su pena pueda ser revisada por los jueces.
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El fallo cierra así un proceso que se ha prolongado durante más de un año y que ha mantenido en vilo a la familia de la víctima, de origen colombiano y nacionalidad española y afincada en Huerta del Rey desde hace más de tres lustros. «La condena no nos quita la pena por la pérdida de mi hermano, pero ahora por fin podemos pasar página en lo que se refiere al proceso penal sabiendo que el asesino de David cumplirá una larga condena por lo que hizo», asegura Andrés, hermano del fallecido, antes de lamentar que el joven condenado ni siquiera haya pedido perdón por lo ocurrido después de que ayer mismo, al hacer uso de su derecho a decir la última palabra, volviera a negar la autoría del crimen, tal y como ha venido haciendo desde que fuera detenido al día siguiente de los hechos.
Carlos Rueda se sentó en el banquillo de los acusados del tribunal londinense de Old Bailey el 15 de junio y en su declaración alegó amnesia a la hora de negar, eso sí, que en la tarde de aquel 6 de marzo abordará a David Martínez en la cocina de su domicilio (el vallisoletano había alquilado una habitación a su madre) para golpearle y acuchillarle en seis ocasiones después de acusar, sin fundamento, según recoge el fallo, de haber besado a su novia. La propia chica, que estaba en la vivienda, sí reconoció durante la vista que presenció la agresión, si bien alegó que salió corriendo sin pedir ayuda. La testigo también recordó que su novio era muy celoso y relató que días antes del crimen llegó a golpear a un pasajero del metro por mirarla. Los agentes que declararon ante el jurado también calificaron al joven, que tenía solo 18 años en el momento del crimen, como «extremadamente violento y posesivo».
En el historial de Carlos Rueda figuraba un antecedente por una agresión a otro hombre en un restaurante en el que trabajaba, al que llegó a intentar acuchillar en el cuello, y durante su estancia en prisión, en la que ingresó a los pocos días de su detención el 7 de marzo del año pasado, también protagonizó un violento altercado al golpear a un funcionario que «simplemente le metió prisa para que acabara de comer».
El asesino, sin embargo, se presentó este viernes de nuevo ante el tribunal, al que imploró clemencia, como un joven inocente que «solo quiere estudiar». Las pruebas, sin embargo, apuntan a que se trata de un chico «violento» con el que el cocinero David Martínez «tuvo la mala suerte de cruzarse» cuando acababa de llegar a Londres para trabajar en su oficio. Su abogado apeló también a su «inmadurez y a su corta edad» para intentar reducir la condena en su alegato ante el tribunal. El juez, sin embargo, acordó condenarle a cadena perpetua (revisable), conforme a la solicitud previa por parte del fiscal.
David Martínez, según quedó reflejado durante el juicio, había mostrado su temor al hijo de su casera poco antes de su muerte e, incluso, tenía previsto mudarse por este motivo solo dos días después de aquel 6 de marzo. «Voy a irme el viernes o terminaré muerto», escribió en un mensaje a un familiar, en el que relataba que Carlos Rueda «estaba completamente loco y le preguntaba si había besado a su novia». Eso último, aunque nunca ocurrió, fue el detonante de la agresión ocurrida a las 17:10 horas de aquel miércoles de marzo, cuando el joven de 18 años acuchilló a la víctima en la cabeza y el estómago. David logró huir, pero cayó desplomado en la calle y falleció instantes después. El asesino huyó, si bien fue localizado y detenido en la casa de un amigo en Portsmouth, cien kilómetros al sur de Londres, al día siguiente.
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