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El chef vallisoletano Javier Peña ha sido el único empresario que ha presentado un proyecto para gestionar los tres espacios hosteleros del Museo de la Ciencia, propiedad del Ayuntamiento de Valladolid. Su propuesta ya ha sido analizada por los técnicos del Consistorio, que aún ... tienen que dar el visto bueno a la adjudicación. La idea del cocinero pasa por convertir este enclave en un referente para eventos, conciertos y actividades culturales. Peña lleva ya años en estas instalaciones con su Sibaritas Klub, el restaurante situado en la última planta de la torre de esta sala expositiva. Ahora quiere dar un paso más allá y explotar también la cafetería de la planta baja, así como el pabellón multiusos y la terraza que asoma al río Pisuerga.
En este espacio radicará la principal novedad de su oferta para la que tiene previsto asociarse con la empresa Pasión Eventos, una de las firmas locales más reconocidas en la programación de actuaciones musicales en la ciudad. La intención, según explica el restaurador, es contar con un calendario anual de citas en este contenedor. Para llevarlo a cabo, el proyecto del cocinero propone una obra de insonorización exterior y una ampliación en forma de cubo anexa al pabellón en la que se habilitará una cocina para dar servicio cuando se celebren banquetes o cócteles y una zona de camerinos para los artistas que vayan a actuar en él.
Pendiente aún de la adjudicación, Peña subraya que el «buque insignia» de su proyecto seguirá siendo el restaurante Sibaritas Klub, cuyo funcionamiento y propuesta gastronómica se mantendrá como hasta el momento. «Ahora estamos limitados por el espacio de las instalaciones y podemos ofrecer eventos para unas cuarenta personas. Con el pabellón podríamos llegar hasta 200 comensales», avanza.
La oferta contempla que el bar de la planta baja sea un autoservicio con máquinas expendedoras tanto de bebidas como de alimentos. Se trata de una «cafetería inteligente», sin personal pero con todas las prestaciones para que los visitantes del Museo de la Ciencia puedan tomar algo. Los aparatos de 'vending' ofrecerán platos preparados de calidad y habrá un mostrador con calentadores para que los clientes puedan poner a punto sus raciones.
El adjudicatario deberá abonar al Ayuntamiento un canon de 36.000 euros al año por los tres espacios. La concesión se saca por un periodo de diez ejercicios con la posibilidad de una prórroga única de otros cinco. A la espera de que se resuelva este proceso, el Consistorio también ha sacado la concesión del bar de La Pérgola de Campo Grande, que este año no ha podido abrir al público.
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