No es precisamente un niño cometiendo una trastada que pueda traer consecuencias. Con 35 años ya se le presupone cierta madurez. El hecho es que el protagonista de este suceso conducía su patinete eléctrico, un vehículo de movilidad personal, a la 1:30 de la pasada madrugada, por la calle Granada en sentido contrario. Los agentes de la Policía Municipal que hacían su ruta por la zona no solo observaron esta infracción, sino que todo parecía indicar que se encontraba precisamente en buen estado.
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Así, tras darle el alto los policías, éstos reclamaron la presencia del equipo de atestados para someterle a la prueba de alcoholemia y arrojó 0,68 miligramos de alcohol en sangre, más del doble de lo permitido, y en una segunda prueba bajó a 0,60. Pero su historia no acaba aquí, ya que se le levantó acta por orinar y escupir en la vía pública, faltar edl respeto a los agentes y elegar una identidad falta, aunque su documentación le delató.
Y el patinete, considerado por la DGT como vehículo, y por lo tanto su conductor está sometido a las normas de tráfico y de seguridad vial, tuvo que ser retirado por la grúa para trasladarlo al depósito municipal. Nadie se hacía cargo del mismo y en la calle no podía aparcarse.. A si que como si de un turismo se tratara fue trasladado a dependencias del Ayuntamiento.
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