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Antes se morían. No tenían la menor opción. Ahora el uso de una membrana de oxigenación extracorpórea venoarterial (ECMO) como soporte en el shock cardiogénico ... les da una oportunidad a pacientes que están al borde de la muerte. El Hospital Clínico de Valladolid implantó en marzo de 2019 este programa de corazón artificial temporal que regala tiempo al enfermo y a los especialistas en Cardiología para tomar una decisión sobre el tratamiento del paciente que ha sufrido, habitualmente por un infarto agudo de miocardio, un shock y el corazón es incapaz de bombear suficiente sangre y oxígeno al cerebro y a los órganos vitales. La ECMO es una técnica de soporte que sustituye de forma temporal la función pulmonar y cardiaca en enfermos potencialmente reversibles, a la espera de su recuperación.
En este tiempo, y tras el parón de la pandemia durante la que solo fue posible atender una emergencia de este tipo, el hospital ha atendido ya con esta técnica a 16 enfermos. «Es una actividad importante, solemos hacer un caso de media al mes. En el registro español aparecen en total 22 intervenciones en este tiempo, es decir, que Valladolid realiza bastante más de la mitad de todo el país. Hay comunidades como la de Madrid que, al estar tan concentrada la población, no precisan el sistema de ECMO móvil. En Castilla y León, con la dispersión que hay, es fundamental; pero otras similares en esto como Galicia o Asturias aún no lo han implantado», explica el doctor Alberto San Román Calvar, jefe del Servicio de Cardiología del Clínico y director del Instituto de Ciencias del Corazón (ICICOR).
El cirujano cardiovascular responsable de la unidad de ECMO es el doctor Alexander Stepanenko. Este especialista lo puso en marcha y lo ha desarrollado en estos años. Explica que fue en marzo de 2019 cuando el Clínico implantó esta técnica móvil, los protocolos de indicaciones y actuación y, «ya en abril de ese año, nos llamaron de Burgos porque tenían un paciente de Soria que había sufrido un infarto y que, aunque le habían hecho un cateterismo y abierto la arteria, el corazón seguía sufriendo. Eran las seis de la tarde, Semana Santa, –lo recuerda con detalle todavía– y nos fuimos en ambulancia, con el material y nos estrenamos sin complicaciones. Salió muy bien y el paciente sigue vivo actualmente. Este caso positivo nos animó mucho. Visitamos los hospitales, les explicamos la ayuda que podríamos prestar y comenzamos a recibir llamadas de Burgos, también del Río Hortega, porque el Clínico cubre en esto a todo Valladolid además de a otras provincias».
Más sobre la ECMO móvil
Los médicos se trasladan a la ciudad que requiere esta técnica, viajan dos especialistas en ambulancia con el aparato y un equipo de cardiólogos e intensivistas del centro receptor participan en la asistencia al paciente al que se le practica esta técnica que sustiyuye al corazón e, incluso, al pulmón garantizando la adecuada oxigenación para que pueda llegar vivo a Valladolid donde la unidad especializada del complejo vallisoletano «decidirá sobre el tratamiento, a veces simplemente es un soporte hasta que se recupera y la mayoría de veces requiere intervención quirúrgica o trasplante de corazón», añade el doctor San Román.
Valladolid da respuesta a Burgos, Soria, Segovia y Palencia y, más excepcionalmente, a León porque este centro también puede ponerlo y cuenta con Hemodinámica e Intervencionismo. Salamanca, por su parte, da esta cobertura a Zamora y Ávila; pero si el caso apunta a un probable trasplante cardíaco se traslada siempre al Clínico de Valladolid porque es el único de Castilla yLeón que implanta corazones.
El Código Shock cardiogénico (SC) o ECMO móvil, funciona de manera similar al más conocido Código Ictus. Si se activa pone en marcha todo un operativo, un protocolo de intervención de urgencia. Explica el doctor San Román que se inicia «cuando el corazón de un paciente deja de funcionar y la mortalidad esperable es superior al 80%, se da de forma aguda, se produce un infarto de miocardio con un daño muy muy extenso, falla la circulación y falla el organismo. Hasta hace poco lo trasladaban en ambulancia y cuando llegaban solían ser casos irresolubles, sin ninguna oportunidad». «Ahora –añade el doctor Stepanenko– se trasladan dos especialistas, un cardiólogo clínico y otro de ECMO, valoran al paciente y tras conectarlo a la máquina oxigenadora lo trasladan estable a Valladolid y llegan vivos y con opciones; incluso, en ocasiones, se le quita todo en unos días y no necesitan más». «El proceso de la ECMO dura menos de media hora desde que se pincha al paciente».
La mayoría de los casos que llegan al Clínico han sufrido un infarto, pero las indicaciones de este corazón 'alternativo' incluyen miocarditis, shock post cardiotomía, insuficiencia cardíaca descompensada, intoxicaciones, arritmias refractarias y sepsis.
Uno de los casos que también trató el complejo vallisoletano fue una cardiopatía séptica. «El paciente había sufrido una intervención abdominal; pero, pese a los antibióticos que le pusieron, provocó daños secundarios en el sistema cardiaco, de forma aguda y con la ECMOsalió adelante», describe el doctor Stepanenko.
El objetivo de ganar tiempo, en torno a una semana pero a veces bastante más, permite que el afectado pueda vivir con este centrifugado artificial de su sangre y, mientras tanto, se puede tratar la causa, con medicación, ablación... El primer año de su puesta en marcha, desde ese primer caso de abril hasta finalizar 2019, esta unidad llegó a tratar así a nueve pacientes. Durante la pandemia solo uno más, con un infartado en parada con una grave complicación mecánica que, «aunque logramos estabilizarlo, su dolencia no le permitió sobrevivir;pero el corazón artificial había funcionado».
Después, ya en 2021, el hospital reactivó esta actividad al mismo ritmo con el que había arrancado dos años antes.
«Los candidatos a este tipo de intervención para contar con un corazón 'eventual' deben tener menos de 70 años que es la edad máxima que permite poner en marcha el plan B, el del trasplante, y tampoco se realiza en niños. Se han practicado en más hombres que en mujeres y la edad más frecuente es entre los 50 y los 60 años», repasan ambos facultativos. El paciente asistido por esta ventilación y oxigenación artificial entra en el programa si tiene un buen pronóstico neurológico, si ha tenido un rescate cardiopulmonar reciente y se le ha recuperado en poco tiempo y si carece de contraindicaciones generales como el padecer un cáncer maligno activo, enfermedad terminal sin tratameinto o contraindicaciones técnicas por insuficiencia de válvula aórtica o tener contraindicada la anticoagulación, entre otros requisitos.
Los resultados son buenos. Salvan vidas. Más de la mitad sobreviven con este apoyo temporal, entre el 53% y el 57%, «depende de la forma de valorar el éxito». «Si se considera la supervivencia tras el alta, se consigue en algo más de la mitad y sin la ECMO moriría el 100%;pero si se valora la capacidad de responder al shock y estabilizarlo sube hasta el 80% incluso; pero luego, pueden fallecer porque el problema de origen no revierta», destaca San Román. Tras el evento, si se recuperan, «su esperanza de vida es normal». También apunta a los riesgos: «el paciente tiene que estar muy anticoagulado, y esto puede producir sangrados, trombos. Son pacientes muy delicados pero los resultados son muy satisfactorios». Y «esto nos da margen de mejora –apunta Stepanenko– porque podemos trabajar en reducir complicaciones».
Los afectados «llegan a la Unidad Coronaria, valoramos las posibilidades que tiene el corazón de recuperarse. Si nos llaman y no hay opciones, no salimos porque solo hay que someter al proceso a quienes tienen posibilidades. Son, además, recursos muy caros; pero somos la única unidad de España que solo salimos dos especialistas, en otras salen tres o cuatro, y hasta cinco profesionales, porque además llevan enfermeras del servicio. Nosotros empleamos la de la ambulancia, que además la conoce bien, y con solo dos hacemos lo mismo», añade el este especialista de la ECMO. Habitualmente se trasladan el mismo Stepanenko y el doctor Ignacio Amat, responsable del área de Hemodinámica, un servicio que también entra en juego para poner cateterismos y otras intervenciones.
Explica el doctor San Román, jefe de Cardiología, que el doctor Alexander Stepanenko es todo un fichaje para el hospital porque el cirujano ruso, formado en Berlín (Alemania) «es uno de los mayores expertos mundiales en asistencia ventricular y, en particular, cuando es de larga duración. De hecho, incluso forma como experto a profesionales de otros hospitales y es investigador del Ciber (Centro de Investigación Bimédica en Red) Cardiovascular del Instituto de Salud Carlos III».
Fue este especialista ruso quien montó y desarrolló esta unidad en Valladolid y en sus comienzos «fue de forma no remunerada y voluntaria. Actualmente, esto ha cambiado y mejorado algo; pero no incluye por ejemplo enfermería», apunta el jefe de Cardiología.
El conectar al paciente a este sistema asistido es una verdadera emergencia sanitaria. Por ello, a todas las medidas que favorecen la rapidez, el Clínico añade la de mantener siempre purgada la máquina. «No puedes tener vacíos los circuitos, le meterías aire al paciente, hay que llenarlo de líquido y es una operación que lleva 15 minutos que pueden ser vitales y especialmente importantes si el caso se da dentro del propio hospital. Si ya tienes esto hecho, y tiene todas las garantías, es algo que ganas claramente.
Tecnología alemana de última generación. Es el nuevo dispositivo que ha adquirido el Hospital Clínico para la recuperación de pacientes que han sufrido un paro cardíaco. Similar a la ECMOpero es un paso más. Un sistema móvil avanzado, para el control de la circulación extracorpórea que ayuda a preservar la función cerebral durante la reanimación. El sistema CARL de Resuscitec fue diseñado para realizar una reperfusión automatizada controlada de todo el cuerpo con el fin de mejorar la supervivencia y la recuperación neurológica. Las características de rendimiento tecnológico de los componentes del sistema CARL se basan en los requisitos de la Terapia CARL, un enfoque terapéutico novedoso para la reanimación que enfatiza la reperfusión controlada, dirigida y personalizada de todo el cuerpo. El sistema de control de doble bomba permite el potente flujo sanguíneo pulsátil necesario para mantener la presión arterial alta, un control preciso de los niveles de oxígeno y un enfriamiento rápido y seguro de la temperatura corporal.
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