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El agente hace fotos a un grafiti para su posterior análisis pericial en la Jefatura. Rodrigo JIménez

Así trabaja el detective calígrafo que da caza a los grafiteros de Valladolid

Este policía local es el único perito calígrafo del cuerpo y ha logrado atribuir 105 denuncias a 62 identificados en lo que va de año

Sofía Fernández

Valladolid

Lunes, 1 de agosto 2022

En un pequeño cuarto, bajo llave, descansan decenas de sprays de colores que nunca serán devueltos a sus dueños. Tampoco las caretas que usan para ocultar su rostro, los libros de bocetos donde practican, los espejos con los que vigilan o las boquillas para perfilar sus diseños. Varias bolsas en el suelo completan el amplio arsenal que se ha incautado en el último mes y medio. Todo está en las dependencias de la Policía Municipal debidamente clasificado. «Este es mi rincón de intervenciones», asegura Ángel B., el agente que desde la pandemia se ha convertido en la pesadilla de los grafiteros de Valladolid.

Observa cada barrio, túnel, fachada, garaje, zona abandonada o rincón de Valladolid para atribuirles las firmas que plasman en cada lugar. Para ello se vale de un amplio archivo fotográfico que se creó durante los meses más duros de confinamiento. «Aprovechamos que Valladolid estaba vacía para fotografiar cada espacio. Tenemos unas 10.000 imágenes de pintadas y eso nos sirve como punto de partida para que, cuando les pillamos pintando, podamos atribuirles todas las que han hecho en la ciudad», explica el único perito calígrafo titulado con el que cuenta el servicio de Policía Municipal.

Su labor es única, «no hay profesionales con esta titulación que se dediquen a esto en otros cuerpos de seguridad». Ángel no trabaja solo, comparte sus amplios conocimientos con otros cinco compañeros que conforman la unidad antivandalismo especializada en este tipo de delitos. Desde enero han identificado a 62 personas por estos delitos en Valladolid y gracias al ojo clínico de este policía se han llegado a atribuir un total de 105 denuncias. «No significa que haya más pintadas que antes, sino que atribuimos la autoría de aquellos que reinciden».

Este policía se ha llegado a infiltrar entre los grafiteros participando incluso en algunas de las quedadas que organizan

Ángel les conoce a todos. También sus movimientos, las 'crews' o bandas a las que pertenecen, los colores que emplean cada una, sus zonas de expresión 'artística' e incluso las relaciones personales que les unen. Se ha llegado a infiltrar entre ellos participando en algunas de las quedadas que han tenido. «Hay que estar en primera línea, conocer cómo trabajan, estar en ese mundillo para saber cómo y dónde pintan o con qué rapidez lo hacen para que luego el trabajo dé sus frutos», asegura.

Realiza sus informes periciales cotejando y analizando los trazos, las inclinaciones de las letras, las caídas, los latigazos en la escritura, la carga de spray en cada 'obra'... este agente lo observa todo. «El objetivo es que luego ante un juez la prueba sea indubitable, tenerlo todo bien atado para que los grafiteros sean denunciados por cada pintada que hacen. Si hacen 50 que sean 50 denuncias y que paguen por cada una», afirma Ángel, a la vez que muestra en su despacho un informe por el que ha logrado atribuir a un solo autor 101 pintadas.

Clases teóricas sobre la identificación de grafiteros y material incautado en las intervenciones. R.J.
Imagen principal - Clases teóricas sobre la identificación de grafiteros y material incautado en las intervenciones.
Imagen secundaria 1 - Clases teóricas sobre la identificación de grafiteros y material incautado en las intervenciones.
Imagen secundaria 2 - Clases teóricas sobre la identificación de grafiteros y material incautado en las intervenciones.

El trabajo en equipo es fundamental para atribuir denuncias a los autores, tanto Ángel como su equipo se valen de los 2.500 sistemas de videovigilancia que hay en los negocios de Valladolid, las cámaras de autobuses, la labor de los agentes de paisano y la colaboración ciudadana (que supone el 60% de las intervenciones).

Pero su labor va más allá del territorio pucelano, coopera de forma activa con una asociación nacional de policías peritos de Málaga, Valencia, Tenerife, Madrid, Valencia, Salamanca o León, entre otras ciudades, o el trabajo en conjunto con la Policía Nacional o los Mossos d' Esquadra.

El perfil de los grafiteros: «Son personas de unos 30 años, con trabajo y cierto poder adquisitivo»

«Si hace falta, pedimos escritos de las personas investigadas a colegios o instituciones como Hacienda para conseguir hacernos con documentos en lo que aparezca su letra», explica el experimentado agente. Conoce cómo escribe cada uno de los grafiteros de Valladolid. «Hay unos 70, muy activos serían unos 12, también mujeres, unas siete», asegura.

Los grafiteros, señala, tienen un perfil común. «Son personas con cierto poder adquisitivo que les permite la compra continua de material, cada bote cuesta unos cuatro euros y los compran de forma continua. Lo normal es que sean personas con trabajo, desde camareros a taxistas, también hijos de familias de buena posición como jueces o constructores. No tienen nada que ver con la imagen de personas sin dedicación alguna o de escasos recursos», puntualiza.

La edad media de estos 'artistas' roza los 28 años, «aunque nos hemos encontrado a gente de 33, de 42 o de 47 años», asegura Ángel. Durante el fin de semana se concentra la mayoría de las denuncias, «sobre todo entre la noche del viernes y del domingo, entre las tres y las cinco de la mañana».

Pandillas y zonas

En Valladolid hay cinco pandillas que se dedican a emborronar distintos puntos de la ciudad. «Hacen quedadas en las que unos perfilan y otros rellenan mientras otro vigila». Han detectado además la presencia de dos bandas latinas, los Dominicans don't play y los Latin Kings, «marcan su territorio fundamentalmente en la zona de Delicias», asegura Ángel mientras muestra las imágenes en su ordenador.

Actúan con más frecuencia en barrios como La Rondilla, Delicias, el Camino Viejo de Simancas, la zona de Martín Baró, el centro comercial Río Shopping, la VA-20 o la VA-30. «Por eso decimos que Valladolid es zona de turismo de spray. Vienen de otros puntos, pintan y se van. «Lo hacen normalmente en zonas con menos vigilancia y con grandes espacios para lograr esa notoriedad que buscan», explica el perito. Poco duran ya sus obras, porque desde febrero trabajan de forma conjunta con la recién creada, unidad de limpieza vandálica del Ayuntamiento, que elimina casi de forma inmediata los grafitis.

Sanciones más duras

Según este policía con 19 años de experiencia, «el año pasado el Ayuntamiento de Valladolid se gastó más de 100.000 euros en limpiar zonas comunes, por eso, han dado una vuelta de tuerca más y nos estamos volcando en dar caza a los grafiteros». De hecho, y en vista de los buenos resultados que están obteniendo, está previsto que esta unidad antivandalismo se amplíe en septiembre. «Ahora estamos formando a decenas de policías para que sepan cómo detectarlas, cómo redactar las actas en este sentido y cómo identificar a los grafiteros, pruebas, todas ellas, que irán acompañadas de mi firma para que tengan una base jurídica sólida», aclara.

Desde comienzos de este año se ha llevado a cabo una modificación por la cual las multas en este tipo de actos vandálicos se endurecen. Lo habitual, según establece la ordenanza del mobiliario urbano es que las sanciones graves, en base a su artículo 19, vayan de los 750 a 1.500 euros por pintada. «Desde que el Ayuntamiento dio el aviso en enero de 'tolerancia cero' con los grafiteros más activos o reincidentes por el daño ocasionado, lo tramitamos por el artículo 18, que responde a sanciones muy graves», señala el agente.

Estas multas van de los 1.500 a los 3.000 euros, «de este tipo ya tenemos admitidas seis que tienen que ver con grafitis en zonas como Portugalete, la zona de la Antigua, Cantarranas, el skatepark de Las Moreras o varios colegios», afirma.

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