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¿Hasta qué punto contamina el SARS-CoV-2, e incluso otros virus de similar transmisión, el ambiente hospitalario?, ¿Está presente en el aire en momentos de alta incidencia e ingresos de la pandemia en zonas comunes y muy frecuentadas?, ¿Lo está en las superficies? ... lo que fue el gran temor sobre todo al principio del covid.
En busca de respuestas, especialmente «para conocer el riesgo de las infecciones nosocomiales, las que se pueden producir durante la estancia en un hospital, el Clínico junto con la Facultad de Medicina de Valladolid y diversos centros portugueses investigó en plena quinta ola la posible presencia de coronavirus en el citado complejo asistencial», explica uno de sus autores, el especialista en Medicina Interna del Clínico, Carlos Dueñas. Ahora el equipo acaba de publicar los resultados de su análisis de las muestras recogidas en julio de 2021, cuando la variante circulante era la Delta, la de mayor riesgo de transmisión aérea, en International Journal of Environmental Research and Public Health.
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La investigación concluye que, dado que el Covid-19 es una enfermedad transmitida por el aire, y ante el surgimiento de nuevas variantes altamente contagiosas y menos susceptibles a las vacunas, así como el levantamiento actual de restricciones a nivel mundial, «es fundamental que las pautas de prevención mantengan la recomendación para el uso de mascarillas eficaces». Y considera como tales los modelos KN95 o FFP2 para los entornos sanitarios. Destaca que «se ha demostrado que son más eficaces que las mascarillas quirúrgicas y las de tela cuando se trata de estas variantes más transmisibles» porque las partículas de aerosol espiratorio pueden escapar de las quirúrgicas debido a un sellado imperfecto y las hace menos eficientes cuando se trata de prevenir la transmisión sobre de variantes más transmisibles como la variante Delta y la Ómicron.
Indica asimismo que los resultados pueden ser relevantes para la evaluación de riesgos de infección nosocomial dentro de los centros sanitarios; lo que «ayuda a prevenir y minimizar la exposición del personal sanitario al SARS-CoV-2 y refuerza la importancia de usar mascarillas adecuadas y bien ajustadas en todo momento y equipos de protección individual eficientes cuando se esté en contacto con pacientes infectados».
La variante Delta provocó brotes entre los pacientes de hospitales incluso estando vacunados los afectados. Era más transmisible, con cargas virales más altas y con mayor estabilidad de aerosol y superficie. Causó más ingresos y mayor incidencia que otras variantes hasta que llegó la vacuna. Además, el que la replicación del coronavirus ocurra principalmente en el tracto respiratorio refuerza, con los conocimientos actuales, su presencia en el aire y se asocia ya claramente a los ambientes interiores mal ventilados y abarrotados donde las personas tienden a permanecer por periodos largos de tiempo.
Para estudiar su comportamiento se tomaron 21 muestras de aire recolectadas en 16 áreas diferentes del Clínico y solo una resultó positiva, fue la recogida en la sala de espera del Servicio de Urgencias del hospital vallisoletano.
Y de las 40 muestras de superficie recogidas, solo dos resultaron positivas para ARN del SARS-CoV-2, ambas del laboratorio de Microbiología. Una de las muestras procedía de los botones de la cabina de flujo laminar (sala de manipulación de muestras) y la otra de la manilla de un congelador que contenía muestras de covid. Destaca el trabajo que «es probable que las muestras de superficie positivas sean el resultado de la deposición de partículas en el aire o, incluso, de la contaminación de las superficies por muestras clínicas; ya que es en esa área del hospital donde se realiza el diagnóstico molecular».
Y en cuanto a la muestra de aire positiva «probablemente sea el resultado de partículas de SARS-CoV-2 suspendidas en el aire emitido por pacientes que han estado en la habitación previamente a nuestro muestreo de aire».
Destaca el estudio que «el bajo número de muestras positivas encontradas no sorprende». A diferencia del período previo a la vacunación de la pandemia, el número de personas hospitalizadas e ingresadas en UCI disminuyó considerablemente debido a la alta tasa de vacunación. En España, a 29 de julio de 2021, un 56% de la población tenía al menos una dosis de la vacuna en el momento en que finalizó este experimento. Los beneficios de una alta cobertura vacunal se aprecian en la evolución de las tasas acumuladas de hospitalización y de ingresos en Cuidados Intensivos. Durante la semana que tuvo lugar la investigación, en el Clínico de Valladolid, 4.734 personas sospechosas de estar infectadas se realizaron pruebas y 725 dieron positivo (el 15,3%). De ellos, 639 eran de Atención Primaria y 86 procedían del propio hospital (9 ingresados, 17 de consultas y 60 de urgencias). La mayoría, 547 casos (75,4%) eran de la variante Delta, 160 (22,1 %) eran de la Alfa, y el resto, variable.
Así destacan los investigadores que «considerando que el SARS-CoV-2 ahora se ha convertido en parte de nuestras vidas y de ahora en adelante continuaremos coexistiendo con él, las políticas de salud pública deben prestar mucha atención a las pautas actuales de prevención de infecciones y determinar las actualizaciones necesarias para minimizar la transmisión aérea de nuevas variantes, especialmente cuando se trata de usar mascarillas en espacios cerrados y entornos de atención médica». En este sentido, destacan «se debe mantener la recomendación de uso de mascarillas más eficientes –por ejemplo, del tipo KN95 y FFP2, apuntan–, ya que «es una de las formas más eficientes de prevenir la transmisión generalizada del SARS-CoV-2 por vía aérea en todos los entornos».
El trabajo ha sido realizado por Priscila Gomes da Silva, José Gonçalves, Andrés Torres Franco, Elisa Rodríguez, Israel Díaz, Antonio Orduña Domingo, Sonsoles Garcinuño Pérez, Gabriel Alberto March Roselló, Carlos Jesús Dueñas Gutiérrez, María São José Nascimento, Sofía IV Sousa, Pedro García Encina y João R. Mesquita.
Diversos estudios reflejan la mayor capacidad de contagio de la variante Delta, incluso con la protección adecuada. El trabajo del clínico persigue evaluar la eficiencia y suficiencia de las medidas de protección. Repasa así en su investigación antecedentes tales como el de un importante hospital de agudos en Singapur. Este grupo comprendió 47 casos y ocurrió a pesar de la mejora de las medidas de control de infecciones. El flujo de aire turbulento y los hisopos de los filtros de escape de aire dieron positivo para SARS-CoV-2. Otro brote nosocomial causado por la variante Delta en una población altamente vacunada se describió en Israel en 2021. Tenía 42 pacientes, personal y familiares infectados, de los cuales 39 estaban completamente vacunados. Además, todos los casos se vincularon y rastrearon hasta un paciente y se produjeron varias transmisiones entre personas que usaban mascarillas. De manera similar, un estudio en Finlandia informó de un brote de Delta en un hospital de mediano tamaño, que resultó en 58 infecciones, incluidas 18 muertes.
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