¿Comer en casa? Cinco propuestas de comida a domicilio y para llevar en Valladolid

Para los clientes, la mayor ventaja es la comodidad, además de la rapidez. Para los negocios gastronómicos, las ventajas también están claras, ya que les permite una mayor difusión de su marca, les hace aumentar su demanda, lograr mayores ingresos y optimizar los costes. El impacto sobre la rentabilidad es directo.

El Norte propone esta semana 5 establecimientos de Valladolid en los que puedes pedir tu comida favorita y disfrutarla en tu casa. Aquí te explicamos dónde, cómo y cuáles son sus propuestas.

Es un clásico de la hostelería de Parquesol. Cuenta Paco Caballero, su gerente, que cuando lo abrió, «ni siquiera existía la plaza principal del barrio. Aquí sólo había rebaños de cabras». Desde entonces, han pasado 27 años y el barrio es uno de los más populosos de Valladolid. También es una zona ideal para alternar y pasar un buen rato de vinos y vermús. Paco iba para médico. Estudiaba sexto de medicina, cuando el veneno de la hostelería se le metió en las venas y desde entonces no lo ha dejado. Le apasiona su trabajo y eso se nota en sus platos.

La especialidad de este negocio familiar, en el que también trabaja su mujer, María Romo, su hijo Pelayo y su cuñada Margarita, es la comida leonesa y asturiana. Borda el bacalao y su cecina es de otro planeta. Su 'Ropa vieja' es insuperable, igual que sus callos y sus famosos pimientos asados. Es difícil elegir qué comer entre su amplia carta, porque en este restaurante, todo sabe bien.

Tras los tres meses más duros de confinamiento, Paco decidió que algo tenía que hacer para reactivar su negocio. Fue entonces cuando empezó a cocinar y a preparar comida para llevar. Y sus clientes respondieron para bien. Bajo el lema «Llévate el pinchín a casa», Paco pudo salir adelante airoso. «Sabíamos que teníamos que hacer algo y la gente se acostumbró a hacernos los pedidos y a venir a recogerlo. Dentro de todas las limitaciones que había, trabajamos muy bien. Nos ayudó a salir adelante en aquellos difíciles momentos y ahora supone una parte importante de nuestro negocio», dice este restaurador. La fórmula del Take Away le funciona muy bien y de momento no se plantea pasar al sistema de delivery. «Nos lo han propuesto, pero por nuestra forma de trabajar, preferimos que sea el cliente el que se pase por aquí a recogerlo», dice.

Para esta ruta propone un amplio menú, compuesto por una generosa ración de cecina de vaca de Astorga con pan con tomate y aceite, su ropa vieja con morcilla hecha a partir de cocido maragato, una contundente ensalada de ventresca con pimientos asados y unos callos a la leonesa. Todo muy bien presentado y listo para comer. «Tuvimos que prepararnos para ofrecer al cliente esta opción y buscar unos buenos recipientes para que el transporte fuera más cómodo. La verdad es que estamos muy contentos con este sistema y la clientela también», completa Paco.

Hace cuatro años que este restaurante abrió las puertas en Valladolid y cada día gana nuevos adeptos. Y no es de extrañar. Su deliciosa cocina casera mexicana atrapa a los comensales más exigentes. Tras este proyecto de restauración, está Alfonso Martínez, un visionario, que lleva la hostelería en su adn, pero que también se ha animado a emprender en otros sectores. Él es un apasionado de México y de su gastronomía y tras múltiples viajes al país de los aztecas, quiso traer esa forma de cocinar a su Valladolid natal.

Desde sus inicios, empezaron a trabajar con plataformas como Glovo y Just It, sin embargo, fue a raíz del confinamiento cuando más notaron un aumento en la demanda a través de estas apps. «Los tacos y los nachos son lo que más nos piden nuestros clientes, tanto en el comedor, como a domicilio. Los pedidos se han incrementado en un 50% aproximadamente respecto a antes de la pandemia. La gente se ha acostumbrado y cada día nos llegan pedidos de nuevos clientes. A diario recibimos varios, pero los fines de semana, es un goteo constante de peticiones de comida. Es algo increíble. Es cierto que la aplicación se lleva un porcentaje importante, y que los envases son un sobrecoste, pero merece la pena, porque las ventas son mayores», destaca Martínez, quien asegura, que el cliente puede tener el pedido en su casa, en cuestión de 15-20 minutos. «Tenemos una clientela muy variada y de edades muy diferentes. Muchos de nuestros clientes son extranjeros y se hospedan en hoteles cercanos. También son muy numerosos los pedidos que nos hacen para recoger en local», completa satisfecho mientras prepara un pedido de su especialidad, el Taco al Pastor, que va aderezado con limón y cilantro. Un auténtica delicia.

Castilla y León es cuna del buen lechazo y El Figón de Recoletos es uno de sus grandes templos. Allí lo hacen como nadie y a su maestro asador Rafael Casado, alias 'El Crack', le sale de sobresaliente. Acaba de cumplir las bodas de plata frente al horno de leña y ama profundamente su oficio, pero sabe que sin el esfuerzo diario de otros profesionales, como los pastores, su resultado no sería el mismo. Coger el punto al asado no es fácil, es casi, casi un arte. «Nos lo piden por cuartos, y una vez que está hecho, lo ponemos sobre papel de cebolla en una bandeja de aluminio y lo envolvemos también con papel de plata. La salsa la ponemos en un recipiente aparte. Para que quede perfecto cuando se vaya a comer, el cliente debe mantenerlo en el horno a 50º ó 60º, para evitar que se enfríe», explica este profesional del lechazo.

Le vienen los días más fuertes del año. La Navidad es temporada alta en el comedor de este restaurante, y también en lo que respecta a los pedidos para llevar. «Aquí hace años, los clientes traían su propia cazuela para luego llevarse el asado a casa. Ahora, con la cantidad de pedidos que tenemos, eso es algo impensable y por eso lo ponemos en estas bandejas de aluminio. La gente ya no se complica asando en el domicilio y prefiere pedírnoslo a nosotros para quedar bien con sus familiares y amigos, ya que un buen lechazo asado, es el mejor manjar de Castilla», comenta.

David Fernández se emociona cuando se le pregunta por el origen del nombre de su establecimiento. «Es un homenaje a mi abuelo», dice con brillo en los ojos. Una gran fotografía de su antecesor, preside la barra de este bar situado junto a la iglesia de San Andrés. «El fue como mi padre. Lo era todo para mí y qué mejor homenaje que mi bar llevara su nombre. Espero que allá donde esté, se sienta orgulloso», prosigue.

David se siente leonés por los cuatro costados y su cocina hace homenaje a su tierra. Los callos a la leonesa, el cocido maragato y el botillo al estilo de la Bañeza, destacan entre sus principales manjares. También las ancas de rana guisadas y la tortilla guisada, pero en lo que bate record de ventas, es en las rabas al estilo cantábrico. «Todo el mundo me dice que son las mejores que han probado. No es por presumir, pero es que nos salen de cine. Cuando tienes un buen producto y le tratas con cariño, al final eso, se nota en el resultado.

Su bar es la sede del Centro Leonés Virgen del Camino y suele organizar distintas jornadas gastronómicas a lo largo del año, como la del Cocido Maragato, o la del Botillo. Desde siempre han ofrecido a sus clientes la opción de llevar sus platos a casa, pero ha sido a partir de la pandemia, cuando la demanda del take away ha tomado verdadero auge. «Muchos se vienen a tomar un vino y al ver los callos o las croquetas en la barra, se animan a pedirnos unas raciones para llevar. Otros nos llaman por teléfono. Siempre intento que nuestros envases sean ecológicos para no dañar al medioambiente y todo, siempre está recién hecho», dice mientras prepara un pedido de rabas y una ración de oreja a la gallega para llevar. «La oreja le encanta a todo el mundo. La receta tiene un secreto que no podemos desvelar, pero es lo que le hace diferente», apunta orgulloso.

El Herbe, es mucho más que un restaurante, es historia de la gastronomía vallisoletana. Lo fundó Francisco Hernández Benito en 1964 y hoy, lo regenta con orgullo, Pilar, su hija, quien mantiene una clientela fiel de décadas. Sus croquetas son una delicia, igual que sus exquisitas patatas bravas, de las más famosas de Valladolid. Pero es que su lechazo no se queda atrás. En esta casa, el producto es la estrella, y por eso apuestan por el lechazo IGP, que implica la absoluta garantía de calidad, así como la apuesta por un producto criado en Castilla y León.

Toda la vida llevan ofreciendo en este restaurante la opción de llevarse sus manjares a casa. Tras la pandemia, son más los que lo eligen. Hace años, la mayoría de los clientes, lo que demandaban para llevar, eran sus pepitos de ternera o los bocadillos de calamares. Ahora, lo que más piden para comer en casa, son las croquetas de lechazo, la tortilla de patata y el lechazo asado. «El lechazo nos lo piden por cuartos y siempre va acompañado de su correspondiente guarnición de ensalada o de patatas fritas, o de ambas, si así lo quiere el cliente. Ahora, en los días de navidad, es cuando más aumentan los pedidos», cuenta Pilar. «Las croquetas están buenísimas y existe la opción de llevarlas ya hechas y calentitas o sin freír, para aquellos que prefieren freírlas en casa y comerlas recién hechas», concluye.

¿Te apetece comer en casa y no quieres cocinar? ¿Te animas a hacer un pedido? Sólo tienes que levantar tu teléfono y llamar o hacer el pedido a través de tu app. Si quieres conocer otros planes deliciosos, entra en nuestro espacio web dedicado a los mejores sitios para comer y beber en Valladolid. Allí descubrirás cuáles son los torreznos más auténticos, cuáles son las mejores tortillas o los cocidos más completos de la provincia, entre otros muchos temas interesantes. Además, puedes dejar tu opinión en los comentarios de la noticia. ¿Qué te apetece comer hoy?