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Una de las protagonistas de esta historia se llama Rosalía. Se mueve de forma torpona, como si llevara grilletes en los tobillos, y vive en una pequeña isla a más de 12.000 kilómetros de distancia de Valladolid. Como Rosalía hay otros 129 pingüinos ... de la isla Decepción, en la Antártida, que desde este curso escolar han sido apadrinados por alumnos, desde un año y hasta los seis, del colegio Safa Grial de la capital vallisoletana.
En una iniciativa en la que han participado todos los estamentos del centro educativo, alumnos y profesores se han adherido al proyecto que mantiene activo todas las campañas el Ejército de Tierra en la Antártida para difundir el compromiso con el cuidado del medio ambiente, para que «entre todos podamos hacer del planeta un lugar más limpio, saludable y equilibrado con la naturaleza», recalca el profesor del centro Juan Vicente y uno de los promotores de la idea.
Este curso, el centro vallisoletano, concertado para niños desde un año y hasta la universidad, ha querido dar un paso más. Partiendo del apadrinamiento, pero apoyándose en una solicitud que se hizo en septiembre, el clímax de la iniciativa llegará este lunes con una videollamada con la base de la Antártida, en donde los alumnos, podrán refrendar todo lo aprendido esta semana, denominada 'The penguin week'.
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Siete días en los que las actividades se han centrado en la isla en la que vive Rosalía y sus compañeros. Se han empapado de sus características, de la historia que rodea a la isla con las disputas que han mantenido entre Chile, Argentina y Reino Unido, del problema de la caza de ballenas, la labor del Ejército, quién colonizó la isla, cómo, a quién pertenece ahora...
«Al empezar a rascar conocimientos en la isla, esta nos ha sorprendido y nos ha dado mucho. Los alumnos se han involucrado y hemos trabajado en matemáticas para calcular latitudes, longitudes, escalas en un mapa. Así como las manualidades de los más pequeños», resalta Vicente antes de la videollamada con el Ejército. «Estamos impacientes porque no sabemos qué nos vamos a encontrar», continúa.
Un proyecto interdisciplinar donde el alumnado disfruta aprendiendo, sea inquieto, tenga ese gusto por saber más, y donde se concluirá con la traca final de la conexión con la Antártida. «La tecnología rompe barreras, pero no quita el mérito a que vamos a poder hablar con una isla de la Antártida, y eso les está generando una ilusión, un orgullo, y un afán por trabajar, que todo el esfuerzo en llevarlo a cabo, se ve recompensado desde el primer minuto. Además, los niños se fueron a las vacaciones de Navidad con su pingüino apadrinado. Estaban encantados, porque les han enviado una fotografía diferente a cada uno. De ahí que cada uno tenga ya su nombre. Lo sienten más que si tuvieran un papel», añade el profesor del Safa Grial.
Y todo esto con un fin benéfico. Pues todo el dinero recaudado, el Ejército lo destinará a la Fundación Mencía, cuya misión es promover proyectos de investigación científica sobre la búsqueda de tratamiento o cura para las enfermedades genéticas, sobre todo hacia aquellas conocidas como raras y que a día de hoy son incurables y altamente discapacitantes.
«A través de este apadrinamiento, tratamos de transmitir a nuestro alumnado la importancia del cuidado del medio ambiente, siendo este uno de los objetivos a los que se comprometen cuando reciben su diploma, e intentando dar un paso más, haciendo buena la frase 'piensa globalmente, actúa localmente', en clara referencia a que el cuidado o no del medio que nos rodea, puede llegar a afectar incluso a estos pingüinos a 12.700 kilómetros de distancia de tu casa», concluye Juan Vicente.
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