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El embajador de Japón en España, Takahiro Nakamae, ha pasado por Valladolid para inaugurar una jornada de la Universidad sobre 'El papel de Japón en el comercio y las relaciones internacionales'. Conocedor de la provincia ya que en 1986 estuvo estudiando español, alojado precisamente en ... el Colegio Mayor Santa Cruz, ha mostrado su sorpresa por el cambio (a mejor) experimentado por la capital vallisoletana. También se ha referido en una entrevista con El Norte a las posibilidades de cooperación de las empresas españolas y japonesas como inversoras en terceros países.
-¿Ha tenido ocasión de pasear por Valladolid más allá de lo que permiten los actos oficiales?
-Estuve un año en la ciudad entre 1986 y 1987 con amigos colegiales y lo pasamos muy bien. Tengo muchos recuerdos muy hermosos de aquel tiempo. Después de tantos años, caminando ayer por la noche, me ha causado mucha sorpresa ver casi todas las calles del centro peatonales. Es algo muy moderno. Y el viaje desde Madrid en el tren de alta velocidad ha sido una experiencia que no conocía.
-En Japón saben bastante de trenes rápidos. ¿El AVE es mejor que el Tren Bala?
-Son diferentes sistemas. La principal característica del tren japonés es la frecuencia. Hay un tren cada tres minutos. Aquí no tanto, pero la velocidad de 250 kilómetros por hora es parecida. Las infraestructuras son algo alucinante.
-En Valladolid y en toda España se tiende a prohibir la entrada de coches en las ciudades, ¿sucede también en Japón?
-En Europa, en este sentido, van más avanzados. En Japón hay movimientos, pero son diferentes. En mi país es más difícil peatonalizar calles. En algunas ciudades sí, pero en las grandes como Tokio y Osaka están más limitados. Creo que en España, a pesar de la polémica, es una idea que está prevaleciendo.
-Todo esto está relacionado con la contaminación de los coches y la implantación del coche eléctrico. En Europa se acaban de prohibir los motores de gasolina para 2035. En Japón hay fabricantes como Toyota que hablan de priorizar los híbridos… ¿Cómo ve esta problemática?
-Los coches eléctricos están de actualidad pero ahora, en Japón, solo son el 1%. Sé que una marca como Toyota habla de la posibilidad de elección, de que el vehículo eléctrico implica una serie de infraestructuras que aún no existen y que hay discusiones sobre si los coches eléctricos son más verdes que los híbridos. También existe ya la posibilidad de desarrollar coches de hidrógeno. No soy portavoz de Toyota, pero tengo entendido que en Japón no hay tanta inclinación o tendencia a la electrificación, a la descarbonización de coches y otras modalidades de movimiento mediante la electrificación. Pero bueno, son opiniones. El Gobierno de Japón está totalmente comprometido con la descarbonización de la sociedad, con la disminución de la emisión de gases. El 43% hasta 2030 y la totalidad de gases de efecto invernadero antes de 2050. Japón está poniendo mucho esfuerzo en el desarrollo de hidrógeno como fuente de energía.
-La globalización es competencia y, a la vez, dependencia de unas economías con otras muy distantes. En este momento, Mitsubishi está fabricando un coche en la planta de Renault en Valladolid. ¿Puede esta iniciativa abrir la puerta a otras relaciones industriales o posibilidades de colaboración?
-Recientemente se observan cambios estructurales en las economías de Japón y de España, en los papeles de ambas dentro de la economía global. Tengo entendido que los empresarios de ambos países están buscando nuevas formas de coalición para beneficiarse mutuamente. Por ejemplo, Japón es un país con un mercado bastante maduro, en el que la población está disminuyendo. España también es una economía muy desarrollada con un mercado maduro. La idea del comercio bilateral entre ambos mercados es, pues, complicada. Por eso ya hay empresas trabajando para aprovechar las ventajas comparativas de unas y otras y producir sus productos y desarrollarse en los mercados de terceros países. Juntas, empresas japonesas y españolas colaboran para beneficiarse del dinamismo de los países en vías de desarrollo. El hidrógeno del que hablábamos es un área con mucho potencial. España está muy avanzada en producción de hidrógeno verde y en Japón sabemos que vamos a seguir siendo importadores de energía, incluso en la era del hidrógeno. En este sentido, mi país está trabajando en la tecnología de almacenamiento y transporte, que son etapas muy difíciles. La construcción de una cadena de suministro de hidrógeno es un terreno con mucho futuro.
-Castilla y León vende en Japón productos cárnicos (del cerdo en concreto) y algo de vino. Por lo que conoce de España, ¿qué otros productos de aquí cree que podrían tener buena aceptación en su país?
-Nuestro comercio bilateral no es muy espectacular, pero el producto de mayor exportación es la carne de cerdo, sí. El vino también es muy atractivo. Aparte de los alimentos, lo que estamos notando y hablo de España en general, es que hay empresas que están instalando fábricas en Japón para producir allí y proveer a las empresas japonesas. Pasa con los coches. Lo que quiero decir es que el comercio no se limita a las exportaciones e importaciones de bienes, sino que cada vez tienen más importancia las inversiones. A diferencia de antes, Japón ya no vive solo de importar materias primas, manufacturar productos industriales y exportarlos para ganar divisas. Esto es el estilo anterior. Ahora, el 24% de la potencia manufacturera de las marcas japonesas está fuera de Japón. Las alianzas empresariales y las inversiones directas hacen que la economía japonesa cree valor fuera de su territorio. La integración económica es cada vez mayor.
-Antes de la pandemia de covid veíamos en España a miles de turistas japoneses con sus cámaras por todas las ciudades de España. ¿Han vuelto ya sus conciudadanos a viajar como entonces?
-Antes de la pandemia venían más de 600.000 turistas japoneses a España. Luego las cifras se desplomaron, pero esperamos recuperarlas. El ritmo es moderado todavía. Sin embargo, el volumen de turistas españoles en Japón sí está casi en el nivel prepandemia. Estamos trabajando para que suceda también al revés.
-¿Hay aún miedo o es por dificultades económicas?
-Son varias causas. Hay cautela a la hora de viajar al extranjero, pero también la caída de cotización de yen está afectando.
-Japón tiene en marcha una campaña para captar mano de obra extranjera; ¿animaría a un joven vallisoletano a que se decidiese a dar el paso?
-Japón no es un país con tradición de inmigración. He pasado mucho tiempo en América Latina, donde sí hay una emigración organizada, pero nada de esto es algo que suceda en mi país. Por otra parte, tenemos un problema de falta de mano de obra y envejecimiento de la población y estamos trabajando para que haya mayor flexibilidad en la cultura laboral, incluyendo más participación de las mujeres en el mercado de trabajo y en la sociedad productiva. También en la extensión de la edad de jubilación, porque la mayoría de la gente mayor tiene muchas ganas y potencial para seguir trabajando. Tenemos que integrar su vitalidad y su energía en el mercado laboral.
-¿Qué edad de jubilación tienen en Japón?
-Depende. En general, en las grandes empresas y entre los empleados del Gobierno son los 60 años. Estamos hablando de llevarlo a los 63 o 65 con tiempo, no abruptamente. Yo tengo 62 y seguiré algunos años más. Con la mejora de la condición sanitaria y de la salud, la calidad de vida de la gente mayor ha mejorado y tienen muchas ganas de seguir trabajando y contribuir a la sociedad. En Japón tenemos el término 'ikigai' para referirnos al valor de vivir, a la conciencia de que uno puede contribuir al bien de los demás y aportar su energía para seguir con ánimo, incluso después de la jubilación, ayudando con su experiencia a los jóvenes. Esto se valora mucho en mi país.
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