No todo es oscuro en época de pandemia. El equipo de trasplantes cardiacos del Hospital Clínico ha firmado el mejor año de su historia. El 2020 ha sido el ejercicio del siglo y ha batido su récord con la realización de 14 implantes de ... corazón.
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Y ello pese a las dificultades que, sobre todo los meses de confinamiento de la pasada primavera, imperaron en toda la actividad médica y quirúrgica hasta el punto de que se llegaron a perder algunos órganos para su trasplante. No fue el caso de los de corazón. «Mantuvimos la actividad, con limitaciones, centrada en los casos urgentes que se realizaron todos y no se paró. Fue una época difícil porque, además, los pacientes tenían muchas reticencias para ir al hospital», explica el doctor Alberto San Román, jefe de Servicio de Cardiología del Clínico de Valladolid y director del Instituto de Ciencias del Corazón (ICICOR).
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Sí bajó la actividad de donaciones y la trasplantadora en general; pero no la cardiaca. El número de corazones generados para injertos fueron 13 el año pasado frente a los 17 del anterior o los 20 de 2018. «Las donaciones disminuyeron algo por las circunstancias. Proceden de personas de una UCI y la situación de estas unidades ya sabemos que ha sido y es muy difícil y el paciente que dona debe estar en muerte cerebral, ingresado en este servicio y la alta ocupación y presión ha hecho que se resintiera algo esta actividad», precisa este especialista en Cardiología.
De todas formas, la mayoría de los corazones implantados en el complejo vallisoletano procedían en el pasado año covid de otras comunidades. «Cuando se trata de casos de urgencia esto es lo que prima y no las distancias. Cuando no lo son, sí hay una prioridad dentro de cada comunidad», puntualiza.
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Unos corazones que han viajado, según procedencia, en helicóptero, avión o cuando llegan de la Comunidad de Madrid «lo más rápido es el coche». De los 14 trasplantes realizados, 11 resultaron con éxito y tres personas intervenidas no pudieron sobrevivir. Unos datos «normales en esta actividad, es la proporción que se registra cada año», indica San Román. Explica asimismo que «el perfil del paciente ha sido el habitual, jóvenes para necesitar un corazón, menores de 65 años».
El hospital puso en marcha este programa en 2001 y, desde entonces, ya ha realizado 186 intervenciones y salvo el primer año de arranque, con solo dos injertos, habitualmente se hacen entorno a los diez. Tres años –2006, 2009 y 2018– registraron la cifra más alta, la de 13 cirugías hasta este 2020 que, pese al coronavirus, se han superado todas las expectativas y alcanzado los 14. Este 2021 ya suma uno más realizado hace dos semanas.
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Un hito que da aliento al hospital y que también depende de la generosidad de los donantes. «Todo el Clínico, Cirugía Cardiaca, Anestesiología... está implicado finalmente en este proceso, con un funcionamiento modélico, realmente ejemplar. Es un logro de un hospital en el que la gente tiene mucha ilusión, fuerza por luchar, por pelearlo todo, muchas veces frente a una fuerte rigidez; pero aquí se da todo, da gusto trabajar con estos equipos», quiere recalcar este especialista que acaba de entrar en en la lista Forbes de los mejores médicos de España. Tampoco quiere dejar de citar en esta actividad a los doctores José Ignacio Gómez Herreras, jefe de Anestesiología; al responsable de los trasplantes, Luis de la Fuente y al del programa de Asistencia Ventricular, Aitor Uribarri.
En cuanto a las listas de espera, «cuando el trasplante es urgente casi siempre llega a tiempo un corazón; pero en el cardiaco electivo, que son pacientes más estables, si no llega un órgano a tiempo, se hacen mayores, se deterioran y finalmente hay que sacarlos de la lista y llegan a morirse sin el trasplante», explica el doctor San Román. Pero «en lista de espera no suele haber muchas personas. Ahora hay unas ocho o nueve».
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El Clínico es además el único hospital de España con un programa de asistencia ventricular que lleva, hasta la provincia donde vive el receptor, a todo un equipo para poner un corazón artificial de corta duración y poder trasladar así al paciente desde Burgos, Palencia, Segovia o Soria hasta el Clínico de Valladolid –también incluye el de León, pero lo implanta un equipo propio– y evitar así un traslado que difícilmente podría soportar la persona que ha sufrido un infarto, «llegaría casi muerto», explica este cardiólogo. Una vez ingresado en el complejo vallisoletano, se estudia su evolución y «tiene tres opciones, si va muy mal y no se puede hacer más pues no hay más intervención posible; puede recuperarse, arreglarse la arteria y simplemente quitárselo, es una asistencia que dura entre ocho y diez días, o puede optarse por una solución a largo plazo que puede ser incluso el trasplante».
El Clínico también trabaja, desde 2016, con la implantación de un corazón artificial a largo plazo. «El año pasado pusimos dos a dos pacientes muy complejos, que tenían contraindicada cualquier otra opción, y ambos van muy bien», destaca el doctor San Román.
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Hay por lo tanto dos tipos de máquinas que apoyan al corazón cuando falla: De corta y de larga duración. La primera «permite ganar tiempo. El enfermo permanece ingresado, intubado, con insuficiencia renal y hepática... y esto le permite aguantar más y mejor. La segunda es un corazón artificial, en definitiva, que no reemplaza al propio, lo asiste, y le permite al enfermo hacer vida normal, sin ahogarse, sin insuficiencia cardiaca.
La pandemia ha influido en la actividad del Servicio de Cardiología y en la demanda de asistencia. «Las angioplastias (abrir las arterias obstruidas y mejorar el flujo sanguíneo al corazón) han disminuido muchísimo durante la pandemia y también otras cardiopatías. En la primera ola, el covid lo acaparó todo y bajó la actividad porque los pacientes tenían reticencia a pisar el hospital, había miedo y también los médicos estaban más centrados en el coronavirus. Bajaron mucho los infartos, aunque también hemos visto pacientes con insuficiencias cardiacas que llegan en malas condiciones de haber aguantado sin ir al hospital. Esto no puede ser».
Ahora, «estamos funcionando muy bien y hemos recuperado mucho las listas de espera en pruebas diagnósticas, especialmente en ecografías».
También la investigación «ha sido una fortaleza en el equipo. El covid y las cardiopatías juntas son mala cosa. Especialmente las arritmias que perjudican la evolución. Sin embargo, hay otros aspectos que, inicialmente, se consideraron muy perjudiciales como algunos tratamientos para los hipertensos y ahora sabemos no solo que no son malos sino que, incluso, son protectores para estas personas».
También «estamos con el seguimiento de las secuelas. Cansancio, fatigas muy prolongadas pero parece que tienen más que ver con el sistema respiratorio que con nuestra área; pero estamos estudiándolo», apunta.
Los trasplantes cardiacos son la excepción en Castilla y León. La actividad trasplantadora cae en términos generales en toda la comunidad; pero aún así el número de implantes realizado es significativo al alcanzar los 152 órganos implantados, además de 98 córneas. El ejercicio anterior fueron 200 trasplantes y 145 intervenciones oftalmológicas.
La caída es del 24% en los trasplantes y del 25% en las donaciones. Y ello teniendo en cuenta que 2019 registró ya un descenso del 20,7% en donaciones con respecto a 2018 y, por lo tanto, los órganos generados bajaron de 434 hace dos ejercicios a los 359 de 2019 y también los implantes realizados, pero en menor proporción. El año pasado se contabilizaron 99 trasplantes renales; de los que se practicaron 51 en el Clínico de Valladolid y 48 en el de Salamanca, que también realizó otros diez de donante vivo y cruzado y otros dos trasplantes de páncreas y riñón a la vez. El Río Hortega, que asume las intervenciones de hígado, hizo 27 trasplantes hepáticos en 2020, siete menos que en 2019 y el Clínico practicó 14 de corazón.
Los meses de marzo y abril provocaron el principal parón de la actividad.
En España, a pesar de las dificultades, se hicieron el año pasado 4.425 trasplantes de órganos; lo que corresponde a una tasa de 93,3 por millón de población. A nivel mundial, el ritmo de crecimiento de trasplantes se ha reducido un 19% y las donaciones han caído un 23%..
En total, 1.777 personas donaron sus órganos tras fallecer, lo que sitúa a España en 37,4 donantes por millón. la suma de 2020 recoge la realización de 2.700 trasplantes renales, 1.034 hepáticos, 336 pulmonares, 278 cardíacos, 73 de páncreas y 4 intestinales. Por otro lado, los datos aportados por el Ministerio de Sanidad indican que 268 personas donaron un riñón o parte de su hígado en vida. En este sentido, la actividad de trasplante de donante vivo se mantiene con un total de 257 renales y 11 hepáticos.
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