Concierto

Joel, Arnau y Pascal, los músicos con discapacidad que «derriban prejuicios» en Valladolid

Estos conciertos son un ejemplo para «poner en valor las capacidades de las personas con discapacidad», como explica Joel Bueno, de 16 años, quien padece una parálisis cerebral que le afecta a las extremidades y al habla, lo que no le ha impedido hacer música. En su caso concreto, toca el Eyeharp, un instrumento musical electrónico controlado por la mirada o la cabeza a través del que Joel interpreta música de forma «totalmente independiente», tal y como explica su padre, Jordi.

El músico de Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) empezó a tocar este instrumento con nueve años, después de que su familia se pusiera en contacto con un equipo del Grupo de Investigación en Tecnología Musical de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) que estaba desarrollando esta herramienta. De hecho, Joel ha sido una «parte importante» del desarrollo, ya que su experiencia ha servido para ir «adecuando» este instrumento, que funciona con un 'eye-tracker' y cuyo software puede descargarse a través de una web.

Con este instrumento adaptado, el artista participa en la gala SuperArte y «sorprende» al público, tal y como explica su padre, quien achaca este «asombro» al «desconocimiento y los prejuicios». «La barrera social es muy difícil derribarla. Acostumbramos a mirar a las personas con algún tipo de hándicap como diferentes», apunta al respecto, para ensalzar que, ante ello, la gala «pone de manifiesto que encima de un escenario todos son iguales» y «derriba prejuicios».

En ello coincide Joel, quien además subraya que el evento «ayuda en la formación artística» y le provoca «diversidad de sentimientos y emociones». «Es muy emocionante», asevera el artista, quien tiene la ilusión de dedicarse «plenamente» a la música en un futuro.

Arnau Pozas, de 17 años, es otro de los artistas que forma parte del cartel de SuperArte con su saxofón, que empezó a tocar a los siete años cuando le pusieron su primer implante coclear, lo que por fin le permitió oír. Antes de ello, su contacto con la música solo era posible por «vibraciones».

Desde entonces, el músico de Palafolls (Barcelona) no ha abandonado este instrumento y ahora, a la par que estudia informática, se forma en el conservatorio. Precisamente, su profesor le animó a apuntarse a una de las convocatorias de becas de SIFU, tras lo que Arnau se ha incorporado a la gala SuperArte.

En esta gala, el joven afirma sentirse «muy libre» pese a la «ansiedad» que puede provocar la responsabilidad de tocar frente a tantas personas, a las que este espectáculo demuestra que «todas las personas con discapacidad» tienen «habilidades».

«Actualmente existen instrumentos especiales, que se pueden adaptar prácticamente a uno mismo», añade sobre esas herramientas que permiten a personas con discapacidad interpretar música.

Por su parte, el DJ y productor francés Pascal Kleiman, que pincha con los pies, incide en que hacer música también es «algo natural» para las personas con discapacidad. «No importa la manera de hacerlo, creo que es para todo el mundo igual, cuando haces música, haces música y cada uno lo hace como puede y ya está», sentencia.

El artista afincado en Valencia, conocido como 'Pies de oro', no permitió que el no tener brazos le impidiese sumergirse en la música electrónica y dedicarse a ello, una profesión que le ha llevado a actuar en diversas ciudades, incluida Valladolid, que volverá a visitar ahora en el marco de la gala organizada por SIFU.

Sobre esta cita, destaca que es una apuesta «original y supercreativa» y resalta que en su caso le obliga a mezclar música electrónica con una orquesta sinfónica, esta vez con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) Joven.

Más de 40 artistas, con y sin discapacidad, actuarán en esta gala que, bajo la dirección artística de Oriol Saña, contará con cinco actuaciones de música y danza que reivindicarán que el talento no tiene etiquetas.

La organización de la cita, que se llevará a cabo en el Auditorio Miguel Delibes, se ha dado por la recaudación de la subasta benéfica de Capones que realizó la empresa palentina Cascajares el pasado 30 de noviembre, en la que consiguieron 109.307 euros destinados a la puesta en marcha de este evento y cubrir los costes organizativos de la subasta. Las entradas cuestan 20 y 35 euros.