Pedro Luis Gallego, conocido como el violador del ascensor, durante su primer día del juicio en la Audiencia Provincial de Madrid. Efe

El 'violador del ascensor' saldrá de prisión a los 82 años y estará vigilado hasta los 92

La condena a Pedro Luis Gallego suma 97 años de cárcel por las agresiones a cuatro chicas en 2016 y 2017 entre Madrid y Segovia

J. Sanz

Valladolid

Lunes, 21 de octubre 2019

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«Lo único que podemos sacar de positivo de esta sentencia es que ojalá haya acabado con la carrera de este depredador sexual para siempre», destaca una de las abogadas de la asociación Clara Campoamor, que ejerció de acusación particular contra Pedro Luis Gallego, el ... tristemente célebre 'violador del ascensor', al que la Audiencia Provincial de Madrid condenó este lunes a 97 años y 8 meses de cárcel por las agresiones a cuatro chicas, una de ellas menor, registradas en 2016 y 2017 entre Madrid y Segovia. El doble asesino y violador multirreincidente vallisoletano, hoy de 59 años (cumple los 60 el mes que viene), no volverá a pisar la calle, al menos, durante los próximos 22 años. Tendrá 82 años cuando recupere la libertad y pasará otros diez, hasta los 92, bajo libertad vigilada. Durante ese mismo periodo, hasta los 92 años, no podrá volver a pisar Madrid.

Los tribunales, esta vez sí, parecen haber dado la puntilla a Pedro Luis Gallego, al que consideran autor de una ristra de delitos (detención ilegal, agresión sexual, lesiones y robo con violencia) y al que imponen la negativa a acogerse a beneficios penitenciarios antes de haber cumplido una cuarta parte de la condena completa (97 años y 8 meses) hasta pasar un máximo de 25 años entre rejas. Esta medida implica que no podrá salir de prisión antes de cumplir 24 años y unas semanas. Y dado que ya lleva dos encarcelado, desde su detención el 4 de junio de 2017, aún le faltan 22 años para poder acogerse a beneficios penitenciarios antes de recuperar la libertad. Nada que ver, desde luego, con lo ocurrido hace seis años, cuando el 'violador del ascensor' salió de la cárcel sin más cargo que el de conciencia después de cumplir tan solo 20 años, 11 meses y 28 días sobre una condena de 273 años por los asesinatos de Marta Obregón (Burgos) y Leticia Lebrato (Viana) y 18 violaciones más solo en 1992.

A punta de pistola

«La sociedad va aprendiendo a medida que sufre episodios como los protagonizados por este individuos, que nunca debieron ocurrir, cuando aún debía haber estado muchos años más en prisión», inciden desde la asociación de víctimas en alusión a la fatídica salida de prisión del violador vallisoletano aquel 14 de noviembre de 2013. Pedro Luis Gallego, según confesó él mismo cuando se sentó en el banquillo el pasado 3 de octubre y considera ahora probada la sentencia, solo tardó tres años en reincidir. Y lo hizo a lo bestia. Primero intentó secuestrar a una joven de 17 años a punta de pistola (el 16 de diciembre de 2016); después lo logró con otra chica, a la que raptó y violó en reiteradas ocasiones en su piso de Segovia (el 19 de febrero de 2017); volvió a intentarlo con una tercera (el 2 de abril de 2017), y de nuevo lo consiguió con una cuarta, a la que también violó de camino a Segovia y luego durante seis horas en su casa (el 14 de abril de 2017).

La investigación policial, ante la sucesión de ataques a mujeres jóvenes ocurridas siempre en el entorno del Hospital de La Paz (Madrid), logró estrechar finalmente el círculo sobre el violador vallisoletano, en un principio, gracias a la identificación del coche utilizado para los secuestros, un Toyota Auris blanco -se comprobaron 75.000 vehículos y examinaron cámaras de tráfico de medio Madrid-, que resultó ser de su cuñado. A él lo exoneraron, pero enseguida volvieron la mirada sobre Pedro Luis Gallego y su domicilio en Segovia. Allí vivía solo, aunque tenía una novia estable -también afincada en la capital del acueducto y madre de una chica-, de la que las propias acusaciones consideran que era ajena a la identidad y actividad de Pedro Luis. Los reconocimientos fotográficos del agresor sexual, que fueron positivos por parte de tres de las cuatro víctimas, condujeron finalmente a la detención del violador. La descripción del domicilio aportada por las dos chicas raptadas también coincidía con el piso de alquiler de la calle Dámaso Alonso de Segovia. Después llegaron dos positivos en ADN del violador de las muestras biológicas de las víctimas y un tercero de una de las chicas encontrado en la manilla de una puerta del domicilio.

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El historial delictivo

  • 1979 Pedro Luis Gallego ingresa en prisión con tan solo veinte años por uso ilegítimo de un coche.

  • 1981 Primera condena a tres años por abusos deshonestos.

  • 1984 Sale en libertad condicional y le condenan a diez años por violación.

  • 1991 Sale de nuevo en libertad con la pena cumplida.

  • 1992 Asesina a Marta Obregón en Burgos y a Leticia Lebrato en Viana y suma 18 violaciones (confirmadas policialmente) cometidas en apenas un año.

  • 1994 y 1995 Es condenado a 42 años por la muerte de Leticia Lebrato (1994) y a 50 por la de Marta Obregón (1995). Suma, en total, 273 años, 2 meses y 16 días en condenas por los crímenes y por otras 18 violaciones, aunque se cree que pudo cometer 52 solo en Valladolid, su ciudad natal, y 11 más en Salamanca entre las décadas de los años ochenta y noventa.

  • 2013 El 14 de noviembre sale en libertad con la pena cumplida. Había pasado solo 20 años, 11 meses y 28 días en prisión.

  • 2017 Pedro Luis Gallego es detenido el 14 de junio y vuelve a prisión acusado del rapto y agresión sexual de dos chicas y de dos tentativas en Madrid (junto al Hospital de la Paz) y Segovia.

  • 2019 La Audiencia Provincial de Madrid condena al 'violador del ascensor', hoy de 59 años (cumple 60 en noviembre), a 97 años y 8 meses de prisión por la agresión a cuatro chicas, una de ellas menor, cometidas entre el 16 de diciembre de 2016 y el 14 de abril de 2017 en Madrid y Segovia. Cumplirá un mínimo de 24 años en la cárcel.

Acorralado por las pruebas

De manera que las pruebas acorralaban a Pedro Luis Gallego cuando se sentó en el banquillo hace tres semanas y protagonizó su sorprendente confesión de las cuatro agresiones, cuya autoría reconoció punto por punto después de dos largos años en los que no ofreció ni la más mínima colaboración a los investigadores. Pidió perdón, incluso, a las víctimas -otra novedad en su sangriento historial- y alegó que sufre una «obsesión incontrolable». Dos jóvenes asesinadas y decenas de chicas violadas entre 1980 y 2019 atestiguan la voracidad de la presunta «obsesión» de un depredador sexual al que, sin embargo, ni siquiera se pueden aplicar agravantes por reincidencia al no ser computables sus antecedentes (por asesinato y violación) de los años ochenta y noventa.

El coche del cuñado, el móvil de la sobrina y visitas a Valladolid

La sentencia que condena a casi un siglo de cárcel a Pedro Luis Gallego desvela en parte los movimientos del violador vallisoletano desde su temida salida de prisión en 2013. Su móvil, prestado por una sobrina, indica que no solo vivió en Segovia, donde tenía su domicilio habitual (de alquiler), sino que también pasó largas temporadas en su Valladolid natal -escenario del grueso de sus violaciones en los años ochenta y noventa- hasta su detención en 2017. Solo apagó el teléfono, eso sí, para asaltar a cuatro jóvenes en Madrid, ciudad que había visitado de forma esporádica siempre en un coche (un Toyota Auris blanco) que le prestó un cuñado y en el que raptó a dos de las víctimas.

Pero la legislación actual, pese a todo, es menos benevolente que la que le permitió cumplir una ínfima parte de su pena entre 1992 y 2013. Esta vez, y sin haber sido condenado a las penas más elevadas posibles al no poder aplicarse la reincidencia, Pedro Luis Gallego cumplirá de manera íntegra casi los 25 años como máximo que establece la ley «para reos condenados por dos o más delitos y alguno de ellos esté castigado con penas de hasta 20 años». En este caso se condena al 'violador del ascensor', entre otras, a penas de 19 años por cada una de las agresiones sexuales continuadas a dos de las víctimas y a otros 15 por sus raptos. También las golpeó, robó... A ellas y las dos jóvenes que lograron zafarse de un agresor que las abordó en todos los casos a punta de pistola (el arma nunca fue localizada). La sentencia establece que «el cómputo de los plazos aplicables a los beneficios penitenciarios se referirán a la totalidad de las penas», es decir, a sus 97 años largos de condena. A las víctimas, en teoría, deberá indemnizarlas con 165.500 euros, una cantidad que se antoja inasumible para un recluso que ha pasado más de media vida entre rejas en una inacabable sucesión de condenas y permisos que comenzó en el año 1979.

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