La inspectora delegada de Participación Ciudadana del Cuerpo Nacional de Policía Clara del Rey comparte desde 2008 con los alumnos de Primaria y Secundaria de Valladolid sus conocimientos sobre las cosas que acechan en la Red si las tecnologías se usan sin cabeza y solo ... pensando en los 'likes'. Sus consejos se resumen en uno solo: «Si te piden una foto o una grabación desnudo nunca lo hagas y mucho menos la compartas, porque saldrá fuera de tu control». Y, en el caso de que lo hayas hecho y te extorsionen para que mandes más material comprometido o dinero «nunca pagues, porque tendrás que hacerlo más veces y nada te garantiza que pagando no la vayan a publicar igualmente».
Esta recomendación vale con carácter general para todos los usuarios, pero, subraya, «los mayores lo pueden gestionar de otra manera si les ocurre, los menores son mucho más vulnerables y puede suponer un verdadero drama para ellos con resultados insospechados que, en algunos casos, pueden terminar en tragedia». Y recuerda: grabar a menores en actitudes sexuales y difundir esas imágenes es delito. También lo es la 'pornovenganza' contra un ex.
Clara del Rey habla a los alumnos del ciberacoso entre compañeros (ahora proliferan los fotomontajes con la cara de la víctima y el cuerpo de otra persona ejerciendo sexo explícito y violento) y de los depredadores sexuales que pululan por las web y aplicaciones de contactos. «Con la sobreexposición y el afan por sumar 'likes' te ven más accesible y un 'groomer' puede realizarte un seguimiento en redes y contactar contigo».
Porno 'on-line'
Para alertar del consumo de pornografía 'on-line' y de lo que puede ocurrir en estas interacciones donde se desconoce quien es y qué intenciones tiene quien está al otro lado de la pantalla, echa mano de un caso que denunció el pasado año un joven de 22 años. La víctima entró en un chat sexy y contactó con una mujer, quien le animó a intercambiarse mensajes por correo electrónico «para mayor cercanía». Ella le invitó a «ponerse cómodo» y le envió un vídeo de contenido sexual de una mujer. Cuando él hizo lo propio, se cortó la comunicación. A partir de ahí empezó a recibir mensajes con la amenaza de divulgar por Youtube unas imágenes grabadas sin su consentimiento si no pagaba 600 euros. Pagó.