Secciones
Servicios
Destacamos
La idea surgió hace justo un año, después de celebrar el Día de Todos los Santos de una forma «sencilla» en la iglesia de la Sagrada Familia de Valladolid. David Hernández, el promotor de la iniciativa, quería englobar a «toda la parroquia», hacer algo «todos ... juntos», como comunidad, para explicar la solemnidad cristiana del 1 de noviembre y «desterrar el concepto que hay en general de santurrón».
Así que planteó al párroco, Alfonso, poner en marcha una obra de teatro que implicara a todos, mayores y pequeños. La respuesta del sacerdote fue inmediata: «adelante», por lo que Hernández comenzó a escribir una obra teatral que representaron se representó este miércoles ante 300 personas. «La idea de la obra era decirles a los niños que las pequeñas cosas del día a día son realmente las que te hacen santo, apartarnos un poco de lo que estamos viviendo en los últimos años, que parece que esta festividad que tenemos ahora es solo Halloween», apunta David Hernández, al tiempo que considera que «el problema que tiene Halloween» está asociado a lo que él denomina «cultura del feísmo».
«Son zombies, gente llena de heridas, de sufrimiento, las caras son feas… Y nosotros lo que queríamos era decirles a los niños que la muerte no es esto, que cuando uno muere no está demacrado, sufriendo o pasándolo mal, sino que en realidad cuando uno fallece está feliz porque al fin y al cabo cuando uno muere va al cielo», continúa.
La obra, a la que asistieron unas 350 personas, de las que aproximadamente 250 serían niños, giraba en torno a un santo llamado Carlos Acutis, fallecido en 2006. Cuando muere, Carlos llega al cielo y mantiene una serie de conversaciones con San Pedro sobre qué es ser santo. Es en ese momento cuando San Pedro, discípulo de Jesús de Nazaret, le muestra en qué consiste la santidad a través de todos los santos. «Aparecen, por ejemplo, San Francisco de Asís y la madre Teresa de Calcuta, y cuando Carlos los conoce no considera que deba estar entre esos santos», cuenta Hernández.
Noticia relacionada
Así, «poco a poco», conforme conoce a los diferentes santos y sus destrezas, Carlos va siendo consciente de por qué estaba ahí. Que no consistía en «hacer cosas grandes, sino tener a Dios siempre presente, el primero». «Al final, descubre que él si que ha hecho eso. Carlos Acutis ayudaba a los pobres que tenía cerca, tenía a Dios siempre en la mente… Y sin hacer cosas como muy grandilocuentes, al final sí que era un acto de santidad», justo antes de anticipar que les gustaría que esta representación tuviera vocación de permanencia y llegara a otros puntos. «Podemos hacerlo sin ningún problema. Al final, una vez lo monta, ya solamente es ir perfilando y retocando algunas cosas», concluye David Hernández.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.