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El cartel de la conferencia de Ceferino Maestú incluía un lugar de celebración, el Colegio de Médicos de Valladolid, un tema, «el síndrome de sensibilidad central», y los logos como colaboradores de la Universidad Politécnica de Madrid, donde ejerce el ponente, del propio Colegio de ... Médicos y del Ayuntamiento de Valladolid. Solo que nadie en el Ayuntamiento, aseguran, ni tampoco en el Colegio, había brindado su apoyo a esta charla más allá de ceder el salón de actos a una asociación de pacientes.
Cuando José Luis Almudí, presidente de la institución colegial, tuvo conocimiento de quién era el ponente y en qué términos se podía conducir la charla se apresuró a decidir su suspensión, que será comunicada en las próximas horas a la asociación convocante. «Suspendemos, basándonos en nuestro ideario sobre evidencia científica. No vamos a propiciar actividades que no estén basadas en evidencia científica». Admite que cuando aprobaron ceder el local desconocía el «perfil del ponente». Y aclara con contundencia. «El bioelectromagnetismo es una pseudociencia».
Almudí hace referencia a todo este tipo de presuntas terapias y ciencias que no utilizan el método científico para validarse, sino que se basan en artículos publicados en revistas de escaso rigor científico y en el que nadie ha contrastado los resultados ni las tesis defendidos por sus autores. Las llamadas revistas de «alto impacto» son aquellas en las que los artículos se someten a una revisión «por pares», es decir, por especialistas del mismo campo, y «ciegas», sin que el revisor conozca la identidad del revisado ni viceversa. El ponente en cuestión, Ceferino Maestú, tiene artículos publicados en algunas de estas revistas de impacto. Sin embargo, otra publicación suya de 2015, titulada «¿Pueden los campos electromagnéticos modificar los procesos naturales de envejecimiento?» se encuentra en una revista con factor de impacto cero. «Son revistas que no son de impacto y que no siguen el método científico», alega el presidente del Colegio de Médicos. Para que lo tenga, «debes seguir un procedimiento que puedas reproducir en otro grupo de pacientes con la misma patología», aclara. «Las publicaciones sin método científico no tienen ningún valor».
josé luis almudí
En 2016, Maestú patentó un «dispositivo modular para aislamiento electromagnético» con el que se pretende evitar las interferencias de los dispositivos de radiofrecuencia -señales wifi, emisoras de radio, telefonía móvil- con los equipos médicos, porque según asevera «estas interferencias pueden influir en el diagnóstico médico e incidir directamente en las terapias que involucran señales eléctricas, magnéticas o electromagnéticas de baja intensidad».
Según José Luis Almudí, las patologías asociadas a un síndrome de sensibilidad central «son enfermedades sin una clara etiología, con mucho componente emocional, psicológico». «Esa enfermedad son síntomas, no está reconocida como enfermedad, es un conjunto de síntomas que refieren un grupo de personas que los achaca a campos electromagnéticos, olores... Quizá más adelante se encuentre una relación causa-efecto, pero ahora mismo no la hay», asevera.
El concejal de Salud Pública, José Antonio Otero, salió tajante en Twitter a zanjar la presunta participación del Ayuntamiento de Valladolid como colaborador en la charla. «El Ayuntamiento no colabora en este acto de ninguna manera, hemos exigido explicaciones a la asociación convocante», aseguraba el que fuera anterior presidente del Colegio de Médicos.
El @AyuntamientoVLL no colabora en este acto de ninguna manera, hemos exigido explicaciones a la asociación convocante.
Antonio Otero (@DrJAOtero) December 8, 2019
La Asociación de Enfermos con Síndromes de Sensibilidad Central se encuentra inscrita en el registro municipal de asociaciones y señala en su página web que su objetivo es «dar a conocer el Síndrome de Sensibilidad Central como una enfermedad que existe y que cada vez padecemos más personas». Insisten en que es un «síndrome que ataca al sistema nervioso central» y que no se trata de «una alergia ni enfermedidad del sistema inmunitario», ni es «una patología psicosomática». Aglutinan dentro de ese Síndrome la sensibilidad química múltiple, la electrohipersensibilidad, la fatiga crónica y la fibromialgia. Entre sus reclamaciones figuran que se cree «una unidad de diagnóstico y tratamiento», la inclusión en la «ley de minusvalías» y que se ponga en marcha «un proyecto de viviendas para las personas» que lo padecen.
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