Secciones
Servicios
Destacamos
Minutos antes de las ocho de la mañana de ayer más de una veintena de usuarios esperaban la apertura del Centro Deportivo Covaresa para regresar a sus instalaciones. A esas horas, cientos de bares de la provincia servían desayunos y raciones. A las diez ... de la mañana los primeros clientes acudían a los centros comerciales de la capital. Habían pasado 35 días desde la última jornada en que todas esas personas pudieron hacer algo tan habitual como ir un rato al gimnasio, hacer compras prenavideñas o tomarse un café o una caña con los del barrio en el bar de siempre. Han sido cinco semanas de restricciones que ayer fueron liberadas, con muchas limitaciones aún, como un tercio del aforo, el toque de queda a las 22:00 horas, la imposibilidad de ocupar las barras o permanecer de pie en el interior de un bar. La segunda ola de la pandemia de covid daba ayer paso en Valladolid a la esperanza de empresarios, a la sonrisa de sus trabajadores saliendo del ERTE o la simpleza de los clientes y usuarios por recuperar la normalidad entre comillas.
Más información
El día amaneció lluvioso. Eso impedía que las terrazas triunfaran, y que hiciera mañana de escaparates. Sí hacía día de mesas de bar, de centro comercial, de gimnasios para recuperar la tonificación con las consecuentes agujetas que hoy sufrirán muchos vallisoletanos que ayer acudieron a las clases dirigidas.
Desde que comenzaron a filtrarse las noticias que liberaban las restricciones para este viernes, las reservas de las clases colectivas del CDO Covaresa, La Almendrera, o del Palero, o del Go Fit o del Xperience, así como las decenas de gimnasios de la ciudad estaban completas. Todos los precintos de artículos no considerados de primera necesidad de los centros de Carrefour, o Hipercor o los dos edificios de El Corte Inglés habían desaparecido. Había libertad de movimiento por los pasillos y para comprar cualquier artículo.
La hostelería había tratado de sobrevivir la última semana con la apertura de las terrazas, pero el frío llegó y echó al traste el puente de la Constitución. Las semanas anteriores, la comida y bebida para llevar o consumir en el entorno de cada bar solo habían servido para que los propietarios de bares y restaurantes estuvieran entretenidos, minimizando pérdidas y evitando encerrarse en casa amargados. «No es para lanzar las campanas al vuelo, pero estamos mejor que semanas atrás. Los hosteleros nos hemos equivocado. Protestamos para que nos dejaran volver a abrir pero no pedimos la eliminación de las limitaciones», señalaban varios propietarios de bares de Parquesol en la mañana de ayer. «Los gastos son del 100% y solo nos permiten hacer uso e ingresar por el 30% del negocio», lamentaban.
Juan Carlos Medina, propietario del restaurante Las Aldabas, de la calle Teresa Gil, señalaba empezar «deseosos, con las mesas llenas con reservas para hoy y para el domingo. Lo que no es posible lograr es dar las cenas teniendo que desalojar casi a las nueve y media de la noche».
Paco de la Fuente, gerente de los dos centros deportivos de Covaresa y Arroyo, se mostraba ayer satisfecho y contundente. «No somos el problema, sino parte de la solución. Los gimnasios no son zonas de riesgo. Absolutamente nadie nos ha presentado datos o un triste gráfico que así lo indique», explicaba vehementemente. Es evidente que las personas necesitan los gimnasios «por pura salud mental, por relacionarse y sentirse bien haciendo ejercicio. El cierre ha sido muy injusto porque estamos ante una situación de responsabilidad individual, y los gimnasios somos ejemplares», relataba Paco de la Fuente, para concluir señalando que «te da mucha rabia estar cerrados, señalados y perdiendo la confianza de los usuarios cuando ves las aglomeraciones en el centro de la ciudad o en muchos espacios que te indignan».
Los centros deportivos y gimnasios demandan que se amplíen los aforos y que el toque de queda sea más allá de las 22:00 horas, porque limitan la actividad y los horarios.
Camareros, cocineros, dependientes, monitores, administrativos, personal de atención al cliente o responsables de sección o planta salieron ayer del ERTE para alegría de las arcas estatales y los propios interesados. Solo el CDO activó ayer los contratos de sus 115 empleados. Justo Muñoz sacó de la regulación a doce empleados para sus tres tiendas de Vallsur y Río Shopping, dos de juguetes y una de moda.
La presidenta de la Asociación de Hostelería de Valladolid, María José Hernández, estimaba ayer que habían abierto «el 90% de los establecimientos. Hasta mañana –por hoy– no podremos ofrecer cifras reales, pero seguiremos reivindicando nuestros derechos. Pediremos la próxima semana la ampliación del aforo al 50%, que se elimine el cierre perimetral de la provincia y que el toque de queda comience en la medianoche para poder aprovechar las cenas», explicaba mientras ponía en funcionamiento su propio establecimiento. Pese a todo, el sentimiento común es que lo pasado ya no se recuperará. Atrás quedaron el puente festivo, el Black Friday y más de un mes de compras –todo noviembre y parte de diciembre–, actividades y consumiciones. Este año caerán en picado las cenas y comidas sociales, de empresa, de amigos o familiares.
Marina Muñoz, portavoz de Justo Muñoz, pudo mostrarse a media mañana «muy optimista, con gran alegría, porque hemos vuelto en la mitad de nuestras tiendas atendiendo a los clientes de Valladolid, que nos estaban esperando y que han llenado las tiendas durante todo el día», señalaba. Por la mañana hubo algunas colas en los accesos a los centros comerciales por las limitaciones de aforo, y alguna atambién para acceder a cada una de las tiendas de cada uno de ellos. Por la tarde. Especialmente a partir de las 18:00 horas, la afluencia se multiplicó.
Las jugueterías realizan el 70% de sus ventas anuales en esta época, «y se nos ha ido mes y medio irrecuperable. Aun así sabemos que los vallisoletanos estarán ahí y han sabido esperar para realizar ahora las compras de cara a la Navidad», señalaba Marina Muñoz.
Los hosteleros, en voz de su presidente, María José Hernández, reclaman «ayudas a la Junta. Por muy bien que logremos trabajar es imposible que nos llegue. Hay que pagar proveedores, los locales, los gastos, las nóminas, y las limitaciones a las que nos vemos sometidos son enormes e insalvables».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.