Explanada en el interior del cementerio donde se encuentran las tumbas masónicas. R. Gómez

El cementerio masónico de El Carmen que desafió un decreto franquista

Los enterramientos sobrevivieron a la represión franquista y se encuentran en una explanada muy deteriorada

ana G. Barriada

Jueves, 31 de octubre 2019, 07:19

Cuando uno visita el cementerio municipal del Carmen se encuentra con una imagen curiosa. Lejos de los grandes mausoleos donde descansan José Zorrilla, Miguel Delibes o Rosa Chacel, destaca una pequeña explanada, de suelo árido y aspecto descuidado, donde reposan alrededor de una docena de ... escuálidas columnas y finos mástiles sobre los que se asientan triángulos sin nombre y oxidados. Pero pocos saben que este rectángulo, que desentona con la grandeza del resto del cementerio, es un lugar prácticamente único en España. Desatendiendo un decreto franquista, Valladolid es una de las pocas ciudades que, aunque descuidado y casi en el olvido, conserva un cementerio masónico y civil. Su historia arranca el 21 de diciembre de 1938, cuando Franco decreta la eliminación de los símbolos masónicos de todos los camposantos de la zona nacional. Al término de la guerra, la orden se extiende al resto del territorio: las pirámides, columnas, escuadras y compases, símbolos indiscutiblemente masónicos, desaparecen de los cementerios españoles. Pero ya sea por desconocimiento, desidia o incompetencia, la pequeña explanada, por entonces aledaña al cementerio sacralizado y que tras la dictadura se incorporó al del Carmen, mantuvo estos símbolos convirtiéndose en un espacio casi único en España.

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«Es muy raro y curioso que en Valladolid no se acatara este decreto franquista, pero gracias a ello queda constancia de estos enterramientos civiles, donde descansan desde masones hasta suicidas, evangelistas o agnósticos», explica Juan Antonio Espeso, Venerable Maestro de la Logia Indivisible de Valladolid.

Aunque es imposible conocer la identidad de las personas enterradas, ya sea por la eliminación de sus nombres, el deterioro de las placas o la falta de información, Julio de Benito, Venerable Maestro de la Logia Hermes Amistad, señala que todos ellos datan del siglo XIX. Y es que la masonería, sociedad secreta de creencia basada en la búsqueda de la verdad a través de la filosofía y estructura jerárquica que se estructura en la fraternidad entre sus miembros, los cuales se agrupan en logias y hacen uso de ritos y signos emblemáticos, ha estado tradicionalmente perseguida por la Iglesia católica. Una persecución que con la Guerra Civil y la dictadura franquista no hizo sino aumentar. «Las tumbas de los masones, desde 1936, son las cunetas y las fosas comunes», afirma Julio de Benito, quien recuerda que «los masones también fueron represaliados del franquismo y en Valladolid se ejecutó a los 30 miembros de la logia».

Julio de Benito rodeado de los símbolos de la logia en el camposanto. R. Gómez

Destrucción de símbolos

Poco se sabe de la historia de la masonería en la ciudad, ya que durante la dictadura franquista toda la información al respecto –escasa de por sí– se llevó al archivo de Salamanca. Óscar Rivero, autor del libro 'Las Honras Fúnebres Masónicas', asegura que la destrucción de símbolos y la profanación de las tumbas masónicas se produjo en todos los cementerios del territorio nacional, ya fuera «a base de mallete y cincel, dejando el resto de inscripciones en la lápida o, en el peor de los casos, eliminando las lápidas completas dejando huérfanas de nombre las tumbas».

Todo ello convierte este rincón del cementerio del Carmen en un lugar único que, a pesar de su exclusividad, se encuentra «completamente deteriorado», asegura Julio de Benito. Una afirmación que refrenda Juan Antonio Espeso, quien sostiene que «el camposanto está absolutamente abandonado, y lo único que se puede hacer es un esfuerzo por dignificarlo, para que deje de parecer un recinto extraño». Hasta que esto ocurra, los estandartes que sujetan los triángulos que en el pasado contaban con el ojo en su interior, las columnas y los obeliscos típicos masónicos descansarán sin flores ni recuerdo en la pequeña explanada.

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