El dron, el último aliado de la Policía en Valladolid para cazar botellones

Por eso el cuerpo municipal ha decidido que estas fiestas llenas de aforos eran una buena oportunidad para probarlos por primera vez en el control de botellones y aglomeraciones. «Los utilizamos como herramienta preventiva, son para vigilar no para denunciar», apunta el oficial, José Bravo, desde su posición en el Real de la Feria. Sin moverse de ese punto puede controlar todo lo que ocurre en el interior del recinto y, si lo desea, acercarse a echar un ojo al ritmo de vacunación en el Delibes.

«El radio de acción es de 500 metros, con una posibilidad de hacer un vuelo extendido con otro observador que permite doblar la distancia hasta el kilómetro», explica. A través de un monitor integrado en el mando que controla el dron pueden ver en momento real todo lo que capta la cámara, que también se sirve de imagen térmica. Es esta función la que les permite ver con más claridad por la noche y buscar posibles botellones. Si los encuentran, la acción pasa a una patrulla terrestre que se acerca a la zona afectada y dispersa la concentración. Aquí sí habría multas para los participantes.

«A nivel administrativo la identificación que cuenta es la que hacen los agentes a pie de calle, la imagen que captamos es legal como prueba, pero no podemos exponer información personal», asevera Bravo. La Ley de Protección de Datos les afecta como a cualquier otro usuario de esta tecnología y, según explica, «cumplimos con todos los parámetros». La regulación tampoco les permite volar a una altura superior a 120 metros y también ven limitada su acción por las características del propio dron, que tiene una autonomía de media hora.

Las actuaciones que realizan son tanto preventivas como reactivas. Las primeras, de forma rutinaria, se hacen para evitar los botellones y aglomeraciones. Las segundas tienen lugar cuando un vecino les llama porque, en estos casos, creen que hay una reunión con demasiada gente en una zona determinada. «Aquí sí vamos acompañados de una patrulla. Nosotros hacemos de avanzadilla para ver cómo esta la situación y si vemos necesaria la actuación de los compañeros se lo hacemos saber. Si creemos que no es necesario o que era una llamada errónea lo comunicamos y así evitamos desplegar tantos recursos humanos», puntualiza.

Precisamente es este uno de los motivos por los que el uso de los drones será algo habitual una vez finalicen estas fiestas. Ya se utilizaban en los meses previos para dar apoyo a algunas concejalías y otros cuerpos municipales, como los Bomberos, pero su uso para controlar botellones ha llegado para quedarse. «Tenemos en mente varias campañas y los mantendremos durante los fines de semana y en días festivos», señala el oficial. Además, la efectividad que esta tecnología ha dado a la Policía Municipal también plantea la posibilidad de ampliar estos dos patrullas e incluso adquirir más equipo.

El primer fin de semana de estas fiestas marcó el punto más alto del uso de los drones, pero con el paso de los días el efecto preventivo que tienen hace efecto incluso antes de echar a volar. «Por la repercusión que han tenido no hemos vuelto a ver botellones», comenta Juan Carlos, otro de los agentes que integran la unidad. A ello también ayuda la propia estructura del dron, equipado con dos linternas pequeñas pero potentes. «Con ellas conseguimos dispersar las aglomeraciones sin necesidad de hacer nada más», finaliza el agente.