Adrián Rodríguez
Valladolid
Viernes, 5 de enero 2024, 00:15
«Que no termine en ocho» y «dame un décimo que sea feo» son algunas de las frases que se escuchan estos días en las administraciones de lotería de Valladolid, que apuran el tiempo para vender los últimos décimos. Con una media de 1. ... 500 personas por día en algunas administraciones, aseguran que las ventas para la lotería del Niño «son sistemáticas y como todos los años», aunque «la gente invierte más dinero desde hace unos años», explica Alfonso Cermeño, de la administración de Las Francesas, la número 22. «Si vienen a cobrar 200 euros que les han tocado en Navidad, la mayoría gasta más de la mitad de lo ganado en el Niño».
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En la administración 'La rana de oro', de Río Shopping, la cola parece no tener fin y los clientes aguardan turnos de hasta 45 minutos para conseguir un décimo. «Tenemos más de 2.000 clientes al día y una cola inmensa a cualquier hora, desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche. Son doce horas sin parar de vender décimos», señalan desde la administración. Las terminaciones más demandadas son 3, 5 y 7». Las ventas son similares a las de años anteriores y muy similares a las de Navidad, «aunque son menos días», puntualizan desde esta administración, que vendió un décimo de El Gordo de Navidad.
De forma rápida y con la desilusión de no haber resultado agraciados con uno de los premios del sorteo extraordinario de Navidad, durante la venta de los décimos del Niño los clientes compran «lo que les des», aunque «rehuyen del 8 porque piensan que no va a volver a salir», apunta Cermeño. Entre las terminaciones más solicitadas en Las Francesas «destacan el 13, 15, 17 y 69». Los números de fechas de nacimiento «o de algún vidente en particular se olvidan con el Niño, eso es algo más de Navidad», puntualiza el lotero.
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Después de que el 88008 se convirtiese en el Gordo de la Navidad, los clientes confían en «los números feos». «Les llamamos así porque tienen número repetidos o no es el típico que te gusta cuando lo ves por primera vez. He tenido muchos de estos números para el sorteo del Niño y ya no tengo ninguno», resalta Cermeño.
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Con tantas personas día tras día esperando su turno para adquirir el décimo de lotería, las anécdotas se multiplican. «He tenido muchos números feos y terminaciones sueltas que me he organizado con compañeros para tener mucha variedad. Una señora me exigió ver todos los décimos que tenía para elegir cuál iba a comprar», confiesa entre risas.
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