Ángela de Miguel, presidenta de CEOE Valladolid
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Ángela de Miguel, presidenta de CEOE Valladolid
«Cepyme necesita tener una presencia pública que ahora no tiene»Hoy lunes, comienza una 'vuelta a España' en menos de dos meses para conocer los problemas de cada territorio y también en busca de apoyos ... a su candidatura. Empezará por la Comunidad Valenciana, para pulsar sobre el terreno cómo se encuentran las pequeñas y medianas empresas de allí cuatro meses después de la devastadora dana. Ángela de Miguel quiere presidir la patronal de las pymes, (Cepyme) y sustituir en el cargo a Gerardo Cuerva, que opta a la reelección.
–No es habitual que haya dos aspirantes a presidir Cepyme. ¿Existe división en la organización?
–Creo que es normal que pueda haber diferentes enfoques de entender la organización.
–¿Y qué diferencia hay entre los postulados de Ángela de Miguel y los de Gerardo Cuerva?
–Una fundamental es la unidad de acción. Todas las organizaciones empresariales tenemos unos intereses comunes y creo que debemos ir de la mano, colaborando con lealtad. Sin olvidar que Cepyme defiende los intereses de las pymes. Puede haber discrepancias o reivindicaciones propias, pero en un marco común.
–¿Cuáles serán sus 'prioridades electorales'?
–Se puede hacer un Cepyme mucho más ambicioso que ahora, con más presencia pública y trabajar en líneas que apoyen directamente a la pyme a mejorar en tamaño y competitividad. Es muy importante trabajar toda la parte de normativa de manera previa. Cepyme no está sentada en algunas mesas de negociación relevantes y debe estar. No solo en España sino en la UE, porque muchas de las cargas que asfixian a la pymes parten de Europa. Y hay que ser más activos a la hora de poner en marcha líneas de apoyo a la empresa.
–¿No están en esas mesas porque no se invita a Cepyme o porque se le invita y no va?
–En las mesas de diálogo social, una silla es de Cepyme. No es que tenga que entrar, es que la tiene. El problema es que si no se va, la silla se queda vacía.
–¿Sucede eso ahora?
–A algunas no va. A la última, la de absentismo, parece ser que no ha ido. Lorenzo Amor, como presidente de Autónomos ATA, tiene mucho impacto y Cepyme tiene que tener la misma presencia, a la altura también de la que tiene Antonio Garamendi con CEOE. Las pymes necesitan estar representadas y tener la misma fuerza en su reivindicación o muchísima más, porque la micropyme está en una situación muy mala. Las más pequeñas están desapareciendo y todos conocemos casos de gente que está pasándolo muy mal. Esto hay que denunciarlo y trabajar con propuestas serias para que las políticas públicas favorezcan su supervivencia, su crecimiento y su competitividad.
–¿Cuáles son las suyas?
–La micropyme lo está pasando muy mal con toda la normativa laboral, cargas burocráticas y aumento de todo tipo de costes que la están asfixiando. La medianas y las grandes sí están creciendo, pero las pequeñas están sufriendo. Creo que tenemos cinco grandes líneas que trabajar. Primero, el tema del de la cultura emprendedora, escasa en España porque las barreras de entrada al mundo emprendedor son muy altas. Hay que promover la innovación, muy relacionada con la transformación digital, y también toda la parte de internacionalización, porque las pymes también pueden salir al exterior. La formación es súper importante. Las empresas tienen que estar formadas en todas las habilidades transversales que ayudan a que definitivamente podamos dar ese salto en el crecimiento. Todas estas cosas se echan en falta dentro de la presidencia actual, que no trabaja en estas necesidades o que lo ha hecho mal.
–Es usted la candidata auspiciada por el presidente de CEOE. ¿Cree que eso le dará apoyos, le molesta esa vinculación…? Los intereses del pez grande no son los mismos que los del chico.
–Cepyme exige dedicación prácticamente exclusiva, centrada en que se oiga la voz de las pymes, exactamente igual que se está oyendo la voz del autónomo. La suma de ATA con CEOE no resta, sino todo lo contrario y queremos que Cepyme se una con una voz que tenga muchísima más fuerza. La unidad de acción te da un altavoz muchísimo mayor. Yo soy una persona conciliadora y dialogante. Cuando decido, viendo la situación de Cepyme, dar el paso, por supuesto que lo consultó con mi presidente, Antonio Garamendi, que es el que me da todo su respaldo. Él mismo fue el responsable de la gran transformación durante su mandato en Cepyme, que tenía entonces muchísima más presencia pública y trabajaba muchísimo más directamente con la pyme.
–Pero cada tamaño tendrá sus problemas propios, ¿no?
–Gran parte de la problemática que tenemos va muy asociada a una normativa absolutamente excesiva que es muy complicada de cumplir por las pequeñas empresas. Puedo poner el caso de mi marido, que también es un pequeño empresario, es agricultor y muchas veces dice que está más tiempo haciendo papeles que en el campo. Eso no puede pasar y gran parte de esa normativa también viene de Europa. Al final restamos competitividad y, en muchos casos, eso lleva al cierre. Por otro lado, el aumento de costes nos afecta a todos, pero el impacto en los resultados es muchísimo mayor en la micropyme. La subida del salario mínimo interprofesional o la posible reducción de la jornada a 37,5 horas son muy, muy dañinas. Luego, cada zona de España evidentemente tiene su propia problemática. Quiero recorrer el territorio y escuchar a los sectores y a todos los asociados de Cepyme. Si hay que incomodar a las grandes empresas y tener una voz demasiado propia, pues hay que tenerla. Conmigo la pyme tendrá su voz, independientemente de que en algunos momentos pueda molestar porque, si no, realmente no tendría ningún sentido.
–Preside CEOE Valladolid, en una comunidad históricamente del PP con diálogo y buenas relaciones entre Junta y patronal. ¿Ir a Madrid es algo así como 'ir a la guerra'?
–Es verdad que Castilla y León tenemos la suerte de contar con un diálogo social que es un modelo a nivel mundial.Estos mecanismos de acuerdo y negociación, esa cultura del talante espero llevarla también un poco a nivel nacional, porque se avanza muchísimo más desde posiciones constructivas que desde posiciones rupturistas o extremas
–Las discrepancias con Yolanda Díaz son constantes y profundas. ¿Se ve en el canutazo diario a cuenta del SMI, la jornada laboral, las bajas…?
–En política económica se puede llegar a acuerdos con todos los colores. De hecho así ha sucedido. Al final, la ministra de Trabajo está planteando una serie de cuestiones que se han demostrado dañinas para las empresas, sobre todo para la más pequeñas, y quiere plantear otras que son también muy malas. Reducir la jornada, por ejemplo, es algo que deja sin efecto un precepto constitucional que tiene que ver con el diálogo social y la negociación colectiva que está recogida en nuestra Constitución. Si al final imponemos desde el Estado este tipo de cuestiones, se desactiva de facto el diálogo social. Reducir jornada es una tendencia en la negociación colectiva y se está haciendo en aquellas empresas y sectores donde es posible.
–¿Qué cree que piensa el ciudadano cuando oye hablar a las patronales de «prohibiciones, persecución, intervencionismo, asfixia fiscal…» y luego lee que el paro y la afiliación están en registros históricos y los beneficios empresariales tampoco van mal?
–Bueno, esos son los datos macro, pero hay que bajar a la microempresa, donde no tenemos esas buenas noticias. Y, ojo, las empresas pequeñas de ahora son las empresas grandes del futuro. Además de ser las que vertebran nuestras ciudades, nuestros territorios y nos dan servicio a los ciudadanos. Hay que ayudar a que crezcan y hay que valorar el impacto de todas las medidas en las empresas más pequeñas, porque a veces los datos macro nos impiden ver la realidad micro. Soy partidaria de modular todas las normativas en función del tamaño de la empresa. No todos los sectores y territorios viven la misma realidad y tenemos que trabajar con todas esas realidades. Y eso se hace con la negociación colectiva.
–¿Quién 'sobrerregula' más? ¿El Gobierno o la UE?
–Gran parte de la normativa industrial o medioambiental viene de la Unión Europea y mucha de esa normativa la traslada el Gobierno de España y en algunos casos la incrementa. Luego está toda la normativa laboral y la fiscal. Al final, lo que nos ocurre, es que tenemos en España un millón de páginas de boletines oficiales al año. La racionalización siempre está en boca de todo el mundo y es necesario bajar las cargas burocráticas. Parece que desde la UE ya se están dando cuenta de que con este sistema nos estamos pegando un tiro en el pie.
–¿El empresariado masculino está preparado para una presidenta?
–Estamos entre los cinco países del mundo con mejores indicadores en materia de igualdad dentro de la empresa. Llevo 14 años como presidenta en Valladolid y también aquí hay más hombres que mujeres votantes;pero en ningún momento eso ha supuesto ningún problema porque, al final, los empresarios somos muy serios y se votan proyectos.
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