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Después de tres fines de semana consecutivos de actos vandálicos y pintadas nazis, xenófobas y machistas, la Asociación de Padres y Madres del colegio público de Educación Infantil y Primaria Teresa Íñigo de Toro de Valladolid presentó ayer una denuncia en una Comisaría de Policía. «No sabemos quién lo hace ni por qué este ensañamiento con nosotros, pero nos parecía que ya tocaba hacer algo, porque esta vez nos pareció más grave. Han llegado a entrar en el recinto», resume el presidente del AMPA escolar, Javier Gutiérrez.
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Mientras se activaba esta denuncia y desde primera hora, las docentes del centro, con ayuda de los servicios de limpieza del Ayuntamiento, se esforzaban por minimizar la presencia de las pintadas y evitar que sus 410 niños y niñas no tuvieran que empezar la semana con la vista puesta en las pintadas de pésimo gusto y peor estética de sus muros.
La preocupación de la comunidad educativa era que «nuestros niños, que sienten el colegio como su segunda casa, no tenga que ir con la presión y la vista puesta en estos ataques», explica Gutiérrez. No quieren que sus escolares «aprendan con hechos lo que es la intolerancia». Prefieren la pedagogía de que aprendan que la educación conlleva «respeto a la diversidad y diferencia desde la igualdad».
Los padres sospechan que esta sucesión de asaltos está relacionado con su voluntad de reponer la cartelería cada vez que era agredida. Tras presentar la denuncia, se plantean hacer una concentración de defensa de su centro a finales de esta semana y «retirar las pancartas para colaborar en la desactivación de esta incómoda situación». Dicen que hubieran preferido «no dar apenas repercusión para no dar publicidad a los gamberros».
La directora del colegio, Laura Vega, atribuye estos episodios (que ya sufrieron el pasado curso) a «vandalismo callejero que está en las calles y que algunos están canalizando en ataques contra el derecho a la educación en igualdad». En esta línea, la concejala de Educación del Ayuntamiento, Victoria Soto, completó este diagnóstico con una advertencia: «detrás de todo esto no solo hay vandalismo, hay ideología. Y la gente tiende a banalizarlo y dice que no existe. Pero está ahí».
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El Teresa Íñigo de Toro es un centro público que se ha implicado en la defensa de la educación pública. Se trata de un centro que presume de una fuerte implicación de todos sus miembros. Más de 200 familias están asociadas a su AMPA, en un colectivo escolar y humano formado por una diversidad de culturas, etnias, religiones y costumbres. «Si lo que buscan es dar mala publicidad, van a lograr justo lo contrario -asegura Javier Gutiérrez-. Vamos a seguir esforzándonos por educar a nuestros hijos en el respeto y la igualdad. El centro no va a cambiar su forma de trabajar».
En esta misma línea, Laura Vega, muestra su compromiso de que «vamos a seguir manteniendo que hay visiones en la forma de educar, pero siempre se deben basar en el diálogo».
Desde que se conoció el domingo este nuevo asalto vandálico, las muestras de ánimo a este colegio ubicado tras la Feria de Muestras y en la parte baja del barrio Girón han sido generales. Desde el alcalde de Valladolid, a las centrales sindicales, colectivos feministas, confederaciones de padres y madres y otras entidades educativas, no han parado de llegar mensajes de rechazo y de aliento hacia el centro.
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